En la previa del encuentro que enfrentó a Bélgica y Japón en el Rostov Arena, estaba más que claro el hecho de que las apuestas se inclinaban por un seleccionado europeo que en la fase previa había demostrado sus credenciales.
Sin embargo, los belgas se enfrentaron a algo más que un conjunto que clasificó a la instancia por la vilipendiada regla del "Fair Play". Japón, con transiciones rápidas, puso a prueba en reiteradas ocasiones a un Thibaut Courtois que respondió en el primer tiempo.
Casi todo estaba poniéndose en contra de los europeos, que contaban con un Romelu Lukaku perdido y solitario ante una cerrada defensa nipona, y sobre todo cuando a los 48', Genki Haraguchi aprovechó una desinteligencia en la franja derecha para poner el 1-0.
Pero no sería todo. Sólo cuatro minutos le tomó al elenco asiático dar cuenta de una tardía reacción belga. De hecho, el volante Takashi Inui estuvo prácticamente libre de marca cuando soltó un remate de larga distancia que se coló en un ángulo inatajable para Courtois.
Cuestión de altura
Apurado por el resultado, el DT Roberto Martínez apostó a los 65' por el espigado Marouanne Fellaini y por el extremo Nacer Chadli para buscar balones aéreos y apoyar las labores de Kevin De Bruyne.
Tres minutos pasaron para que, al menos en teoría, el cambio diera resultado. Un balón elevado y dirigido al costado del área japonesa encontró a Jan Vertonghen, que lanzó un cabezazo bombeado que sorprendió al meta Eiji Kawashima, marcando el descuento.
Luego, a los 74', un centro desde el costado izquierdo encontró la cabeza de Fellaini, y por consiguiente, la igualdad que envalentonó a Bélgica.
Japón no quiso ser menos y continuó buscando el arco de Courtois, con poca suerte. Fue en una de esas últimas aproximaciones, al cuarto minuto de descuento, en la que una veloz transición belga recayó en los pies de Chadli, quien concretó un contragolpe que terminó con el tercer gol, el partido y la esperanza japonesa.
Un golpe duro para el técnico del combinado asiático, Akira Nishino, quien luego del partido llevó la voz cantante de la autocrítica señalando que "no creo que haya que culpar a los jugadores: fue mi culpa que hayamos perdido el control del partido y que nos hayan dado vuelta el resultado. Me culpo a mí y cuestiono mis tácticas".
La desolación del estratega japonés se hizo patente, ya que cerró señalando: "Supongo que al final no estuvimos a su altura. Es una lástima".
Martínez: "Fue una prueba de carácter"
El técnico de Bélgica, Roberto Martínez, confesó que el trámite del encuentro ante Japón no lo sorprendió. De hecho, el español fue sincero al reconocer que "eso es lo que pasa en la Copa Mundial". Sin embargo, el adiestrador del conjunto belga no dudó en reconocer la gran capacidad de reacción que tuvo su escuadra, especialmente luego de los ingresos de Marouanne Fellaini y Nacer Chadli, artífices de los tantos que dieron vuelta el resultado en el segundo tiempo. "Esto fue una prueba de carácter para todo el equipo. Te demuestra para qué está capacitado este grupo de futbolistas", sostuvo.