"Chile está algo o bastante mejor que lo que estamos percibiendo en el día a día"
El ministro de Hacienda en el Gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Eduardo Aninat, analiza con ojos críticos el actual escenario global, dominado por la guerra comercial que llevan adelante Estados Unidos y China, por los cambios geopolíticos que reconfiguran el orden mundial y por la aparente falta de relevancia de los organismos internacionales.
Para el ex subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el problema es una falta de liderazgo. Sin embargo, es ahí donde ve oportunidades para Chile, para el que avisora un panorama optimista, y recomienda aplicar la "globalización inteligente".
-Viendo las transformaciones globales que se están dando actualmente, ¿qué tan relevantes y determinantes son para Chile?
-El problema que tenemos hoy en día globalmente es una falta de liderazgo claro, específico y contundente. Hemos tenido una combinación de líderes políticos a nivel global que, a mi juicio, para los desafíos que tiene el globo, no han estado a la altura. Ese es un tema que por supuesto a un país pequeño de 17 millones de habitantes, que está bien al sur del mundo, le llegan los rebotes de esta crisis. Sin embargo, mirando al pasado, nosotros como país hemos tenido siempre algún liderazgo y una voz clara en la escena internacional. Entonces creo que a pesar de que somos alejados y pequeños, Chile tiene una tradición diplomática internacional y de limpieza en su proceder que podría darnos más liderazgo, más voz. No creo que tengamos poder para golpear la mesa, pero sí más voz.
-¿Cómo se hace eso?
-Concertándonos. Concertándonos más con nuestros aliados y ocupando los foros internacionales de mejor forma.
-En ese sentido, ¿qué rol tienen hoy en día estos foros internacionales, como el G20?
-El G20 podría ser más relevante. Lo fue en la crisis asiática del 2000 y el 2008 en la crisis financiera. Pero luego, como vino la recuperación económica, los países fueron olvidando eso. Lamentablemente el FMI también perdió un poco su foco, se dedicó a temas que no están muy en su mandato. Se fue diluyendo su voz, que era siempre importante. Faltó liderazgo. Y suma y sigue en los otros foros, el ASEAN, para qué decir los latinoamericanos. Entonces nos ha faltado una voz más clara para defender ciertos principios. Y un principio que Chile siempre ha jugado es el de tener un respeto importante por el derecho internacional. Desde derechos humanos, a conflictos fronterizos, a temas comerciales. Aterrizo en lo último, para Chile sería muy malo en el tiempo, no en lo inmediato, que la OMC y las reglas que ella contiene en derecho y economía se fueran diluyendo e hipotecando, porque somos un país que ha tomado una estrategia, hace muchas décadas ya, de comercio exterior, de apertura a la inversión extranjera y ahora último de invertir afuera. Por lo tanto, un debilitamiento de las reglas hace que las cosas se pongan inciertas, los empresarios reclamen incertidumbre y el juego económico comercial internacional se transforme en una 'pequeña tómbola'.
-¿A qué alude con eso?
-El señor Trump puede tener algún punto u otro al tratar el empleo en EE.UU. o lo que le pasa a la industria automotriz, pero en lo que a mi juicio ha errado es en buscar una política casuística, que no está sujeta a principios universales o globales comúnmente respetados. Entonces un día son aranceles a Rusia, otro día son amenazas comerciales a los socios del Nafta, y luego ahora en una guerrilla permanente con países como China. Porque cuando hace eso, no es que el problema esté en el específico que él argumenta, a lo mejor desde el punto de vista nacional tiene razón, el problema está en que va debilitando la infraestructura comercial, legal, institucional que se ha construido con tanto esfuerzo en tantos años, se va socavando una cierta confianza.
-¿Y qué efecto tiene esto en Chile?
-Cuando un exportador chileno manda productos a un mercado nuevo en alguna región de China, él espera que las reglas arancelarias sean constantes, parejas y no discriminatorias. Y si hay países que están afectando eso por terceras causas, nos va a golpear. Cuando un exportador de Chile exporta sus vinos de altísima calidad a Inglaterra, él supone que entran a arancel cero que es lo que pactamos con la Unión Europea (UE), pero no con que la salida del 'brexit' se ha desordenando y obligará a un nuevo tratado comercial. Estos son dos ejemplos bien concretos. Yendo al tema más macro, han producido también volatilidad en la moneda, lo que causa incertidumbre financiera, y también alta volatilidad en el precio del cobre. Soy crítico del escenario institucional de guerrilla comercial que nos han impuestos dos países grandes.
-¿Cómo va a evolucionar esto?
-Los analistas dicen, y yo estoy de acuerdo, es que latente a esto, más allá del arancel al aluminio, al auto, a tal o tal producto, lo que está detrás de esto es la tensión entre la primera potencia económica mundial, EE.UU. y la segunda, que es China. Y esa tensión se está viviendo en todos los frentes: en los acuerdos de cambio climático, en las guerrillas comerciales de aranceles y cuotas, en las industrias de defensa, en las disputas de telecomunicaciones, etcétera. Entonces, está bien, ellos tienen el derecho a defenderse y cautelar sus posiciones, pero ¿dónde está la voz del resto de los países? Tenemos a una UE bien debilitada y una Latinoamérica volcada en sus propios problemas internos y muy nacionalistas. Por eso insisto en que nos falta liderazgo.
-En ese contexto, ¿en qué situación está Chile?
- Así como estoy moderadamente preocupado por todo este cuadro internacional, aterrizo en Chile y creo que las cosas, sumando y restando, están por un camino más positivo que el que piensa el chileno medio, que mira en cortísimo plazo. No nos damos cuenta que la tendencia microeconómica y social que uno ve más larga es positiva, en varios sectores como telecomunicaciones, transportes, comercio. Pienso que por comparación, al menos, y por mirada más larga, Chile está algo o bastante mejor que lo que estamos percibiendo en el día a día.
Miradas globales
-Hoy se enfrentan dos miradas a nivel global, los que apuestan por profundizar la globalización y los que destacan los efectos negativos de ésta. Chile siempre ha apostado por el multilateralismo, ¿debe seguir haciéndolo?
-El multilateralismo para nosotros es esencial y hay que defenderlo con muelas, dientes y uñas, porque para los países pequeños, abiertos, que son cumplidores del derecho internacional, que practican una diplomacia abierta, flexible y afectiva, que somos parte del mundo y no estamos contra el mundo, el multilateralismo es la varita institucional que nos da legitimidad y defensa. Ahora yo creo que hay algunas críticas a la globalización que son válidas, particularmente en Europa, donde la globalización fue muy afectada por otras situaciones. Creo que nosotros debemos promover lo que se llama una globalización inteligente, una globalización racional y pausada, y no una globalización por la pura globalización. A mí me gusta decir globalización con identidad, es decir, donde somos abiertos y aceptamos el desafío de competir afuera y con los de afuera, pero lo hacemos con reglas claras y manteniendo una formación de nuestros cuadros, talentos, capacidad de organización pública y privada, para poder estar bien parados cuando lleguen las olas globalizadoras. Chile nunca se ha opuesto a la globalización, salvo en los años 50 o 60, pero, en el fondo, yo creo que ha sabido aprovecharla. Pero eso no es lo único. Ahora, lamentablemente por esta falta de liderazgo en los puntos globales más avanzados, nos ha faltado más voz para defenderla con fuerza.
-Y con respecto a los cambios geopolíticos que estamos viendo hoy en día, ¿qué estrategia debe adoptar Chile?
-Tenemos que adaptarnos flexiblemente. Nosotros no tenemos nada que hacer en la carrera Norteamérica versus el norte de Europa, China y Japón. Nosotros tenemos que cautelar nuestros principios y nuestra propia estrategia, porque no somos grandes, no estamos metidos en eso y no nos interesa. Lo hay que hacer es mantener un portafolio diversificado de nuestras relaciones, tener un naipe bien fluido. Hay que entender mejor desde acá lo que pasa dentro de China, de la UE, de EE.UU., respetar sus problemas y entenderlos mejor para tener un mejor diálogo y fortalecer aquellas banderas que a nosotros nos beneficien. Hay que tratar de jugar un juego cuidadoso.
"(En el aspecto macroeconómico) pienso que por comparación, al menos, y por mirada más larga, Chile está algo o bastante mejor que lo que estamos percibiendo en el día a día"."