La capital de la paralización
La caída del Terminal 2 fue la crónica de una muerte anunciada. Incluso antes de la venta de OHL a IFM se sabía que el concesionario estaba evaluando tomar la opción de salida que tenía y que era bastante excepcional en la industria. Antes de seguir, debemos recordar que el T2 era un muy mal proyecto, con problemas de emplazamiento por su exposición a fuertes oleajes, poca capacidad para recibir buques post panamax y un impacto patrimonial negativo e irreversible a juicio de destacados expertos en la materia.
En cualquier ciudad la caída de un mal proyecto sería vista con alegría, pero en Valparaíso deja un sabor amargo, ya que se confirma que esta ciudad se ha transformado en la "capital de la paralización", lo que no es bueno para nadie y menos para la única región del país que no crece económicamente por la falta de inversiones.
Salvo por el Mall Paseo Ross, que curiosamente nunca fue cuestionado por la emblemática ONG "Defendamos la Ciudad", toda inversión de tamaño medio ha sido víctima de ataques arteros por parte de una variopinta fauna de colectivos, partidos políticos, sindicatos, parlamentarios o activistas. Sus contiendas siempre tienen la épica de David contra Goliat, para defender a "Valpo" de la voracidad del capitalismo salvaje representado por los inmobiliarios, industriales, gestores culturales, concesionarios, retailers (salvo Paseo Ross) o el propio Estado.
Incluso el parque costero "Paseo del Mar Barón", que sería recibido con alegría en cualquier ciudad, ha sido víctima de la furia activista. Están los seguidores del Rincón Salfate que piensan que es fruto de una conspiración donde participan masones, alcaldes, ministros, dos premios nacionales y reptilianos infiltrados en los miles de vecinos que votaron en el concurso de ideas.
Algunos quieren un puerto gigantesco en vez de un parque, otros detestan el puerto y también el parque, no pocos quieren un puerto-parque, mientras que crecen las solicitudes para ocupar el terreno como feria de emprendimientos ciudadanos. Y así nos hemos ido los últimos 15 años dejando a Barón como ruina en pleno borde costero central.
¿Cuántos participan de la resistencia antiproyectos? Si somos generosos, no más de mil personas, excluyendo algunos estudiantes que vienen de paso y se suman a cualquier disputa que permita ejercitar su derecho a protesta. La gran duda es que ocurre con los otros 295.655 porteños. ¿Quién los representa en este debate? ¿Cómo se expresan sus opiniones si no tienen tiempo para elucubrar conspiraciones u organizar marchas? Y la pregunta más importante es la siguiente: ¿cómo y dónde se construirán las viviendas, los parques o los servicios que necesitan estos vecinos para quedarse y disfrutar de su ciudad?
Creo que estas dudas debieran ser centrales en el debate que se viene el próximo año con la elección de alcaldes y gobernadores, y que seguramente será bautizado como la "madre de todas las batallas". Porque si alguien no pone orden y visión estratégica a estas disputas, de tanto defender a "Valpo" podemos terminar matando al Valparaíso real, cuyos habitantes no tienen la culpa de vivir en la capital de la paralización.
Arquitecto, urbanista
"Algunos quieren un puerto gigantesco en vez de un parque, otros detestan el puerto y también el parque, no pocos quieren un puerto-parque, mientras que crecen las solicitudes para ocupar el terreno como feria de emprendimientos ciudadanos. Y así nos hemos ido los últimos 15 años dejando a Barón como ruina en pleno borde costero central."
Iván Poduje