P. B.
La Ley de Transformación Digital espera, en lo inmediato, reducir la carga de trámites administrativos y agilizar el funcionamiento de las oficinas públicas.
Apesar de los avances tecnológicos y la presencia de internet, aún dependemos mucho del papel. Como consecuencia, hay un uso muy poco sustentable de ese producto de origen vegetal. ¿Una muestra? En promedio, el 50% de las impresiones que hacemos a diario terminan en la basura y el 20% de ellas ni siquiera tiene un uso concreto (queda en la misma impresora, por ejemplo).
Chile comenzó a tomar conciencia de esta realidad, y hace poco menos de un mes se promulgó la Ley de Transformación Digital (ver recuadro) como parte de los esfuerzos que está realizando el Estado por modernizar sus procesos. Se estima que el Fisco local gasta más de mil millones de dólares anuales por concepto de papeleo, lo que equivale a un 2% de la recaudación tributaria, según el estudio realizado por la empresa MicroSystem para el Ministerio de Hacienda.
"Hoy en día son 600 millones los árboles que se talan anualmente en el país para producir el papel que se demanda, cifra que no es menor. Por lo tanto, el digitalizar la información tiene un impacto directo sobre el medioambiente", comenta Francisco Rivas, presidente de Digital AG, gremio que agrupa a diferentes empresas del rubro tecnológico y que han sido impulsores en el incentivo de una transformación digital en Chile, participando activamente en la normativa que puso en marcha el Estado.
Se estima que el proceso de digitalización impactará a la industria celulosa nacional en cierta medida en un largo plazo, ya que la cantidad de papeles producidos no será la misma, como consecuencia de un menor requerimiento para trámites públicos y privados. Como contraparte, el nuevo escenario no sólo debería tener repercusiones ambientales, sino también para los usuarios, ya que se agilizan las gestiones al evitarles el -literal- papeleo, señala el vicepresidente de Digital AG, Jorge Hess.
"Actualmente el consumo de papel es tremendo, y lo vemos en las boletas de los distintos servicios, los estados de cuenta, periódicos, revistas publicitarias, afiches, volantes, etc. Yo personalmente recibo unos 15 kilos de papel al mes en mi hogar. Y si todo esto lo digitalizamos, nos estaríamos ahorrando mucho papel en el largo plazo", añade Hess.
Transformación
"La transformación digital en Chile va comenzando por optimizar las tramitaciones del Estado a través de esta nueva ley, por ser un gran consumidor de papeles y generador de sistemas burocráticos que requieren a las personas recabar mucha documentación de distintos servicios para hacer un solo trámite, cuando se podría tener toda la información digitalizada para facilitar los procesos. Por ello, hacer un cambio a la gestión documental tendrá un impacto muy positivo en ahorro de tiempo, disminución de Gases de Efecto Invernadero asociado al transporte y producción de papel, entre otros", recalca Rivas.
Según precisa el director de la entidad gremial, Eduardo Villablanca, la nueva normativa constituye el primer paso para hacer de la transformación digital una realidad necesaria, "la cual impulsará cambios y nos presionará a reinventarnos en algunos casos, teniendo más que nunca la necesidad de innovar para no sólo tener un país más eficiente, sino también cuidadoso con el medioambiente".
Jorge Hess, por su parte, recalca que para ir avanzando como país en la senda de la transformación digital se necesita quitarle importancia al papel, tal como se hizo con la factura electrónica, pero hay un tema cultural por derribar, "ya que aún hay empresas y procesos que obligan a documentar transacciones, así como también se continúan pidiendo guías de despacho, copias de facturas, etc.".
Automatización
Para los expertos, sin embargo, transformarse digitalmente es también iniciar un proceso de automatización de los procesos que llevarán al sector público y privado a obtener el máximo provecho de las ventajas de este cambio. Entre ellas se cuenta el pasar del uso del papel al documento electrónico, contar con asistentes virtuales y aprovechar la capacidad de almacenamiento de datos que disminuye espacios físicos, entre otros.
"Hoy la transformación digital se puede utilizar al máximo, ya que su proceso de inserción se ha centrado en cuatro pilares: el Big Data, aprovechando los millones de datos contenidos en inteligencia; la automatización de procesos, haciendo que tareas rutinarias sean reemplazadas por software y hardware; el Block Chain, como registro de operaciones; y la inteligencia artificial, donde programas debidamente entrenados nos permiten tomar decisiones con mejor respaldo (como análisis bursátiles). Años atrás este escenario sólo tenía lugar en la ciencia ficción, pero hoy es una realidad y somos parte de ella", expresa Villablanca.
La recién promulgada Ley de Transformación Digital busca hacer más expeditos los trámites de la administración pública al disminuir el uso de papel. Pero este cambio también tiene repercusiones ambientales, que van desde temas como la tala de árboles hasta los gastos de energía y la contaminación derivados del transporte y elaboración de este derivado de la celulosa.
Del e-government a las
brechas en Latinoamérica
Según explica Francisco Rivas, presidente de Digital AG, Chile, en comparación con otros países de Latinoamérica, está mucho más adelantado en materia de digitalización de la información, y sin duda la nueva normativa pondrá al país a la vanguardia regional. Pese a eso, explica que "en general estábamos relativamente atrasados en comparación con otros países del mundo, los cuales iniciaron este proceso varios años atrás".
Y efectivamente es así, ya que en esta materia es Estonia el país líder en cuanto al e-government o gobierno electrónico, lo que se traduce en implementación de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en los procesos internos de la administración pública. Le sigue España como uno de los países más avanzados en la materia, con la Ley del Procedimiento Administrativo Común, donde se instaura que el modo de relacionarse entre funcionarios debe ser estrictamente bajo medios electrónicos.
Además, según datos del Foro Económico Mundial, el país más digitalizado es Singapur. Conocido como una smart nation, el estado insular asiático posee aplicaciones para casi todo, como ocurre en el área de salud, en las rutas de transporte público, en materia de primeros auxilios, en mapas geo-históricos con fotografías del país, newsletters del Gobierno, en informes de asuntos municipales, etc.
Esto demuestra la tendencia mundial por digitalizarse, ya que quienes lo han hecho -como Singapur, Nueva Zelanda y los Emiratos Árabes Unidos- presentan un modelo de éxito, ya que han incluido a sus gobiernos y políticas públicas en la configuración de las economías digitales.
América Latina y el Caribe tiene mucho camino por recorrer aún. Sin embargo, cada día aumenta más sus niveles de digitalización, ya que su índice ha crecido en una tasa anual del 6,5% entre 2005 y 2015 (última medición a la fecha). Y para finales de este año, la brecha que separaba a esta región del promedio prorrateado de los países de la OCDE será de 11,9 puntos porcentuales.
Digitalizarse no solamente con lleva a mejorar procesos, optimizar tiempos de operación y disminuir consumos de papel, sino también a incrementar la productividad. Se trata de un aporte al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de los países, porque un aumento del índice de digitalización de un país en un 1% incrementa el PIB en un 0,32%.
La digitalización aporta al desarrollo sostenible al incidir en el aumento del PIB. Países como Estonia y Singapur van a la vanguardia en el mapa mundial, mientras Chile es un adelantado a nivel regional.