Una de las características que mejor distinguen al Instituto de Previsión Social (IPS) es la vocación de servicio público de sus funcionarios y la convicción con la que cada uno hace su trabajo. Eso es lo que se ha visto plasmado en los varios Premios Anuales por Excelencia Institucional (PAEI) obtenidos, pero también a diario e igual de efusivamente en el compromiso con que se realiza la misión que nos encomienda la ley.
El IPS contribuye a la protección social del Estado, entre otras cosas, administrando el sistema de pensiones solidarias y pagando prestaciones sociales ordenadas por ley y/o acordadas por convenios de colaboración.
La relevancia de su quehacer es la que nos ha llevado a generar e implementar medidas tales como salidas a terreno, tanto a domicilios de personas postradas o con problemas de salud, como a localidades rurales y apartadas, que de otra manera convertirían en una tarea titánica para sus habitantes ir a buscar sus beneficios.
Es en este contexto donde surge inevitablemente la figura de los pagos rurales, fundamentales en países como el nuestro, de tan caprichosa geografía.
Por lo pronto, Valparaíso es la tercera región más poblada de Chile, después de la Metropolitana y del Biobío, y si bien más del 92% de la población es urbana, el 8,4% que habita zonas rurales ha motivado el diseño de las siete rutas mapeadas por el IPS para llegar mensualmente a pagar pensiones y acercar la protección social a la comunidad.
En el caso de la Provincia de San Antonio, sólo en la comuna de Santo Domingo hay siete puntos de pago: El Convento, Las Salinas, Bucalemu, Portales, San Enrique y San Guillermo y Mostazal. En la misma provincia están también Lo Abarca, Lo Zárate, El Turco, Chacarilla, Canal de la Magdalena, Cuncumén, El Asilo, El Yeco y San José.
En la Provincia de Valparaíso se cuentan La Laguna, Maitencillo, Horcón, Ventanas, Potrerillos, La Quebrada, La Canela Baja, La Canela Alta, El Rincón, Pucalán, Lo Maquis y Los Maitenes. Y en la de Petorca, la localidad homónima, que se suma a Chincolco y Pedegua.
Lo cierto es que en cada punto de pago rural se revela el espíritu mismo del IPS. En cada uno de ellos, en el marco de un trabajo tan sigiloso como significativo, queda en evidencia un compromiso institucional marcado por el propósito de aproximarse a las personas y de facilitarles la vida, dando dinamismo a espacios y evitándoles tener que trasladarse a las ciudades más cercanas, con los costos en dinero y tiempo que ello implicaría.
Esta tarea se suma al de una oficina móvil que hace lo propio, en una itinerancia que constituye el trabajo más silencioso, relevante, gratificante y quizá más revelador del compromiso social genuino del IPS con la protección social en su sentido más profundo.
Juan Carlos Tapia Espinoza
Director regional del Instituto de Previsión Social