Fue el español Juan de Saavedra, oriundo del pueblo de Valparaíso de Arriba, ubicado en Cuenca, provincia de Castilla la Mancha, quien arribó a nuestro viejo puerto en el año1536 y ante la belleza del anfiteatro de la magnífica bahía, no resistió la tentación de bautizarla con el nombre de su pueblo natal.
Siempre tuve la curiosidad de conocer este Valparaíso de España y en una ocasión hace algunos años me animé a viajar de Madrid a Cuenca, en cuyos alrededores se encuentra el pueblo que dio su nombre al que fuera por mucho tiempo el principal puerto de Chile. Al llegar a esta pequeña villa de casas blancas encontré sus estrechas calles despobladas de transeúntes. Me dirigí a la plaza principal donde se encuentra el Ayuntamiento, nombre que le dan a los municipios en España. Ahí me entero que la plaza llevaba por nombre, Juan de Saavedra.
Luego de recorrer el pueblo logré encontrar al alcalde, quien no se extrañó de que fuese chileno, pues me explicó que de vez en cuando llegaban personas desde Chile. Cuando le pregunté por la cantidad de habitantes me respondió: "Somos treinta y cinco", agregando, luego, "pero en verano llegamos a quinientos". Y sería verdad, pues los madrileños escapan de las altas temperaturas y se refugian en casas familiares de sus pueblos de origen.
Nuestro Valparaíso nace como puerto marítimo de entrada a Santiago de Chile. Con el paso del tiempo se desarrolló hasta convertirse en un puerto comercial con una significativa demanda. Las actividades de la ciudad se encontraban ligadas a la economía nacional y a las necesidades de la administración colonial.
En un comienzo, su comercio se estableció casi exclusivamente con el puerto del Callao, en el Perú. Durante la época de la colonia la economía era pobre, con una actividad minera artesanal con enormes problemas. La principal actividad del país estaba en la explotación de las tierras para la agricultura ubicadas en los valles centrales y centro-sur del país. En el siglo XVII el pilar de la actividad económica estaba en la ganadería y el trigo. En el siglo XVIII la economía continúa en condición de estrechez. Los Borbones querían intensificar el comercio con España y se habla de un mercado común latinoamericano, pero con un claro beneficio para la corona, y la industria española no podía abastecer el mercado de la región. Sólo a fines de este siglo XVIII aumenta la presencia de naves en las costas chilenas por la caza de ballenas.
En 1811 la Junta de Gobierno dicta un decreto de libertad de comercio y el país se abre al comercio exterior, aunque siguen primando las ideas del mercantilismo. En 1820 se crean los almacenes francos y ahí comenzó el crecimiento de Valparaíso, a expensas del Callao. Hasta 1840 el comercio internacional funcionaba a base de consignaciones y Valparaíso se convierte en la sede de los negocios en el Pacífico Sur, con almacenes que abastecían toda el área. Luego vendrá la época del salitre, que se comercializaba en Valparaíso, aunque se exportaba a través de Iquique. Son los comienzos del auge de esta ciudad que Juan de Saavedra jamás pensó que sería mucho más grande que su pueblo natal.
Hugo Espinoza Chacón Magíster en Dirección de Empresas