Complicado y cuestionado por sus supuestos exabruptos y gafes comunicacionales, el intendente Jorge Martínez Durán no la ha tenido fácil por estos días. El doble episodio de contaminación en Quintero y Puchuncaví lo puso bajo el foco del interés nacional, con su figura e imagen presente en todos los medios de comunicación del país y entrevistas en vivo en televisión que lo posicionan dentro de los tres jefes de gobiernos regionales actuales más reconocibles, junto a Karla Rubilar (Metropolitana) y Luis Mayol (La Araucanía). ¿Cuáles son esas salidas e intervenciones tan criticadas por algunos? a) cuando se refirió al descuartizamiento del profesor Nibaldo Villegas ("es un tipo de delito al que no estamos acostumbrado en nuestro país, ni en nuestra región, más bien corresponde a delitos que nosotros vemos en otros países"); b) su tajante acusación contra Enap en los primeros días y su liviana referencia al "polen", cuando hasta el propio Presidente Piñera hablaba de óxido de azufre particulado en referencia a la nube amarilla que cubrió la bahía esos días; c) su denuncia sobre "infiltrados" entre los movimientos sociales de Quintero y Puchuncaví; y d) su emplazamiento público a los parlamentarios de oposición tras su rechazo a la plurianualidad en el tema del sueldo mínimo.

Este último capítulo llevó a la oposición, que no es capaz de ponerse de acuerdo ni para celebrar el aniversario del triunfo del No en el plebiscito, a hacer una presentación a Contraloría Regional por una posible "falta de probidad" al utilizar las cuentas de redes sociales de la Intendencia para criticar el desempeño de los parlamentarios no oficialistas locales en la citada discusión en el Congreso.

El problema, para Martínez claro está, es que su protagonismo ahora debe responder a otras lógicas, como fue la reunión sobre el particular encabezada por el propio Piñera y el ministro del Interior, Andrés Chadwick, el último viernes en el Palacio de La Moneda. ¿Lo hizo bien Martínez? ¿Lo hizo mal? ¿De qué manera puede reforzarse su gestión? En lo práctico, el intendente ha sido -junto a la ministra de Medio Ambiente Carolina Schmidt- el principal blanco de los disparos, no sólo de la oposición, sino también de la petrolera estatal Enap. La suerte del gobierno regional también estará firmemente atada a las próximas encuestas de opinión pública (Cadem de mañana lunes, en particular) que recojan la crisis medioambiental de Quintero y Puchuncaví.

Siendo justos, las principales falencias de Martínez van más por la fragilidad de sus colaboradores -en su gran mayoría instalados por los parlamentarios oficialistas antes que por los partidos-, que por su farragosa gestión política. Por lo mismo, ya es un secreto a voces que los secretarios regionales ministeriales directamente implicados en Quintero (Salud, por el polémico informe y su coma corrida en la medición a Codelco Ventanas; y Medio Ambiente, por su autoexclusión en temas relativos a Enap) están bajo la lupa.