Margot Loyola y el cachimbo: la danza nortina que la conquistó para siempre
FOLCLOR. Cuando se estrena el homenaje del Bafona en el centenario de la folclorista, Osvaldo Cádiz recuerda su trabajo, sus viajes por Chile y sus vínculos con las comunidades de Tarapacá.
Osvaldo Cádiz, eterno compañero de ruta de Margot Loyola, tiene todas sus expectativas puestas en el homenaje que el Ballet Folclórico Nacional (Bafona) presentará hoy en Viña del Mar, desde las 20.30 horas, por su centenario. El folclorista, docente e investigador recordó el estrecho vínculo que tuvo Loyola con la compañía, desde que fuera fundada por el etnocoreógrafo Rodolfo Reyes.
"Margot participó en muchas obras sobre todo en la primera etapa, fue la profesora que ayudó a los cantantes a emitir bien la voz en esa gran obra que fue 'El grito de la sangre', montada por Rodolfo Reyes", rememoró Cádiz.
Por eso, el profesor no tiene dudas de que el espectáculos "va a ser algo de calidad, como siempre han sido todas las obras que ha montado este ballet folclórico, que según el criterio de Margot era el mejor de Chile".
Buscando las raíces
Margot Loyola recorrió el país de norte a sur, compartiendo con las comunidades y conociendo sus tradiciones. Esto empezó con su hermana Estela, cuando en la década de los '40 interpretaron canciones mapuches.
"Margot empezó a cantar temas estudiados en la fuente de origen y así dio a conocer también los cantos de Isla de Pascua, los cantos aymaras, los licanantai, los de la Patagonia", señaló Cádiz, añadiendo que el género favorito de ella "era la tonada, sobre la tonada del Maule, porque ella decía que era 'cantora maucha, así le gustaba que la llamaran".
Loyola tenía una cercanía innata con las personas, lo que facilitaba las investigaciones en cada lugar de Chile que recorrió y retroalimentándose con ellas, incluso en el momento de registrar y difundir sus descubrimientos. "Margot decía que un canto y una danza están dentro de una comunidad, que tiene una forma de enfrentar la vida, con una función y una ocasión para ellos", indicó Cádiz.
El cachimbo
De todas las investigaciones hechas por Margot Loyola, una de las más importantes fue la del cachimbo, baile típico de las quebradas, valles y oasis de la Región de Tarapacá. Tan grande fue el vínculo de Loyola con las comunidades nortinas que fue declarada hija ilustre de la Comuna de Pica, ubicada al interior de Iquique y una de las cunas del cachimbo.
Osvaldo Cádiz recordó que el primer contacto de la folclorista con el pueblo, fue a través de Alejandro Rivera, que la puso en contacto con una familia piqueña residente en Santiago que practicaba la danza: "Luego viajamos a la zona, por más de cinco años para estudiar esta danza, no solamente en Pica, en Matilla, buscando datos en Tarapacá, en Huarasiña, en muchos poblados. Todo esto después Margot lo va a abarcar en un libro que se llama 'El Cachimbo, danza tarapaqueña de pueblos y quebradas'".
Luego de años estudiando en terreno el cachimbo, Loyola y Cádiz dominaron el baile de la misma forma que sus maestros de campo. "Cuando voy para el norte y hay alguna fiesta en la que están tocando cachimbo, se acercan las personas para bailar y recordar a Margot. Yo de vez en cuando necesito ir a 'cachimbear' al norte", dice el folclorista.
Un Baile que se siente
Según el profesor Cádiz, el cachimbo es uno de los bailes de tierra -que se distinguen de los de salón por su carácter pícaro- con mayor riqueza coreográfica. "Como decía Margot, hay que tener mucho garbo para bailar el cachimbo, hay que sentir la pampa, la atmósfera, el ritmo que te empuja, que te incita a bailar", expresó.
Para ello, lo ideal según el folclorista es apreciar la danza en terreno, con sus cultores naturales, ya que "es muy distinto bailar un cachimbo allá mismo en Pica que verlo bailar en Santiago, porque lo que hacen los conjuntos es una propuesta artística en torno a esta danza maravillosa, en cambio allá es vida y sentimiento".
De hecho, para Cádiz el baile en Pica es distinto al de Matilla, Tarapacá o Mamiña, por nombrar algunos pueblos de la región nortina. "Cada poblado tiene su propia forma de bailar el cachimbo y todas ellas válidas. Hay que conocer todas las formas para poder después hacer una síntesis", señaló.
Una anécdota que se le vino a la cabeza a Cádiz le sucedió junto a Loyola en el poblado de Matilla y les pidieron bailar cachimbo: "Cuando terminamos habían unas señoras que estaban llorando, les preguntamos qué pasó y respondieron que nos habían visto bailar igual que a Regina Bejarano y Rogelio Loayza. Ellos fueron nuestros maestros".
Vivir la identidad
El futuro es auspicioso para Osvaldo Cádiz, respecto de la preservación de la cultura tradicional chilena, gracias al impulso de la juventud en todos sus rincones. "Donde voy me encuentro que la gente joven está ansiosa de buscar de donde vienen sus raíces. Y yo muchas veces les digo que no se esfuercen tanto en buscar la identidad, vívanla y se van a dar cuenta que solas las cosas van a florecer", dice el docente, siguiendo los postulados de Margot Loyola.
Por último, Cádiz llamó al público a presenciar el homenaje del Bafona a la gran folclorista que se estrena en Viña del Mar. "Les va a permitir conocer algunas aristas no conocidas de Margot Loyola, esta mujer que amó a Chile por sobre todas las cosas.
"Margot decía que un canto y una danza están dentro de una comunidad, que tiene una forma de enfrentar la vida, con una función y una ocasión para ellos"
Osvaldo Cádiz, Viudo de Margot Loyola"
horas se presentará en la Quinta Vergara el Bafona con su homenaje a Margot Loyola. La entrada es gratuita. 20.30