Volviendo a la piscina para cerrar un ciclo
NATACIÓN. Tras casi once meses suspendido por doping, el nadador viñamarino fue absuelto luego que la muestra B saliera negativa, pero su futuro es incierto.
Lejanos, como un recuerdo borroso y difuso, parecen esos días en los que Felipe Tapia tuvo la oportunidad de competir ante los mejores nadadores del mundo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Poco más de dos años han pasado desde aquel entonces, cuando con 21 años el viñamarino saltó al agua para nadar en los 1.500 metros libres.
Hoy el futuro de Tapia es incierto producto del calvario que vivió durante casi 11 meses, luego de que a fines de noviembre del año pasado fuera notificado que el control antidopaje que le habían tomado cinco meses antes dio positivo por presencia de Androstenediona, una hormona esteroide que potencia la producción de testosterona y masa muscular.
Al menos ahora el nadador está mucho más tranquilo: el tiempo le terminó dando la razón. El pasado 10 de octubre, después que la muestra B fuera revisada en un laboratorio de Barcelona, finalmente no se pudo encontrar la sustancia por la que se le acusaba de dopaje, siendo notificado que quedaba absuelto y se alzaba la suspensión provisional que recaía en su contra.
"Yo estaba seguro, ni siquiera dudé en algún momento si es que había tomado algo o no. Sabía que no era así. Fue súper frustrante. Lo pasé súper mal en los primeros meses, porque sabía que me estaban culpando de algo que no era, y no hay nada peor que te culpen de algo que no hiciste", confiesa Tapia.
Uno de los aspectos que más le molestó en todo este tiempo fue que lo metieran injustamente en un saco que seguramente lo marcará para siempre. "Eso es lo que más me da lata, que por más que se haya solucionado, de cierta manera mi imagen sigue ensuciada. Después de esto es difícil que se recupere. Nunca va a estar totalmente limpia mi imagen", se lamenta.
Y ni hablar de los costos que esto implicó para su carrera. "Esto ya me paró un año, pregúntale a cualquier deportista de alto rendimiento qué pasa si uno para un año. Creo que para llegar al alto rendimiento, además de la destreza, uno tiene que tener constancia. Para un nadador parar dos semanas ya se siente, imagínate un año. Es mucho lo que uno pierde", agrega.
Pero Felipe Tapia no quiere que su caso pase inadvertido, busca que sirva de ejemplo para que nunca más vuelva a ocurrir. De hecho, mandó a hacer pruebas de ADN a cada muestra para determinar si efectivamente eran suyas, ya que son muy pocos casos a nivel mundial en los que la muestra A y B difieren tanto como le pasó al nadador viñamarino. Una hipótesis es que la muestra A se contaminó en Francia, en el laboratorio de París donde fue analizada.
"Lo que salía en la muestra A no tiene nada que ver con la B. Claramente un error. Hay que empezar a investigar para saber bien lo que pasó y que no le pase a otro deportista. No puede haber errores. Un deportista con doping es casi como una pena de muerte. Lo que yo viví no se lo doy a nadie", explica.
La indefensión a la que se ven sujetos los deportistas es otro elemento que a Tapia le genera ruido. Al principio nadie sabe cómo actuar, y después entran en juego los costos asociados entre abogados, viajes y exámenes. "¿Qué pasa con el deportista que no tiene los recursos, no tiene cómo defenderse? Es muy injusto, porque ahí entra a valer otra cosa: el dinero. La defensa de un deportista no se puede ver afectada por eso. No puede ser que un deportista por no tener el dinero para pagar un abogado va a ser culpable de algo", esgrime el viñamarino.
Sus dardos también apuntan a elementos como las dificultades para demostrar su inocencia y la demora en los análisis. "Los procesos deberían ser mucho más rápidos. Yo me perdí mundiales, sudamericanos y varias cosas más, pero si me hubiera perdido unos Juegos Olímpicos es otra cosa", sostuvo.
Con la certeza de alguien que va de frente con sinceridad, Tapia se toma con calma su futuro deportivo mientras estudia ingeniería civil en la PUCV, consciente que quizá nunca pueda recuperar el tiempo.
"Dejé de nadar porque me afectó mucho emocionalmente. Traté de alejarme un poco y concentrarme en los estudios. Pero ahora estoy eufórico y quiero volver a ser lo que era antes, pero eso lo tengo que evaluar con mucha calma, no quiero volver y que sea un regreso forzado que al final no va a llegar a ningún lado", asume el viñamarino, quizá con la resignación de un tipo que por culpa de una negligencia vio truncados sus sueños y su carrera deportiva.
Pese a que no entrenaba ni se metía a una piscina desde que recibió la notificación de dopaje a fines de noviembre del año pasado, apenas fue levantada su suspensión provisional Felipe Tapia volvió a nadar. Fue en el marco de la Liga Deportiva Universitaria, representando a la PUCV en su calidad de estudiante de Ingeniería Civil. "Lo hice como para celebrar, para cerrar un ciclo, que ya pasó la parte negra, y quise descargar todo en el agua. Fue una de las competencias más lindas que he tenido, aparte de los Juegos Olímpicos", dijo tras ganar en 800 metros libres pese a estar muy lejos de su mejor nivel.
El calvario detrás de la injusta sanción que sufrió Felipe Tapia
"Me estaban culpando de algo que no era y no hay nada peor que te culpen de algo que no hiciste"
Felipe Tapia, Nadador viñamarino"
años tiene Felipe Tapia, quien tenía 21 años cuando compitió en los 1.500 metros libres en los Juegos Olímpicos de Río 2016. 23
de noviembre del 2017 la fecha en que el viñamarino fue notificado del doping por la presencia del esteroide androsten. 27
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¿Cómo está Kudelka? Está un poco mal porque perdimos, igual que todos. Pero hay que recuperarse porque ahora viene Everton"
Yeferson Soteldo, jugador de la "U"