Nueva evaluación psicolaboral inquieta a personal del Sename
REGIÓN. Temen que sea utilizado para desligar a funcionarios actuales. En tanto, director del Refugio de Cristo aseguró que derivación de menores altera hogares.
A menos de cuatro meses de que finalice el año y comience la recta final para habilitar los nuevos hogares que reemplazarán al Cread de Playa Ancha, la Asociación Nacional de Trabajadores del Sename (Antrase) nuevamente acusó una desinformación respecto a cuál será el futuro laboral de los funcionarios del centro a contar de enero próximo.
Ambas partes se han venido enfrentando desde comienzos de año, cuando la anterior administración anunció que iniciarían un proceso de cierre del centro playanchino. Según han comentado diferentes dirigentes -agrupadas a través del Frente Nacional de Trabajadores del Sename-, hasta ahora no saben quiénes serán los funcionarios que integrarán los cuatro nuevos recintos en la región. De lo que sí fueron informados -agregaron- fue de la implementación de una evaluación psicolaboral para definir los nuevos cupos, lo cual fue duramente rechazado.
"No existe una negativa por parte de los funcionarios a ser evaluados. La preocupación y negativa actual es querer utilizar una nueva evaluación psicolaboral en funcionarios que ya pasaron por un sistema así para ingresar, que son evaluados trimestralmente y que, tal como lo mencionan los informes y diagnósticos nacionales e internacionales, están bajo un constante estrés y desgaste con turnos extensos", cuestionó el presidente regional de la Antrase, Jorge Borreda.
El dirigente explicó que al momento de ingresar al servicio ya se someten a una evaluación de este tipo, por lo que consideró que al agregar una nueva prueba lo que se busca es remover a los actuales funcionarios. "Una evaluación psicolaboral será sesgada, y es ahí la preocupación de querer utilizar este proceso para sacar personas que han cumplido con todas las exigencias para estar", sostuvo Borreda.
"El sistema debe mejorar, pero no a costa de estas personas, las que no han incurrido en situaciones irregulares, porque si no ya estarían fuera del servicio", insistió el dirigente, quien no descartó que la tensión por parte de los funcionarios pueda aumentar si es que no tienen prontas novedades.
"Las movilizaciones hoy sólo incluyen trabajo en documentos, asambleas y consignas en los centros para mostrar la realidad a la comunidad. Pero es en escalada, y dependiendo de las resoluciones no descartamos movilizaciones más fuertes", advirtió Borreda.
Para la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, es vital que los trabajadores de los nuevos servicios y hogares tengan las competencias para atender a los menores. "Le he solicitado expresamente al Sename que se generen perfiles técnicos que de verdad sean capaces de entender que las personas, sean profesionales o funcionarios que se desempeñen en el cuidado y atención de manera directa de los menores institucionalizados, tengan no sólo conocimiento, sino que también las competencias y habilidades necesarias para poder abordar esta temática", indicó.
En esa línea, la abogada sostuvo que los nuevos protocolos también deben incluir procesos de seguimiento y evaluación periódica "que vayan determinando que efectivamente esos funcionarios mantienen vigentes las competences y los conocimientos que se requieren".
Pero no sólo los funcionarios han demostrado su molestia con el servicio. El director del Refugio de Cristo, Padre Enrique Opaso, también lamentó las últimas decisiones adoptadas por el organismo. Específicamente, acusó una excesiva derivación de menores a los centros que administra la institución. Y si bien aseguró que siempre serán atendidos, reconoció que "no estamos capacitados económicamente para tenerlos a todos".
"Por mí atenderíamos a todos los que pudiéramos, pero recibir a un niño que tiene complejidades en un hogar donde hay menores que no las tienen, alteran todo el diario vivir de ese centro. Con una decisión así, además, vulneramos de nuevo a ese niño porque no podemos darle lo que merece al no tener los recursos necesarios", dijo Opaso, agregando que "si no les damos a los menores lo que requieren, es otro abuso y otra vulneración más".
El director del Refugio, incluso, advirtió que sus hogares podrían asimilarse a lo que es una cárcel. "Han llegado niños con consumo habitual de drogas que no pueden estar con otros menores. Entonces estamos transformando el hogar en otra cárcel, porque tenemos que tener un pabellón cerrado para que no se mezclen con los niños más chicos o más sanos", indicó el Padre Opaso.
"Hay que salir a la calle con un tarrito"
Además de la derivación de menores, el padre Opaso criticó que a la fecha el Gobierno "aún no ha cumplido con sus promesas de campaña que lanzó con tanta fuerza", como aumentar la subvención de los organismos colaboradores en un 25% durante este año. "El año pasado la gestión del Refugio de Cristo costó $1.800 millones. De esos, el Estado colocó cerca de $600 millones. Entonces, la diferencia la tuvimos que suplir en base a la caridad con un tarrito en la calle. Y no hay nada más indigno que tener que salir a la calle. Los derechos de los niños no se pueden cubrir con la caridad", dijo el director.