La tensión que genera las actividades portuarias en Valparaíso desbordó hacia sus calles en lamentables incidentes que empañaron las legítimas peticiones de los trabajadores eventuales de la concesión portuaria. Los involucrados en el conflicto, todos ellos, tienen argumentos a favor de sus posturas, incluyendo los ciudadanos y privados, concluyendo, por ende, que la solución final vendrá de las políticas públicas que se definan para el sector.
El movimiento de cargas choca con las aspiraciones turísticas de la ciudad y otras actividades que son relevantes para el bienestar del porteño. El PIB portuario es para inversionistas y la actividad genera cada vez menos empleos directos, a diferencia del turismo y la educación, cuya distribución de su PIB va en directo beneficio de los porteños. Esta realidad aleja a la ciudadanía que ve en la expansión y uso del borde costero una amenaza a su propio bienestar.
El Gran Valparaíso es la zona con más universidades per cápita del país y desde la elección de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, el turismo ha ido creciendo sostenidamente. Ambas actividades son más relevantes que los trabajos portuarios y, mejor aún, el turismo y la academia distribuyen mucho mejor la riqueza entre sus habitantes. Conjuntamente, son actividades de valor agregado y que tienen potencial de crecimiento y expansión hacia nuevas áreas, como el emprendimiento y la innovación relacionados a las universidades, la cultura y las artes, etc.
El sueño de Valparaíso Tecnológico, Valparaíso Cultural se ven factibles desde esta línea y en sinergia con Valparaíso Universitario y Valparaíso Turístico (y por desgracia, en conflicto con las cargas y sus contenedores).
La diversidad de actividades no portuarias en Valparaíso y las pocas opciones actuales para el desarrollo económico de la ciudad de San Antonio, sumado al potencial de expansión de su puerto, colocan la legítima duda sobre si se debiera invertir en Valparaíso -conflictivo- o planificar el megapuerto de San Antonio con los beneficios para sus habitantes, para el país y los exportadores.
Las políticas fiscales resolverán la tensión actual entre las tomas y el comercio, los privados y sus trabajadores, el futuro de las concesiones, etc. Al tiempo que definirán el desarrollo estratégico para Valparaíso. Conjuntamente, las decisiones sobre Valparaíso afectarán el bienestar y desarrollo de San Antonio.
Expandir las actividades portuarias en Valparaíso es fomentar el irresuelto conflicto actual. Especializar al puerto hacia cargas de mayor valor agregado, utilizando la infraestructura existente, tiene el beneficio de rentabilizar las inversiones que ya se han realizado, como la ZEAL y el Acceso Sur, al tiempo que dejan la posibilidad de usar dicha rentabilidad para mejorar las condiciones de sus trabajadores. Sin expansión, en Valparaíso, no habría conflictos con la ciudad o sus habitantes o su bienestar.
Alejandro Maureira B.
Economista