Amelia Rayén Salazar Jorquera. Hija de Camila y Mauricio. Una niña porteña de un año y nueve meses que hoy ya no está con sus padres. El 4 de julio falleció en el hospital Carlos van Buren producto de una neumonía esperando una cama en la UCI.
Su caso hoy le duele a Valparaíso. Cientos de personas lo hicieron patente la noche del jueves, cuando acompañaron a sus padres en una velatón en el frontis de la Posta Infantil. Su familia exige respuestas, como una forma de aliviar su dolor y también porque no quieren que vuelva a ocurrir lo que les tocó vivir.
También en búsqueda de respuestas, el ministro de Salud ha visitado dos veces esta semana el recinto de salud porteño. "Me fui sorprendido y preocupado por las condiciones en que lo encontré", dijo Emilio Santelices tras su segundo recorrido.
"Nos encontramos con un hospital que ha estado abandonado en los últimos años. Abandonado de gestión, abandonados sus trabajadores, médicos y equipos profesionales, y en definitiva, poniendo en situaciones de una atención que no es digna para los pacientes que vienen y recurren al principal hospital de la región", añadió el secretario de Estado.
Equipos dañados, infraestructura en mal estado, planes de mejoramiento inexplicablemente detenidos, son algunas de las "sorpresas" con que se encontró Santelices en el Van Buren.
Para remediarlo, se anunció el aporte a corto plazo de 1.600 millones de pesos y la visita del equipo de inversiones del Ministerio de Salud, que trabajará tratando de ejecutar los proyectos pendientes.
Parlamentarios, el intendente, el seremi de Salud y los gremios han manifestado su preocupación e indignación por la situación que se vive en el recinto porteño.
Es entendible que la solución para un problema que aparentemente es estructural en el sistema sanitario chileno no puede llegar en un par de semanas. También se puede justificar que antes de emitir una sentencia respecto a lo que pasó con Amelia, se debe investigar a fondo el procedimiento para saber en qué se falló.
Pero para los millones de chilenos que se atienden en el sistema público, resulta casi una burla que quienes tienen el poder de cambiar el actual estado de las cosas sigan sin ponerse de acuerdo y abusen del manoseado diagnóstico ese de que "hay salud para ricos y salud para pobres".
Todos lo saben, no hay dos lecturas para lo que sucede.
Mientras tanto, los padres de Amelia Rayén Salazar Jorquera, dicen que su hija no debió morir.