Un equipo de científicos chilenos está trabajando en la construcción de una retina computacional, capaz de imitar el ojo de un roedor. El proyecto es codirigido por el biólogo computacional Tomás Pérez-Acle, y el neurocientífico Adrián Palacios, ambos investigadores del Instituto Milenio Centro Interdisciplinario de Neurociencia, de la Universidad de Valparaíso (CINV).

La iniciativa es financiada por la Oficina de Investigación de la Fuerza Aérea de USA (AFOSR) y cuenta con el apoyo de la principal fábrica de circuitos integrados, la estadounidense INTEL. Dicha empresa espera producir un robot capaz de superar la barrera mítica de la cibernética, llamada "prueba de Turing". Este órgano computacional podría tener aplicabilidad en el campo médico, con la esperanza de ser utilizada en personas que han sufrido daño en este tejido de su globo ocular.

Pérez-Acle, también investigador de la Fundación Ciencia para la Vida, está encargado de producir los programas de inteligencia artificial que imitarán el comportamiento de la retina de un roedor de origen chileno: el Degus. El investigador señala que la retina es parte del cerebro y, por tanto, lo que está desarrollando con su equipo es la imitación de su funcionamiento. "Cuando el cerebro procesa imágenes, éstas pasan primero por la retina. Luego, dicha estructura las transfiere al tálamo y de ahí éste las comunica a la corteza. Esa línea de procesamiento la conocemos de hace mucho rato, pero hoy también sabemos que la retina procesa las imágenes: las codifica de forma que el cerebro las entienda de manera óptima y con alta eficiencia. En términos generales, la retina se dedica a encontrar patrones que son relevantes para definir la imagen".

La innovación tecnológica sigue el concepto desarrollado por el matemático inglés Alan Turing, según el cual se podría llegar a un grado de evolución de los sistemas automáticos que pudieran establecer un diálogo con los humanos de modo que fuera imposible para éstos reconocer que se encuentran en contacto con una máquina.

Cristián Rodríguez F.

Nada de fácil le ha resultado al municipio de Quilpué concretar uno de sus más ansiados proyectos: habilitar el edificio de la exfábrica de Carozzi -ubicado en el sector norte de la ciudad- como su nueva casa consistorial.

A diferencia de lo que suele ocurrir en iniciativas de similar envergadura, esta vez las dificultades no han pasado por problemas financieros, sino que por inconvenientes con las licitaciones (la primera fue declarada desierta) y porque una de las empresas que se adjudicó el proyecto abandonó en noviembre de 2017 las obras que estaban diseñadas para volver a acondicionar el edificio.

Lo anterior motivó a que la municipalidad cancelara este y otro contrato que la constructora mantenía para hacerse cargo de un moderno complejo de piscinas en la Villa Olímpica, provocando que ambas iniciativas volvieran a sufrir nuevos retrasos.

Después de más de siete meses de lo ocurrido, y cumpliendo con lo que señaló en esa oportunidad la alcaldesa (s) Claudia Espinoza, el municipio decidió abrir una nueva licitación para habilitar la exfábrica de Carozzi, cuyas obras llevaban cerca de un 50% de avance cuando se canceló el contrato.

Para esta oportunidad, se dispuso de casi $ 1.300 millones (fondos municipales) para concretar todas las obras restantes, que tienen relación con las instalaciones sanitarias y eléctricas, obras de pavimentación y la habilitación de sistemas de climatización y aguas lluvia en el edificio.

De acuerdo a los documentos que figuran en la página de Mercado Público, el primer piso de la exfábrica se destinará para las actividades más públicas, donde se incluirá la alcaldía, la secretaría municipal y parte del Departamento de Administración y Finanzas. En el segundo piso, en tanto, se ubicarán las unidades de Control y Jurídico, mientras que en el tercer nivel estarán las demás dependencias municipales.

El proyecto también considera estudios de mecánica de suelo, eficiencia energética y de tránsito y accesibilidad, donde se propuso modificar el sentido a algunas calles y destinar recursos para el repintado de cruces peatonales y adquisición de nuevas señalizaciones.

Para el concejal Renzo Aranda (DC), la nueva licitación pública "era algo que estábamos esperando hace mucho tiempo, puesto que este es un sueño muy anhelado por el municipio y toda la ciudadanía".

Sin embargo, el edil aseguró que la preocupación que mantiene apunta justamente a las bases de la licitación. "Aquí se tiene que ser mucho más riguroso que la vez pasada, donde se cometieron algunos errores como lo arrojó el informe de la Contraloría (ver recuadro)". "Lo que esperamos es que los profesionales hayan tomado nota para salvaguardar que la licitación cumpla con todos los requisitos y que se pidan todos los antecedentes necesarios para poder establecer si una empresa es solvente económicamente o no", sostuvo el concejal Aranda.

Según el cronograma, la apertura económica se realizará el próximo 16 de agosto. En cuanto a los plazos de las nuevas obras, este Diario solicitó mayores antecedentes al municipio. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición no atendieron a los requerimientos.

"A las empresas se les debe pedir todos los antecedentes necesarios para establecer si son o no solventes económicamente"

Renzo Aranda, Concejal de Quilpué"