"No hay precedentes en la historia de Venezuela de una situación similar"
La situación es crítica, económica y políticamente. ¿Había ocurrido algo así antes?, ¿qué significan los reconocimientos internacionales a Juan Guaidó frente a Nicolás Maduro?, ¿es posible una transición? La destacada historiadora Inés Quintero, desde Venezuela, y el economista y analista político Pavel Gómez, venezolano residente en Chile, responden.
Ella ve su origen en la descomposición y crisis del sistema político y la resistencia a propiciar cambios. "Este ambiente de crítica y de descontento fue capitalizado por Chávez en su campaña electoral logrando, a través de un discurso muy efectista, ofrecer un cambio rotundo en la vida política de los venezolanos. El triunfo electoral de 1998 debe entenderse entonces en el contexto de este ambiente de malestar y desconfianza frente al sistema político de partidos", precisa. A partir de entonces, se inicia un proceso hacia la concentración y personalización del poder, junto a la desinstitucionalización de los poderes públicos y la exacerbación del modelo clientelar.
La historiadora venezolana considera que la crítica situación que se vive en su país es consecuencia directa del proyecto de Hugo Chávez.
Venezuela en la encrucijada
"Se ve a la oposición con un claro sentido estratégico (...) el gobierno tiene cada
vez menos margen"
Desde el año 2010 vive en Chile Pavel Gómez (1966), economista, actualmente académico de la Universidad del Desarrollo (UDD), quien ha desarrollado una carrera como profesor, ensayista, frecuente columnista en medios de comunicación, autor y consultor, combinando el análisis político y económico.
-¿Qué importancia atribuye al apoyo internacional a Guaidó: España, la mayoría de la Unión Europea, el Grupo de Lima?
Patricio Tapia redaccion@mediosregionales.cl
"No hay manera de comprender el momento actual de Venezuela sin tomar en consideración el proceso histórico que condujo al ascenso de Chávez al poder y lo que fue la ejecución de la llamada 'revolución bolivariana'", señala, en esta entrevista, la historiadora Inés Quintero (1955), directora de la Academia Nacional de Historia de su país y autora de diversos estudios que desmitifican los relatos heroicos y triunfalistas.
-¿Diría que es sólo inmediatismo lo que lleva a percibir el actual como el peor momento de la historia venezolana?
- He tenido ocasión de compartir esta percepción de que se está ante el peor momento de nuestra historia. Mi respuesta ha sido que, seguramente, en otros momentos, hubo venezolanos que pensaron exactamente lo mismo: por ejemplo, durante la guerra de Independencia, en medio de la destrucción y la desolación; o en tiempos de la Guerra Federal; o durante la larguísima dictadura de Juan Vicente Gómez o la dictadura militar de Pérez Jiménez. No se trata de concluir que se está ante el peor momento, sino más bien de considerar que cada una de esas difíciles circunstancias no duraron para siempre, sino que se resolvieron históricamente. No hay razón para pensar que en esta oportunidad sea diferente.
- Usted ha investigado el uso político de la historia, en particular de la figura de Simón Bolívar. ¿Qué diría usted que ha implicado en el caso venezolano?
-El uso político de la figura de Bolívar ha tenido una prolongada presencia entre nosotros. Esta patología, como la ha llamado el historiador Elías Pino, ha alcanzado su mayor exacerbación en estas últimas décadas, al punto de cambiarle el nombre al país por el de República Bolivariana de Venezuela. Se ha pretendido no solamente que Bolívar sirva de soporte al proyecto político de la llamada Revolución Bolivariana, sino que, al mismo tiempo, se ha intentado marcar una ruptura histórica, a fin de establecer el inicio de una nueva etapa: la V República, bajo la conducción de Hugo Chávez, como el continuador de la gesta de Bolívar, ni más ni menos.
- ¿Cree que es una exageración ver al de Juan Guaidó como un gobierno paralelo al de Nicolás Maduro?, ¿hubo en el pasado alguna situación similar?
-Lo que ocurre en Venezuela no tiene nada que ver con otras situaciones del pasado. Se trata de una severa crisis política cuyo punto esencial es la ilegitimidad de (Nicolás) Maduro como Presidente, desde el momento en que concluyó su mandato el 10 de enero del 2019. Lo que se ha planteado, desde entonces, ha sido siguiendo lo previsto en la Constitución Nacional vigente. Esto ha sido explicado por expertos constitucionalistas: la legitimidad de Juan Guaidó en su condición de Presidente de la Asamblea Nacional, como Presidente Encargado, de acuerdo a lo que establece la Constitución. No hay precedentes en la historia de Venezuela de una situación similar.
-Venezuela fue un país receptor de emigrantes, ¿qué ha significado el éxodo masivo de venezolanos en la actualidad?
-Es un hecho absolutamente inédito en la historia de Venezuela. Jamás había ocurrido un éxodo de tal magnitud, a lo que se añaden las razones que han generado esta terrible estampida: la imposibilidad de vivir dignamente en un país, en donde la hiperfinflación, la escasez, el desempleo, la ausencia de oportunidades y la destrucción del aparato productivo, obligan a personas de los más diversos sectores de la sociedad, de diferentes niveles de formación, jóvenes y no tan jóvenes a buscar fuera de Venezuela la posibilidad de ganarse el sustento. Es un aspecto que está siendo estudiado a fin de analizar su impacto, alcances y consecuencias no solo en el presente sino en el futuro de Venezuela, aun cuando hay la enorme expectativa de que, frente a un cambio político que permita modificar las condiciones que produjeron esta fuga masiva de ciudadanos, muchos de ellos regresen y participen en la reconstrucción del país.
- Y la situación internacional, de apoyo o no apoyo a cada una de las partes, ¿cómo la ve?
-Es esta una situación que está en pleno desarrollo. Cada vez son más países los que expresan su respaldo y apoyo a Juan Guaidó, pero, sin duda, la solución de la crisis va más allá de la buena voluntad de los países aliados y de la presión que puedan ejercer internacionalmente.
-Mirando al futuro, ¿cómo cree que evolucionará la situación?
-La historia de Venezuela deja ver que las prácticas republicanas y la cultura democrática han estado presentes por más de 200 años. Desde que se fundó la República en tiempos de la Independencia y durante los siglos XIX y XX han sido numerosos y continuos los momentos y las situaciones en que individual y colectivamente se han dado contundentes manifestaciones que dan cuenta de la fortaleza y musculatura republicana de esta sociedad; esta misma voluntad ha estado presente durante estos 20 años, durante los cuales no ha habido un paréntesis en el rechazo y la condena a los abusos y excesos que se cometen desde el poder y frente a la violación sistemática de los Derechos Humanos. Es la persistencia de esta cultura democrática lo que ha permitido que todavía en el presente los ciudadanos sigan movilizándose y exigiendo la restitución de la democracia y del Estado de Derecho. No creo, pues,que esta convicción republicana que nos ha acompañado por tanto tiempo deje de prevalecer, sino todo lo contrario. Frente a la creciente arbitrariedad y abusos que se comenten desde el poder, tienden a fortalecerse y a ampliar su radio de acción. Así ha sido en el pasado, sigue siendo en el presente y no veo razones por las cuales no se mantenga en el futuro.
Durante 200 años de vida independiente, Venezuela ha tenido episodios difíciles. Pero la crisis económica, social y política que arrastra desde hace unos años puede contarse entre los más graves. Hay quienes dicen que este año el presidente chavista Nicolás Maduro habría comenzado una dictadura. Ha surgido la figura de Juan Guaidó como opositor con una estrategia definida. Esta semana, la cadena de reconocimientos internacionales (España, la mayoría de países de la Unión Europea) intenta legitimar a Guaidó. Lo mismo ha hecho el Grupo de Lima, la instancia multilateral de 14 países que buscan una salida pacífica a la crisis venezolana.
Patricio Tapia redaccion@mediosregionales.cl
Gómez reconoce que a los venezolanos se les hace difícil ser objetivos al analizar la situación de su país: "Después de 20 años de un juego político que fue planteado por Chávez y sus seguidores como un juego suma-cero, en el cual se impone un modelo de sociedad y en el que quien defiende ideas contrarias es visto como un enemigo al que se debe silenciar y anular". Lo ve difícil, pero no imposible.
-La crisis venezolana refiere un deterioro que viene al menos desde 2013, ¿o diría usted que es anterior?
- Lo que ha hecho aguas es el modelo político-económico llevado a la práctica, por Chávez y continuado por Maduro, que parte de una concepción hegemónica y autoritaria de la política y de la economía, la cual solo podía tener algún éxito relativo con precios del petróleo muy altos y en una etapa temprana de su desarrollo. Maduro simplemente heredó el proyecto de Chávez, en el momento en que hace crisis porque se derrumban los precios del petróleo y se hace patente la destrucción masiva de capital. El paso siguiente que dio Maduro fue recurrir al fraude electoral, a la eliminación de los mecanismos de controles y contrapesos institucionales, a la emisión de dinero inorgánico y a la sustitución de la provisión de bienes públicos por la asignación de bienes privados como prebendas, subsidios y transferencias directas a sus más cercanos seguidores.
- ¿Cuán profunda es la crisis?
-La crisis ha alcanzado dimensiones de crisis humanitaria. Hiperinflación de 1.700.000%, escasez de medicinas y alimentos, una tasa de homicidios de 81 por cien mil habitantes (en Chile es 3,4), reaparición de enfermedades que habían sido erradicadas (malaria, difteria, sarampión), destrucción del sistema de salud, reducción del consumo de calorías, etc. El malestar por esto se refleja en la alta migración de venezolanos y en el incremento de las protestas ciudadanas. La respuesta del gobierno ha sido más represión y bloqueo informativo de la población, con un control férreo de los medios de comunicación.
- La unificación de la oposición por parte de Guaidó, ¿la ve como una salida institucional viable?
- Las fuerzas opositoras han logrado un alto grado de coordinación (que incluye a la oposición tradicional, a la disidencia del chavismo y a amplios sectores de la sociedad civil), una estrategia consensuada nacional e internacionalmente, una marcada preferencia por la no-violencia y un nítido liderazgo encabezado por Juan Guaidó. Todo esto ha logrado generar un nuevo momentum en la acción política de los venezolanos alrededor de una estrategia dirigida a promover el quiebre de la coalición gobernante. El poder de Guaidó goza de la legitimidad de ser el presidente de la Asamblea Nacional, única institución que emerge de elecciones aceptadas por todo el espectro político; goza de legalidad constitucional (sigue en la línea de sucesión cuando la presidencia es usurpada); tiene el apoyo de todo el espectro opositor y ha logrado seducir a las masas con su discurso, imagen y posicionamiento.
-¿Es posible una transición?
- La estrategia opositora se dirige a presionar por elecciones libres, comandadas por un gobierno de transición que eventualmente incluiría a factores de la coalición gobernante, pero no a Maduro. El éxito dependerá de la capacidad de Maduro para ofrecer algo mejor y sostenible a los aliados que se mantengan fieles. La coordinación con la comunidad internacional busca precisamente socavar esta capacidad de Maduro, mediante el bloqueo de su acceso a los activos internacionales de la petrolera estatal, mediante las sanciones petroleras y elevando el costo de la represión con la presión para introducir al país la ayuda humanitaria.
-Es fundamental lograr que el apoyo a Guaidó y, sobre todo, a un programa de transición con garantías electorales, sea lo más amplio posible. Es importante que se sumen España y muchos países de la Unión Europea, y se visualice el liderazgo de países como Canadá dentro del grupo de Lima. Yo sospecho que incluso países que han apoyado a Maduro, como Uruguay, podrían jugar un rol, tras bastidores, en un acuerdo de transición democrática. Maduro se ha convertido en un costo reputacional muy alto para la izquierda, pero su sustitución debe contar con legalidad y legitimidad.
-Pero no se alinean con Trump...
- Los Estados Unidos juegan un rol clave, por su poder de negociación y su capacidad de bloqueo circunstancial de activos del Estado venezolano, en su territorio, y de influencia sobre las empresas que están sujetas a sus reglas institucionales. Trump es un aliado para la lucha venezolana. Sin embargo, es necesario un balance geopolítico para dar legitimidad a la oposición a Maduro y contrapesar los intereses estadounidenses y las implicancias de la figura de Trump, como cápsula de una narrativa política e ideológica. Hay elementos similares a los que hubo en la coalición de los aliados de la Segunda Guerra Mundial. Aunque a muchos no les gustara Stalin, éste fue un aliado circunstancial para ganar la guerra y sale en la foto histórica junto a Churchill y Roosevelt. Algo así podría suceder con Trump y una presunta transición venezolana.
- ¿Es optimista respecto de lo que viene para Venezuela?
- Soy moderadamente optimista. El gobierno mantiene el poder de las armas y los aparatos de seguridad. Pero, por primera vez, se ha definido una estrategia bien pensada, consistente, que toma en cuenta el real poder propio y lo que desean y pueden hacer los otros jugadores. Se ve a la oposición con un claro sentido estratégico: hay una base social en la protesta, se controla el cariz violento y se mantienen abiertas vías de escape para los aliados de Maduro que deseen desertar. Además, el gobierno tiene cada vez menos margen de maniobra, por la caída del ingreso, por su menor acceso a recursos y por la reducción dramática de su apoyo en las zonas populares.