Hacia una empresa más inclusiva y diversa
Gerente de Personas y
Asuntos Corporativos Esval
Actualmente diversidad e inclusión son conceptos que están cada día más presentes en nuestras conversaciones familiares, con amistades o colegas del trabajo, y reflejan una preocupación actual de nuestra sociedad. Estas dos palabras sólo cobran sentido cuando vemos que, tras ellas, hay personas, hombres y mujeres con potencial que buscan, a través de sus oficios, desarrollarse y con ello alcanzar sus sueños.
Desde el mundo de las organizaciones es un imperativo y una exigencia de nuestro entorno hacernos cargo de esta realidad, no solamente como un acto "político", sino más bien potenciando y valorando la incorporación y el necesario cambio cultural dentro de las empresas de ser pluralistas, integradoras y diversas. Por lo que cabe preguntarse, ¿estamos realmente asumiendo el desafío de crear los entornos necesarios, prácticas, procedimientos, políticas, y creando las adecuaciones culturales para que esto ocurra?
La diversidad de la fuerza de trabajo es entendida en países desarrollados como el grado de representación inter-organizacional de personas con diferentes grupos de afiliación y significados culturales, concepto que pretende expandir la pluralidad de perspectivas y experiencias dentro de una organización, y puede servir como un recurso estratégico para asegurar las ventajas comparativas. Desde este prisma, la búsqueda permanente de talentos debe considerar que las diferencias no son una barrera o un problema, sino una oportunidad para enriquecer la cultura, aumentar el compromiso, elevar el clima y, con ello, el desempeño de las organizaciones.
En Chile hemos avanzado con diversas leyes que tienen por objeto asegurar el derecho a la igualdad de oportunidades de las personas en situación de discapacidad, con el fin de obtener su plena inclusión social, asegurando el disfrute de sus derechos y eliminando cualquier forma de discriminación. Esto ha movilizado a las empresas de 100 o más trabajadores a contratar o mantener, según corresponda, al menos al 1% de personas en situación de discapacidad o que sean asignatarias de una pensión de invalidez, en relación con el total de sus trabajadores, así como también muchas han tenido que iniciar la adecuación de sus instalaciones.
El cumplimiento de la ley es el desde. Fomentar la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo depende de la voluntad de los empleadores y sus colaboradores, pero no lo podemos hacer como un acto de cumplimiento; debe reconocerse el valor de las diferencias en una organización y el respeto de éstas.
El desafío de las empresas debe ser anticiparse a la contingencia con la inclusión en el trabajo y entender la diversidad en su acepción más amplia, permitiendo la incorporación efectiva de personas con cualquier diferencia, tal como la orientación sexual, religión o creencias, origen étnico o social, género, edad, como también cualquier tipo de discapacidad, que permitan desarrollar una cultura en donde las diferencias sean parte del desarrollo de las organizaciones.
Somos una región geográfica y culturalmente diversa, y nuestro desafío es que esa diversidad se refleje también en nuestras empresas. Es una oportunidad para aprender desde la diferencia, generar valor compartido y hacer que la inclusión social esté en el corazón de nuestras organizaciones. ¿Qué tal si nos planteamos como meta que la Región de Valparaíso sea la más inclusiva del país?
Jaime Henríquez F.