"Es una aberración decir que un embrión y una persona tienen el mismo valor jurídico o social"
Las cifras más conservadoras hablan de 30 mil abortos al año, pero según el doctor Ramiro Molina, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, cada año en el país se producen entre 100 a 50 mil. Una realidad, señala el senador Guido Girardi , dramática "porque para una mujer hacerse un aborto no es como ir a la peluquería".
La situación, subraya, es un tema de principios. Eso lo llevó a dar a conocer el miércoles, que coincidió con la sexta marcha feminista, un proyecto de aborto libre que ingresará mañana martes al Senado.
-¿Por qué presentar un proyecto de aborto libre tomando en cuenta que aún hay complicaciones para aplicar el de tres causales?
-Porque la sociedad chilena tiene que avanzar en materia de derechos de la mujer. Es una sociedad con profundos resabios machistas, que la discrimina y que la ha asociado siempre con un rol monopólico y exclusivo de la reproducción; su sexualidad siempre ha estado atada de una manera excesiva a la reproducción. Por eso que la mujer obtiene el derecho a voto tardíamente recién en la década del 50 y tardíamente adquiere otros derechos como el divorcio, el acceso a métodos anticonceptivos y de hecho los sectores conservadores y la Iglesia se oponen a la educación sexual y se oponen al condón que no es abortivo. Yo mismo hice una campaña en los 90 para salvar a la gente del sida y la Iglesia hizo una campaña de no usar condón porque no era 100% seguro y los canales católicos, el 13 y el entonces Mega, no pasaban las campañas para no mostrar condones. Luego la derecha intentó impedir la píldora del día después y la T de cobre recurriendo al TC. La propuesta busca liberar a la mujer de la reproducción como una atadura, y que la mujer nunca más vuelva a estar interdicta desde el punto de vista de su sexualidad, que sea ella la que resuelva: los métodos que usa, si acepta o no una relación sexual, si acepta o no la inseminación de un óvulo en su cuerpo. Eso para mí es intransable.
-Para otros es intransable interrumpir un embarazo.
-Si una mujer quiere tener un embarazo, la sociedad debe acompañarla porque es maravilloso tener un hijo deseado, y yo mismo, contra la opinión de la Iglesia, apoyé la fertilización asistida en mujeres que no pueden tener hijos y quieren tenerlos. Pero en este otro tema se produce una absoluta discriminación porque cuando las mujeres quedan embarazadas no lo hacen solas y el hombre sí puede abortar al desentenderse de la relación y del hijo. Jamás una mujer debe perder su derecho a tomar decisiones, nunca puede estar interdicta, y una mujer sólo puede ser madre si así lo quiere. Ahora, la interrupción del embarazo no puede ser un método de control de la natalidad, pero no puede ser que una mujer vaya a la cárcel por hacerse un aborto.
-Pero ¿están las condiciones en Chile para impulsar el tema?
-Yo mismo planteé el matrimonio igualitario en 1995, cuando era inviable, y di la lucha por el divorcio con María Antoniota Saa y Adriana Muñoz, y lo logramos; fui uno de los impulsores de la píldora del día después y lo logramos; fue de los que impulsó los primeros proyectos de aborto terapéutico. Uno lo presenté el 2102 y lo perdí, y en el 2017 se aprobó. La sociedad chilena evoluciona y evoluciona más que sus elites. Entonces hay que dar un puntapié inicial porque más temprano que tarde Chile va a iniciar el debate.
-¿Cómo explica que en Chile cueste tanto instalar y avanzar en temas valóricos?
-Porque tenemos una asociación muy estrecha entre una elite y la Iglesia Católica. Una Iglesia que no sólo ha impedido avanzar en esta materia, sino que ha hecho campañas que yo considero criminales contra el condón cuando la gente se estaba infectando de sida. Y ése era el único mecanismo propuesto científicamente para prevenir el sida que en ese tiempo era mortal. Existe un doble estándar en la Iglesia Católica y mire dónde está la Iglesia Católica hoy día. ¿Qué autoridad moral tiene hoy la Iglesia Católica? Ninguna. Lo que pasa es que este mundo conservador no entiende que uno puede profesar una visión valórica, pero el problema no es profesarla sino que el problema es cuando se la quieres imponer al resto. Entonces, hay un sector conservador que presume que hay una supremacía valórica y en nombre de ella habría ciudadanos de primera clase, ellos con los valores correctos, y una segunda clase a la que le quieren imponer estos valores. Es una forma brutal de autoritarismo porque no es que una mujer embarazada esté obligada a hacerse un aborto, el tema es que ella decida y lo que ellos violentan es el derecho humano a decidir. Ahora este proceso no se va a dar desde la elite. Se va a dar desde la sociedad.
-Con una Iglesia Católica en crisis ¿será más fácil debatir el tema?
-Efectivamente ya no tiene el mismo influjo. Creo que la Iglesia Católica vive una crisis profunda de sentido. El gran problema de ella fue su doble discurso y su hipocresía. Por una parte restringir los derechos de las mujeres y por otra, amparar y proteger la pedofilia y el abuso de menores. Pero más allá de eso, tenemos un mundo conservador que quiere seguir apropiándose de la vida ajena. Es un mundo patriarcal, propietario, que tiene una cultura terrateniente de dueño de fundo y que siente que el fundo es más que la tierra, el fundo son los derechos y las conciencias de los otros. Este es un tema de principios. El tema no es si una mujer tiene que hacerse o no un aborto. El tema es que cada mujer tome su decisión libremente y que esa decisión sea respetada y que nadie sea encarcelado por tomar esta decisión.
-¿Qué le parece que haya tres mujeres y un carabinero herido en la marcha del miércoles?
-Habla del conservadurismo extremo que no sólo piensa que tiene una supremacía valórica, sino que está dispuesto a discriminar e incluso a matar. Eso incuba que o permiten que cada cual tome sus decisiones y de alguna manera propicia reacciones fanáticas.
-En Argentina sí se está debatiendo el aborto libre donde ante la consulta de una senadora, el biólogo señalaba que el aborto nunca es una recomendación sino que es una opción.
-Para mí el aborto es un drama social. Es de una dureza y un sufrimiento profundo para una mujer. Lo que yo quisiera es que no existiera nunca un aborto y que las mujeres y las parejas tuvieran acceso a una educación sexual. Los abortistas en este país son quienes están contra de la educación sexual, contra las jocas, contra el condón, contra la píldora, contra que las mujeres decidan. Los jóvenes están teniendo relaciones sexuales, más allá de que a uno le guste o no.
-¿También se incluye el concepto de aborto eugenésico?
-Esto es sin causales: la única causal es la decisión de la mujer con un plazo de 14 semanas y una consejería obligatoria. No tiene el mismo estatus ni jurídico, ni social, ni emocional un ser humano completo, una persona que tiene historia de vida, sentimientos, conciencia, respecto a un embrión que es un germen de vida. Imagine que hoy se puede hacer una réplica de uno a partir de una célula; entonces habría que proteger todas las células del cuerpo. Es una visión religiosa, mágica, sobrenatural conferirle al momento de la fusión de un óvulo y un espermio una dimensión de alma. Eso es para los que tienen esa visión. Pero es una aberración decir que un embrión y una persona tienen el mismo valor.
"Los abortistas en este país son quienes están contra de la educación sexual, contra la Joca, contra el condón, contra la píldora, contra que las mujeres decidan. Los jóvenes están teniendo relaciones sexuales, más allá de que a uno le guste o no""
"La Iglesia ya no tiene el mismo influjo. Creo que vive una crisis profunda de sentido. Su gran problema fue el doble discurso y su hipocresía. Por una parte restringir los derechos de las mujeres y por otra, amparar y proteger la pedofilia y el abuso de menores""