"Vivimos en un mundo sistemáticamente cínico, pero a los jóvenes se les perdona que sean idealistas"
La saga de "El Señor de los Anillos" fue una de las primeras lecturas que el chileno -de actuales 30 años- Exequiel Monge Allen tuvo en sus manos cuando apenas tenía 7 años.
Aquel hecho -que para muchos pudiera ser insignificante- gatilló que aquel niño comenzara a escribir su primera novela histórica: "El Arpa de Niebla", la cual terminó a los 14 años, para luego comenzar un segundo escrito titulado "Nuestro Reino en la Tierra", el cual contaba la persecución de los cristianos en el siglo XVII, en Japón.
Sin embargo, aquel segundo trabajo nunca lo finalizo y decidió volver al mundo de fantasía que J.R.R. Tolkien había hecho surgir en él, incentivado también por su madre, de quien heredó, además, el gusto por el ocultismo y la religión, el medioevo y el mundo celta.
Las memoriasDe esta manera, en 2016 debutó con el primer libro de la trilogía "Las memorias del juramento", el cual se denominó "Las cenizas del juramento", proyecto en el que decidió adoptar el seudónimo de Joseph Michael Brennan. ¿La razón? El escritor también es licenciado en Historia y magíster en Lengua y Literatura Irlandesa Medieval, razón por la cual quiso separar su faceta académica de la literaria.
"El día de mañana, quería evitar que alguien googleara mi nombre y le saliera una ensalada de artículos científicos mezclados con novelas de fantasía", declaró el escritor, que ahora reside en Irlanda, en enero de 2017 en una entrevista realizada por la fundación "La Fuente".
Tras dos años de escritura, Exequiel -quien adoptó el seudónimo "Joseph Michael" producto de su interés en el cristianismo: San José y el arcángel Miguel- hoy se encuentra presentando el término de la saga, cuyo segundo título es "El Príncipe de los Cuatro Vientos" (diciembre, 2016), seguido por el tercer tomo, "La Sangre de los Dioses".
- Tengo entendido que escribir viene de tu adolescencia, pero ¿en qué momento pensaste que era posible embarcarte definitivamente en hacer esta trilogía fantástica?
- Yo escribí mucho cuando estaba en la enseñanza media: terminé una novela histórica, y dejé otra inconclusa (con varias versiones). Dejé de escribir para dedicarme 100% a mis estudios de historia, pero fue por este mismo camino que volví a sentir la necesidad de escribir literatura. El momento preciso, creo, fue cuando estaba haciendo mi práctica de pedagogía y necesitaba con urgencia una forma de "fuga" para no hundirme en la rutina del colegio. Elegí la alta fantasía por sobre la novela histórica, porque no me requiere investigar, cosa que hago de sobra en mi "otra vida".
El rol de historiador
- ¿Qué fue para ti lo más complejo de desarrollar para esta historia?
- La fantasía para mí es un género sagrado. Creo que ocupa entre sus lectores un lugar parecido al de los mitos y las religiones. Por eso escribir fantasía, para mí, es algo extremadamente delicado. Hay que saber decir lo que uno cree en lo más profundo, porque hay que saber comunicar la propia experiencia épica. Para mí, la "buena" fantasía es la que despierta el deseo heroico en el lector y esto no es fácil. No es un género superficial.
- Al ser historiador, ¿sientes que sirvió de alguna manera para desarrollar la historia de Tahmuz?
- Desde luego. La historia es, en el fondo, una narración: una gran obra de literatura colectiva que logra ser sumamente verosímil. Y la verosimilitud es importante también en la ficción. Creo que el ser historiador me ha ayudado a darle a los libros una cierta complejidad, una cierta ambigüedad humana que al final se disfruta.
- Generalmente, la literatura fantástica es más del gusto juvenil. ¿En qué aspectos de la construcción del relato consideras a las nuevas generaciones? Me refiero a los escenarios, por ejemplo.
- Me permito decir algo antes: Tolkien, que para mí es un referente primordial, decía que la relación entre fantasía y juventud es puramente accidental: no es que la fantasía sea un género para jóvenes, sino que hoy son los jóvenes quienes se interesan por la fantasía.
- ¿Por qué?
- Mi teoría es que vivimos en un mundo sistemáticamente cínico, pero a los jóvenes se les perdona que sean idealistas o épicos por un rato. Ahora, ¿en qué aspectos considero yo más a las nuevas generaciones? En aquellos que están más cerca de la épica cotidiana de la juventud (por ejemplo: género y sexualidad, raza, migración, encuentro intercultural, proyecto político…).
la baja fantasía
- ¿Estás escribiendo una nueva saga?
- Ciertamente tengo ganas de escribir más literatura y estoy lleno de ideas. Pero, por el momento, me debo completamente a mi tesis doctoral. En todo caso, como he dicho por ahí, tengo ganas de incursionar en la "baja fantasía" (aquella que se ambienta en el mundo real incluyendo en él elementos mágicos, como Harry Potter).
- ¿Te gustaría incursionar en la novela histórica como, por ejemplo, una historia de los celtas?
- Lo cierto es que no. Por un lado sería el único tema del que me atrevería a escribir una novela histórica, porque soy muy maniático con los detalles, y es el único tema en el que realmente me manejo. Pero, por otro lado, es muy delicado para un historiador el dar ese paso. ¿Hasta qué punto usaría la literatura para comunicar mis teorías? ¿Me atrevería a decir en la ficción cosas de las que no estoy seguro en la realidad? En fin, la respuesta es, por ahora, que no tengo ganas de escribir novela histórica.
"La historia es, en el fondo, una narración, una gran obra de literatura colectiva que logra ser sumamente verosímil. Y la verosimilitud es importante también en la ficción""
"Hay que saber comunicar la propia experiencia épica. Para mí, la 'buena' fantasía es la que despierta el deseo heroico en el lector y esto no es fácil. No es un género superficial""
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Relata la vida de un viaje que me ha dado una gran señal. En el fondo, vengo a prometer el secreto de la felicidad"
Stefan kramer, humorista, por su nuevo show "¡Autoayuda!"