Muchas veces la realidad choca con las buenas intenciones de las leyes. Pretender que los ciclistas usen la calzada de la avenida España en sus viajes entre Viña del Mar y Valparaíso es uno de esos casos. El tránsito por esa vía, a toda hora, es intenso y el respeto a las velocidades máximas es casi una utopía. Así, se pide flexibilizar el uso de la acera para los ciclistas, lo que no está muy claro de acuerdo a la nueva ley que busca la convivencia entre automovilistas, peatones y ciclistas.
Lo que está muy claro es que si la calzada vehicular es peligrosa, aun cuando estuviese demarcada, la actual acera tampoco es segura, ya que carece de protecciones para el caso que un vehículo salga de la pista, frecuente situación.
Con ocasión de la puesta en vigencia de la Ley de Convivencia Vial, el secretario ejecutivo de Conaset, Luis Alberto Stuven, y el seremi de Transportes, Gérard Oliger, dieron a conocer en Valparaíso alcances de las disposiciones que buscan bajar la alarmante cifra de víctimas de accidentes de tránsito en la zona: en un año 141 fallecidos y decenas de heridos de consideración.
Uno de los puntos de la norma refiere a los ciclistas que, salvo excepciones de discapacidad y edad, deben circular por las calzadas y ciclovías, cuando estas existan, dejando las veredas, como lo hacen habitualmente con riesgo para peatones.
En nuestro medio, en que las ciclovías son escasas, el uso de la calzada se debería ajustar a las normas de distancia entre vehículos motorizados y bicicletas y exigir su cumplimiento. Proceden sanciones, pero lo principal es la responsabilidad personal, tanto de conductores como de ciclistas. Estos últimos deben respetar los sentidos de tránsito, emplear protecciones y dejar de lado teléfonos celulares o sistemas que distraen o bloquean la audición.
Por su lado, las municipalidades deben acometer seriamente la creación de ciclovías que den seguridad a los usuarios y estimulen el uso de la bicicleta que contribuye a la descongestión y a la descontaminación, pero que requieren estándares de protección para quienes las emplean.
Con todo, el caso de la avenida España exige una mirada en profundidad: se trata de una de las vías más transitadas del país, con flujos en que se suman locomoción colectiva, transportes de carga y un creciente número de automóviles. La realidad muestra que ni las normas de distanciamiento ni el uso de la acera en esa vía dan plena seguridad a los ciclistas, por lo cual hay que considerar la habilitación de una verdadera ciclovía en que el factor dominante sea, justamente, la seguridad. Y con esas condiciones se daría efectivo estímulo al uso de la bicicleta, dentro de un marco responsabilidad de usuarios conductores y ciclistas.