Fomentar la lectura a edades tempranas genera confianza y empatía en los niños
PRINCIPIO. Esta acción debe estar alejada de toda imposición y motivada sólo por el placer de promover la recreación.
Los primeros años de vida son una etapa crucial en el desarrollo del lenguaje y el surgimiento del aprecio por la lectura. Las neurociencias han demostrado que, hasta 36 meses después del parto, en el cerebro se producen sinapsis que son esenciales para instalar los mecanismos que impulsan esos procesos.
También está demostrado a nivel científico que incluso cuando el ser humano todavía está dentro del vientre materno se conecta con el lenguaje desde el afecto, la música o el tono con que se pronuncian las palabras y, luego, una vez que nace, ese nexo contribuye a facilitar el interés por la lectura alejado de toda imposición y motivado solo por el placer de disfrutarla mediante un cuento, una poesía o juegos verbales extraídos de alguna tradición oral.
Fondo y forma
La doctora en Ciencias de la Educación Patricia Herrera Sepúlveda, académica e investigadora de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad de Valparaíso, sostiene que el gusto por la lectura a edades tempranas comprende, necesariamente, lo que ella misma define como "la dimensión del disfrute", entendida ésta como una experiencia que se vincula de manera directa con 'la escucha' de una lectura realizada en voz alta.
"Sabemos que los niños acceden a las historias contenidas en los cuentos u otro tipo de género literario gracias a quienes se las leen o relatan. Aunque esto es de gran importancia, no basta para despertar en un niño o una niña las ganas de leer. También es igual de relevante que la persona a cargo de esa lectura o relato tenga claro que la forma en que ejecute esa acción será clave para despertar en ellos un real interés por conocer esas u otras historias contenidas en un libro específico", precisa la educadora.
En ese entendido, el fomento de la lectura en los primeros años de la infancia implica dar a los niños la oportunidad de acceder a un mundo que no debe restringirse solo a oír cuentos y fábulas, ya que de igual manera incluye a las canciones, los juegos y las retahílas verbales.
"Quién no oyó cuando pequeño -después de una lluvia- la frase 'Caracol, caracol, saca tus cachitos al sol', o tras caerse 'Sana, sana, colita de rana…' o una cuenta para saber su turno en un juego, o una adivinanza o trabalenguas, recursos que para los niños son muy atractivos por su sonoridad y sentido lúdico. Sin embargo, ahora se utilizan solo cuando se celebran efemérides o la llegada de alguna estación del año, pese a que es posible recurrir a ellos con rapidez, gracias a las nuevas tecnologías, e incluso descubrir nuevos", afirma Patricia Herrera.
Acto de encuentro
Los especialistas en este tema coinciden a la hora de explicar que el aprecio por la lectura a edad temprana abarca más que el mero acto de leer, pues se trata de una aproximación que involucra un encuentro entre quien expresa y quien escucha, un espacio de diálogo, confianza y empatía.
"El que lee o narra y el que escucha son espectadores/protagonistas de una historia que transcurre ante ellos y con ellos, lo que permite -después- abrir una conversación que invita a la reflexión compartida. El escritor inglés Aidan Chambers ha desarrollado una teoría respecto de esta mediación lectora en la que sugiere plantear algunas interrogantes de base, que se centran en el sentido que a los niños y niñas les produce lo que escuchan, tales como 'qué te sorprendió de la historia', 'qué no te gustó' o 'conoces a alguien que le haya ocurrido algo similar', entre otras", sostiene la docente e investigadora de la Escuela de Educación Parvularia de la UV.
Por lo anterior, este encuentro a partir de la lectura es capaz de gatillar procesos de autoconocimiento en el niño y de conexión con otros que están escuchando la misma historia.
"Al conocerse a sí mismo, el niño o la niña se dispone mejor para abrirse con sus pares, fortaleciendo su propia seguridad, ya que aprenden a valorar al otro, respetando sus opiniones y experiencias. Por otra parte, favorece un vínculo positivo con los adultos, que se basa en el respeto. Y, sin duda, permite a la vez el desarrollo del lenguaje desde una perspectiva mucho más significativa, porque lo que se conversa a partir de las lecturas o narraciones realizadas está vinculado a sus vivencias o a la de amigos", argumenta la doctora en Ciencias de la Educación.
Rol compartido
Quienes están llamados a realizar esta mediación -además de los padres o familiares directos- son por cierto los educadores, ya que los niños suelen permanecer extensos períodos de tiempo en los jardines infantiles, escuelas y colegios, y por tanto es necesario planificar espacios destinados al fomento de la lectura durante la jornada pedagógica.
De hecho, en Chile existe una política pública que lo promueve (Ley del Libro y la Lectura) y muchas de las instituciones señaladas disponen de bibliotecas de aula o centros de recursos para el aprendizaje, los cuales cuentan con textos de muy buena calidad.
En opinión de la académica e investigadora de la UV, el desafío ahora en este tema es lograr que otros profesionales se comprometan con el fomento de la lectura en la infancia.
"Hace una década se instaló el programa Nacidos para Leer, que consistía en impulsar la lectura en niños de hasta cuatro años, con apoyo de la madre, el cual aún está activo. Ahora el desafío es sumar a otros profesionales, como los pediatras, las enfermeras y los fonoaudiólogos, que desde su ámbito tienen mucho que aportar. Desde una perspectiva socioeducativa, esto recobra más sentido en contextos de mayor vulnerabilidad, donde estos especialistas también pueden orientar, en este caso a las familias que acuden directamente a los centros de salud", concluye Patricia Herrera.
Mi primer rincón lector
Una iniciativa pionera en Chile destinada a fomentar la lectura durante la primera infancia es el Programa "Mi primer rincón lector", que impulsa la Fundación para el Desarrollo de San Antonio Siglo XXI, con el patrocinio de la Unicef y la asistencia técnica de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad de Valparaíso. Ésta se inició el 26 de marzo pasado, con una capacitación -realizada por un grupo de especialistas dirigidos por la docente e investigadora Patricia Herrera- a los equipos de tres jardines infantiles de esa comuna, destinada a familiarizarlos con esta metodología, el uso del cuento y las narraciones y su implementación en el aula, la cual culminó esta semana. El programa se inaugurará oficialmente en junio próximo.