El penoso caso de dos adultos mayores abandonados en su casa en el barrio Santa Inés de Viña del Mar, uno de los cuales falleció sin haber recibido oportuna atención alerta, una vez más, sobre la dolorosa situación en que se encuentran muchas personas en el ocaso de la vida.
En ese caso, como en otros, aparecen responsabilidades familiares y también de la sociedad misma que no se ocupa de una realidad de nuestro país: el creciente número de adultos mayores en todos los sectores.
Se puede dar a esta realidad una mirada positiva, pues corresponde a una población que logra mayores expectativas de vida debido a mejores condiciones generales del país, a cambios culturales y a los avances de la medicina.
Sin embargo, hasta ahora, esa realidad no se asume integralmente, pese a que formalmente hay organizaciones que se ocupan de la materia.
Así, por ejemplo, para toda la población del país, casi 19 millones de habitantes, hay sólo 104 geriatras, el 90 por ciento en Santiago.
La cardiología, por citar un aspecto, ha alcanzado en el país alta calidad y desarrolla exitosos procedimientos como los trasplantes cardiacos que, precisamente, se realizan con frecuencia en el hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar, técnica que contribuye en forma decisiva a nuestros índices de longevidad. Pero, paradojalmente, quienes avanzan en la edad gracias a los progresos médicos no tienen acceso fácil a una atención especializada en esa condición.
Sobre el tema los doctores Homero Gac y Jaime Hidalgo, presidente y director, respectivamente, de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile expresan en carta a El Mercurio de Santiago que "hoy la población adulta mayor crece en número y proporcionalmente sobrepasará a la infantil, incluso, en 30 años, uno de cada cuatro (algunas proyecciones plantean uno de cada tres) chilenos será una persona mayor". Y focalizando el tema en su especialidad expresan que "menos de la mitad de las facultades de medicina adscritas a la Asociación de Facultades de Medicina de Chile cuentan con un curso formal de geriatría y en ellas algunas no tienen geriatras certificados para impartirlas. Ni hablar cuando observamos otras carreras afines".
Y el tema médico, siendo fundamental, es solo uno de los aspectos relativos a la dimensión etaria que está alcanzando la población de nuestro país.
Además hay variados aspectos, materiales y afectivos, donde no existe una mirada global que considere una realidad que, en último término, tiene alcances profundamente humanos. Son positivos, sin duda, los logros en mayores expectativas de vida, pero a esa vida hay que darle calidad, tarea pendiente y urgente cuando los plazos se van acortando.