El clima cambió
Gerardo Ureta C. / @gerardoureta
Juan Pablo Urrutia / @jotapeurrutia
Hace algunos años el clima era distinto. Las estaciones del año muy marcadas y en los colegios se enseñaban así. Pero durante los últimos años, el clima cambió. Conocido es que los últimos 4 años han sido los más calurosos desde que se tienen registros meteorológicos a nivel mundial, ello genera grandes desafíos urgentes que debemos saber abordar.
En Chile, durante este verano hemos visto como los termómetros han llegado a registrar temperaturas récord, desde la zona central hasta la Patagonia, mientras tanto en el Norte Grande las lluvias no dan tregua, donde la infraestructura se ha visto seriamente vulnerada por la crecida inusitada de ríos y escorrentías debido a la gran cantidad de precipitaciones en la cordillera.
Nuestro país es extremadamente vulnerable a la variabilidad de los fenómenos climáticos, provocando desastres con pérdidas humanas, económicas y ambientales, situación que nos debiera hacer replantear nuestro modelo de desarrollo, sobre todo en la dimensión de la planificación regional, desarrollo urbano, inversión en infraestructura y estándares de edificación.
Es importante destacar que los desastres no son naturales, sino que socionatuarles, pudiendo haber sido previstos o bien mitigado sus eventuales efectos. Conocidas son las consecuencias en varios sectores de interés nacional, afectado muchas veces el equilibrio ambiental, la productividad, la seguridad y sobre todo calidad de vida de las personas, justificación más que suficiente para asumirlo como una gran oportunidad para invertir en investigación que permita adecuar nuestro sistema de planificación y desarrollo a los embates generados por el cambio climático.
En las universidades abundan los estudios sobre impactos climáticos en nuestro territorio, que bien vale la pena revisar para poner en discusión sus propuestas. Si bien es un esfuerzo importante de académicos y estudiantes, no es suficiente. Esto nos lleva a plantear un segundo desafío: fomentar la investigación del más alto nivel, desarrollo e innovación en temas asociados al cambio climático. Hoy no se ven políticas de Estado que las fomenten de manera clara. Incluso, progresivamente se reducen los recursos. Becas de CONICYT de doctorado y otros fondos concursables son cada vez más restringidos, a pesar del deseo de cada vez más personas de sumarse a la investigación.
Respecto de las inversiones públicas que hoy se realizan, con un Estado de gran tamaño, donde las coordinaciones son difíciles y la planificación territorial siempre a destiempo con años de desfase, es importante que, desde la necesidad hasta su concreción, se incorporen los riesgos socio naturales como un factor central, para tener la mayor certeza posible de las amenazas, vulnerabilidades y como hacer resiliente a las infraestructuras, de tal forma que podamos minimizar los impactos negativos para las personas y las diversas actividades económicas del país.
La educación es otro aspecto muy importante, donde los ciudadanos debemos estar conscientes de los cambios climáticos que sufre el planeta, estar preparados y saber cómo actuar, por ejemplo haciendo un uso eficiente y razonable del agua, disminuir las emisiones de gases contaminantes, reducir el uso del automóvil utilizando el transporte público, preferir bienes y servicios amigables con el medio ambiente, adoptar el diseño sustentable en las edificaciones, entre muchas otras acciones.
La industria de la construcción también debe sumarse con fuerza en contribuir a mejorar los estándares de edificación, de forma tal que las edificaciones sean eficientes en el uso de recursos, especialmente los asociados al acondicionamiento físico ambiental.
Todo lo anterior nos hace pensar que sin duda alguna el Ministerio de Ciencia y Tecnología debiera transformarse en una cartera clave y estratégica, con visión de futuro al largo plazo, teniendo un rol fundamental para el desarrollo de nuestro país, coordinando políticas públicas, aglutinando recursos, desafiando al mundo universitario y de la investigación, atrayendo inversiones, promocionando al país como el mejor lugar para hacer ciencia y tecnología para enfrentar el cambio climático.
"Es importante destacar que los desastres no son naturales, sino que socionatuarles, pudiendo haber sido previstos o bien mitigado sus eventuales efectos""
Integrantes de Metropolítica
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