El 10 de diciembre de cada año se conmemora la aprobación y proclamación de la Declaración Universal de Derechos Humanos por parte de los países miembros de las Naciones Unidas, organización a la que Chile pertenece desde sus orígenes, tras la firma de la Carta de San Francisco, el 26 de junio de 1945.
Durante el presente año, y con motivo del 70° aniversario de dicha declaración, nuestro Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través de la Subsecretaría de Derechos Humanos, ha lanzado una importante campaña de sensibilización obedeciendo a las responsabilidades que nuestro Presidente, Sebastián Piñera, ha asumido y definido como desafío por la defensa y resguardo de aquellos derechos que emanan de la dignidad inherente de todo ser humano, sin distinción de raza, edad, sexo, lugar u otro.
La recientemente creada Subsecretaría de Derechos Humanos, a la que ha quedado encomendada con esta significativa misión, se ha dado a la tarea de realizar la promoción y protección efectiva de los derechos humanos, enfocándose en los diferentes ámbitos del quehacer nacional, llamando al diálogo, a la cooperación con la sociedad civil y con los organismos internacionales de derechos humanos, a través del diseño, implementación y evaluación de políticas, planes y programas.
También nos invita a revisar nuestro funcionamiento como Estado y la coordinación y colaboración que existe entre instituciones públicas para fomentarla y fortalecerla, así como la producción de información, estudios y propuestas de reformas legales que se genera actualmente.
Estos desafíos los ha recogido y resumido en tres grandes líneas de acción.
La primera se enfoca en trabajar para ampliar la mirada que tenemos de Derechos Humanos y a apuntar nuestros esfuerzos hacia todas las dimensiones que deben ser protegidas y promovidas, abarcando temas como la infancia, la adolescencia, los migrantes, la discapacidad, la personas privadas de libertad, los pueblos originarios, entre otros, pues Chile debe hacerse cargo de todos los ámbitos en los que internacionalmente se ha comprometido a través de los tratados firmados.
En segundo lugar, y para ir avanzando en el primer desafío, desde el ámbito público debemos crear una cultura de trabajo mancomunado y enfocado en la promoción y protección de los Derechos Humanos, y procurar que las políticas públicas se enfoquen cada vez más en este sentido. Para ello, necesitamos ir instruyendo e instalando las capacidades necesarias en nuestros servicios públicos, creando conciencia y hábito para tener siempre presentes los Derechos Humanos.
Finalmente, requerimos trabajar en la recolección de datos e indicadores que nos permitan evaluar, valorar, medir los logros y avances que nuestro Estado y las organizaciones de la sociedad civil han tenido en materia de Derechos Humanos, pues las buenas intenciones no bastan para conseguirlo.
Amaia Arraztoa
Seremi de Justicia y Derechos Humanos