Recomendaciones valiosas son las que entrega Angélica Arias, directora ejecutiva del Instituto Metropolitano de Patrimonio de Quito, quien visitó Valparaíso con el objeto de concretar un convenio con la Fundación Universidad de Playa Ancha. Se trata de un acuerdo para el intercambio de experiencias sobre revitalización de áreas históricas, conservación y promoción del patrimonio cultural.
La arquitecta de la Universidad Católica de la capital ecuatoriana advierte de una realidad que conviene tener presente en Valparaíso: el tema patrimonial compromete a los mayores y no así a los jóvenes "que se sienten excluidos".
Y el hecho llama la atención considerando que Quito, Patrimonio de la Humanidad desde hace 40 años, tiene inigualables expresiones históricas, religiosas y culturales de fuerte presencia urbana. Ese sentimiento de exclusión exige educar sistemáticamente para el patrimonio, buscando crear en la juventud un sentido de compromiso indudablemente necesario en Valparaíso.
También habla la experta visitante de la necesidad de una "política de acompañamiento inclusive en lo presupuestario o en mantenimiento". Esa política se desarrolla en Quito con diversos mecanismos, vieja demanda planteada en Valparaíso sin llegar a una sistematización más allá de inversiones, si bien es cierto importantes, temporales. Y sobre el punto la arquitecta aclara que fuera de los fondos son necesarias alianzas "entre todos los actores del territorio", pues en caso contrario "no hay recursos que aguanten".
Y dentro del tema de la participación destaca como positiva la presencia en la materia de la academia, las universidades, presencia que se da en Valparaíso.
También alude al choque turismo-patrimonio, con saldos negativos en puntos de atracción universal como Venecia o Grecia "con problemas graves por los cruceros", con miles de visitantes que "no dejan ni un centavo". Bueno, todavía no llegamos a esa etapa. Y en la misma línea advierte sobre los desarrollos turísticos en ciertos barrios que "muchas veces expulsan a la gente que vive allí", cuestión que en Valparaíso exige profundización para lograr un diagnóstico certero.
Quito, refiere la experta, enfrenta hasta con prisión el daño a bienes patrimoniales limitando incluso murales que podrían ser artísticos. En terreno, relata, hay un equipo que se dedica sólo a borrar.
La profesional ecuatoriana plantea como el motor de una política patrimonial un plan maestro elaborado con participación de la comunidad. Allá lo lograron luego de dos años. "Fue duro al comienzo… la participación de la gente era prácticamente una lista de quejas".
Recomendaciones valiosas, conocidas, que con patente importada posiblemente sean acogidas y tomemos en serio el rumbo patrimonial.