A las viñamarinas y viñamarinos
Prácticamente toda mi vida la he consagrado al servicio público de mi amada ciudad, Viña del Mar. Desde joven, dediqué mi esfuerzo para trabajar en beneficio de toda la comunidad, especialmente, los más necesitados, desempeñándome en diversas instancias y organismos públicos. Esta experiencia me brindó el conocimiento, el contacto directo y cara a cara con generaciones de viñamarinas y viñamarinos a quienes, posteriormente, he representado en la administración comunal, primero como concejala y luego como alcaldesa.
Gracias a esta importante trayectoria sé de las alegrías y satisfacciones que entrega la política y el servicio público, pero también he conocido su lado amargo, provocado muchas veces por la incomprensión, la negligencia y las mezquindades políticas. Ese lado ingrato jamás me ha hecho claudicar, ni bajar los brazos, muy por el contrario, me ha motivado a continuar, con fuerza y con la frente en alto para seguir sirviendo a mi ciudad y a sus familias.
Como es de público conocimiento, durante el último tiempo, la gestión comunal que tengo el honor de encabezar ha sido cuestionada desde diferentes frentes, siendo incluso objeto de una acusación ante el Tribunal Electoral Regional, y aun cuando hemos demostrado que la situación financiera del municipio está equilibrada, se insiste en estas imputaciones ante la opinión pública.
En esta oportunidad, no me detendré en cifras, ni detalles técnicos, todos quizás muy difíciles de comprender en una primera instancia. Hoy quiero, nuevamente, dar un acto de fe y asegurar a mi comunidad, a mi ciudad, que la casa está ordenada, que tengo la confianza que la verdad y el bien siempre se imponen a la baja política, a intereses electorales y partidistas y a las deleznables intenciones de perjudicar, no sólo el trabajo realizado por el municipio, sino de agredir y ofender a mi persona y a mi familia.
Sí, he sido blanco de sistemáticos ataques personales durante más de un año y, actualmente, estoy siendo víctima de maniobras políticas que ponen en duda mi honestidad, mi honor y, lo que más me duele, mis intenciones como alcaldesa, que no son otras que proteger y dar la mejor calidad de vida a todos los viñamarinos y hacer que nuestra comuna sea cada día más moderna, amable e inclusiva.
No puedo negar que esto me afecta y me duele. Sin embargo, he sido, soy y seré una mujer fuerte, con fe en Dios y confianza en las instituciones de mi país. Por eso, sé que este momento adverso será superado. No decaeré, por el contrario, saldré fortalecida de este trance para continuar haciendo lo que amo, lo que llena mi espíritu, lo que decidió la mayoría de los viñamarinos que me eligió, aunque a algunos no les guste: ser la alcaldesa de Viña del Mar y trabajar por mi ciudad y sus familias con más fuerza que nunca y, como siempre, con todo mi corazón.