"Un estudioso no hallará casos de farándula como éstos en nuestra política exterior"
Acomienzos de esta semana apareció un documento titulado "Declaración sobre la situación en Venezuela y la política exterior del gobierno de Sebastián Piñera", elaborado por destacadas personalidades políticas de oposición (senadores, excancilleres, exministros, exembajadores) para referirse a la crisis venezolana y cuestionar la conducción en estos temas del actual gobernante.
El documento lo firman, entre otros, los excancilleres José Miguel Insulza y Mariano Fernández; los senadores Isabel Allende y Juan Pablo Letelier; los exministros Carlos Ominami, Luis Maira, Sergio Bitar. También se cuenta entre los firmantes el economista Osvaldo Rosales, exdirector general de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores chileno (2000-2004), quien encabezó las negociaciones de diversos tratados de Libre Comercio. También fue director de la división de Comercio Internacional e Integración de CEPAL (2005 a 2015) y también fue el jefe programático de la campaña presidencial de Alejandro Guillier en 2017.
- El documento parece nacer de las actuaciones del gobierno chileno en relación a Venezuela y concretamente al viaje del presidente a Cúcuta, ¿es así o es algo más general?
- Es mucho más general. La principal inquietud es que vemos una a ruptura con una tradición en la política exterior chilena. Hay, por lo menos, dos ejes centrales que siempre constituyeron la política exterior en democracia. Primero, un compromiso con el multilateralismo. Y en segundo lugar, un esfuerzo por tender puentes de acuerdo al interior de la región de manera de colaborar en los procesos de convergencia, de cooperación o de integración regional. En nuestra opinión, estos dos ejes se están vulnerando. Por ejemplo: en el acuerdo de Escazú respecto al tema medioambiente, Chile y Costa Rica lideraron el debate al respecto y a última hora el gobierno de Sebastián Piñera decide marginarse. Otro ejemplo: Chile participó en los debates sobre el pacto mundial sobre migración ordenada y responsable y, de la misma forma, a último momento y sin debate nacional, el gobierno decide marginarse. De manera que como demuestran estos casos, Chile estaría rompiendo con una importante tradición.
- ¿Cuáles serían las consecuencias?
-Esto implica, lamentablemente, que desde el exterior los países serios empiecen a mirar con cierta inquietud, porque resulta que Chile ya no es el mismo de antes: Chile ya no es predecible, Chile no va a estar necesariamente en línea con los compromisos multilaterales y además cambiará de opinión en temas globales, dependiendo de quién esté en el gobierno. Eso es muy poco serio. Y, en segundo lugar, en el ámbito regional, en vez de construir puentes, estamos levantando muros entre los países de la región. Con la política activa de acoso a Maduro en que se han empeñado los presidentes de Colombia y Chile se dificulta la unidad en la Alianza del Pacífico porque México, que es actor principal de la Alianza, no está con esa postura. Y en el caso del Mercosur, la postura de Uruguay no es la postura de Brasil ni la de Argentina; por lo tanto, con este asedio, estamos debilitando aún más un ya debilitado proceso de cooperación regional.¿A quien le sirve esto? Esto es lo que nos preocupa.
- Las objeciones al viaje no se refieren a su oportunidad como otros han criticado (por los incendios forestales en el sur), sino que sería, se dice, una muestra del uso de las relaciones internacionales para obtener ventajas internas...
- Sí, ese sería un segundo orden de crítica. El primero, el más relevante, es el que mencionaba antes. Recordemos que Chile siempre ha criticado a los gobernantes bolivianos y, en particular a Evo Morales, por utilizar los temas de política externa para la política doméstica. Es exactamente lo que ahora se hizo con el tema de Venezuela, con el tema del medioambiente, con el tema de la migración. Escuchamos recién al ministro de salud decir que la culpa del incremento del VIH-Sida no es porque Chile no tenga un política definida y clara al respecto, sino porque los migrantes nos traen el VIH. Es decir, todas las fake news con las que Trump y Bolsonaro llegaron a la presidencia.
- El excanciller Juan Gabriel Valdés considera este viaje "el acto más populista que ha realizado un Presidente de Chile en la historia del país", ¿exagera?
- Cualquier estudioso de las relaciones internacionales no encontrará ejemplos de farándula como éstos en nuestra historia de política exterior. La verdad, no es algo de lo cual podamos enorgullecernos.
- Habría un componente de figuración o espectáculo, ¿pero no considera que lo que se hace en Cúcuta es también una acción humanitaria?
- Si esto estuviera acompañado de una inquietud parecida por el drama que se está viviendo en Haití, por la situación que se está viviendo en Guatemala y en Honduras, uno diría que realmente hay una política explícita, bien intencionada y no sesgada en materia de protección de derechos humanos. Pero lo que uno aprecia es que la postura es bastante bizca. Eso la hace poco creíble y más todavía cuando de inmediato aparece "la encuesta" CADEM y le facilita su consumo interno por razones de política menor. La Cruz Roja se ha negado a ser parte de dicha entrega de medicamentos o alimentos porque señala que está siendo instrumentalizada políticamente.
- ¿Y qué sería: una operación política intervencionista?
- Quiero destacar un hecho que me parece relevante. Trump ha elegido el tema de Venezuela como un caballo de batalla para su disputa interna. Sabemos que Trump ya perdió la Cámara de Representantes; que Trump está teniendo serias dificultades con su llamado a la emergencia nacional por lo que él llama la crisis de seguridad, la misma que ha sido desmentida por todas las agencias de seguridad e inteligencia norteamericanas. Los propios republicanos tienen una gran división para decidir si apoyan a Trump en este punto (las encuestas lo presentan en una posición muy adversa) y, por otra parte, la negociación con China tampoco le está resultando fácil. El lunes pasado, Trump se reunió con la colonia venezolana en Miami y, según el New York Times, esto es parte de su campaña de re-elección y el principal mensaje que allí dio es que Estados Unidos no va a ser nunca socialista y asocia a Venezuela como sinónimo de socialismo; por lo tanto: Estados Unidos no va a ser Venezuela, que es adonde supuestamente querrían ir los demócratas. Eso a mí me recuerda mucho al "Chilezuela", me recuerda que el mensaje de Bolsonaro era Brasil no será Venezuela y en la campaña del actual Presidente de Colombia, Iván Duque, su principal consigna era que Colombia nunca será Venezuela. Parece haber acá una operación internacional de la cual Washington no está ajeno.
- Pero el apoyo a Juan Guaidó y el rechazo a Maduro no es sólo de estos países: gran parte de la Unión Europea lo comparte...
- Quiero ser preciso. Yo no estoy defendiendo a Maduro. Yo creo que Maduro tiene que salir, que Venezuela necesita elecciones presidenciales a la brevedad, con elecciones transparentes y vigilancia internacional. Lo que yo no creo es que un mecanismo para ello sea una intervención militar y Trump dijo que estaban todas las posibilidades abiertas respecto de Venezuela y esto es gravísimo. Además, Trump nombró a Elliott Abrams como el encargado para abordar el tema Venezuela. Para quienes tienen memoria, él es un personaje bastante siniestro. Estuvo vinculado a la contra nicaragüense y a la ultraderecha salvadoreña. Hay motivos para preocuparse.
- En la declaración se afirma que el gobierno chileno, cito, "se ha plegado incondicionalmente a la estrategia norteamericana" y ha roto con la "tradición de autonomía de nuestra política exterior". Más allá de Venezuela, ¿a qué se refiere?
- Me refiero la negativa a adoptar el Pacto Mundial sobre Migración y me refiero al pacto ambiental. Bolsonaro ha expresado lo mismo y eso está en línea con el combate al multilateralismo que promueve Trump.
- Pero el pacto ambiental es más bien regional latinoamericano, ¿no?
-Efectivamente, es un pacto regional para que la sociedad civil tenga una voz en medioambiente y cambio climático. Cuando vemos las lluvias en el norte y los dantescos incendios en el sur deberíamos entender que el cambio climático llegó para quedarse. Frente a ello estamos desguarnecidos y necesitamos una política seria, con recursos y a largo plazo. No significaba de manera alguna invadir las atribuciones de los gobiernos. El argumento usado para oponerse fue una nueva fake news, " que estos acuerdos internacionales limitan la soberanía nacional". En el margen, estos acuerdos la limitan pero cuando un país ingresa al escenario multilateral está dispuesto a ceder una fracción de soberanía en aras de algo mayor, que es justamente la construcción de estos bienes globales que son imposibles de conseguir mediante el accionar aislado de un país. Es curioso que ese mismo argumento no los apliquen tratándose de acuerdos de libre comercio, ya que estos tienen similares disposiciones.
-También se objeta la idea de crear "Prosur" como bloque que reemplazaría a "Unasur", ¿cuál es el centro de la crítica?
-Nuestra región no necesita más organismos, necesita que los que tenemos funcionen. Ciertamente yo soy de aquellos que criticaron "Unasur", porque se ideologizó. Pero el mecanismo no es salir de una instancia y crear otra, ahora de estilo más conservador, de derecha. No, el tema es generar condiciones para que instituciones que ya existen funcionen, generando espacios de mayor convergencia. El punto clave es que la política exterior tiene que ser una política de Estado. Pensemos en Europa: si hay elecciones, un gobierno que es de derecha es reemplazado por uno de izquierda o viceversa, pero a ninguno de ellos se le ocurre, salvo el gobierno conservador del Reino Unido (¡ y cómo lo está pasando!) que, por el hecho de que cambió el gobierno, este va a cambiar su política de integración europea. Son asuntos de largo plazo, de Estado y no de gobierno. No puede ser que si en Chile hay un gobierno de derecha, creamos "Prosur"; si viene uno de centro-izquierda, nos salimos; gana un gobierno de derecha, volvemos a incorporarnos. Eso es poco serio, es carecer de visión de Estado. Eso es justamente utilizar la política exterior para obtener réditos de política interna.
- Entonces, ¿cuáles serían sus aciertos o buenas rutas?
- Lo que pasa es que la política exterior de los países es un continuo que tiene lineamientos de largo plazo, de manera que lo bueno que ha hecho Piñera es que no ha botado todo lo que venía de antes. La lógica de negociaciones comerciales era algo que venía, se instauró en democracia y él ha seguido, en buena hora. Pero insisto, lo que está haciendo en estos dos temas, en el multilateralismo y en la disociación intrarregional, son dificultades que en mi opinión son muy relevantes.
"Si esto estuviera acompañado de una inquietud parecida por el drama que se está viviendo en Haití (...) uno diría que realmente hay una política explícita, bien intencionada y no sesgada...""
SEBASTIAN BROGCA/AGENCIAUNO
rosales dice que viaje de piñera a cúcuta es un acto que faranduliza la política exterior.
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