Es necesario hacer un llamado de atención sobre la crisis portuaria que golpea a Valparaíso. En 2018 la carga tuvo una baja de 18% y el molo de abrigo está con serios problemas estructurales, hechos que pese a su gravedad no han remecido al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT).
Según cifras de la Cepal, el año pasado San Antonio registró un movimiento portuario de 1660 mil teus. Valparaíso alcanzó solamente 903 mil. No se visualiza que se haya intencionado una política de complementariedad entre ambos puertos, no obstante pertenecer ambos a una misma región y al Estado de Chile.
El prolongado paro de los trabajadores en diciembre pasado y su precaria situación laboral son una larvada bomba de tiempo y la Empresa Portuaria de Valparaíso demostró su incapacidad para manejarla. Ni el MTT ni el Gobierno han respondido a la demanda que el Congreso y los municipios portuarios han hecho conjuntamente exigiendo desde hace casi un año una nueva Ley de Puertos ante la obsolescencia de la Ley 19.542 y la necesidad de una óptima relación puerto-ciudad, como ocurre en todas las exitosas ciudades puerto del mundo. La nueva institucionalidad incluye puertos públicos y privados y una solución permanente a los problemas de autoridad portuaria, gestión, logística, sostenibilidad y laborales.
Suma y sigue. Se prolonga sin solución el conflicto de las cargas limpias y la fuga de los cruceros permanece en la indefinición sobre la construcción de un muelle propio para esta importante industria. Además, el paro masivo del sector transporte del 25 de marzo expresa la inquietud e impaciencia latente ante la pasividad y falta de respuestas. Agrega a ello la ministra el retiro de la Contraloría del decreto que declaraba a los funiculares como transporte público, negándoles el financiamiento de la ley espejo mientras se continúa demorando la licitación del Transvalparaíso.
El peak de la crisis se expresa en una frase para el bronce de la ministra de Transportes: "La construcción del tren rápido es muy necesaria, sujeta a que haya carga. La carga, principalmente, es la que sostiene el proyecto del T2". A buen entendedor… Pero faltaba completar el cuadro: el MOP anuncia que no licitará el tren rápido este año, incumpliendo el compromiso público de Hacienda.
La ministra Hutt, entretanto, valora la gestión de la EPV y deja en la impunidad su fracaso en el proyecto estrella del Mall Barón, declarado ilegal por la Corte Suprema, y le encarga salvar el T2, desconociendo la incapacidad que han demostrado sus ejecutivos para explicar y convencer a actores fundamentales de la ciudad de la bondad de este proyecto y sin generar los espacios necesarios para un diálogo a fondo y una evaluación con visión integral.
Abisma e indigna la indolencia y pasividad con que se observan estos conflictos y problemas desde el MTT porque, además, no son de impacto sólo sobre Valparaíso. ¿Hasta cuándo vamos a tolerar que sea el "Ministerio del Transantiago" el que le entregue discrecionalmente a Alsacia, una empresa fracasada y con litigios con el Fisco la suma de 68.000 millones para el arriendo de un terminal?
Ante esta mezcla de ceguera centralista e irresponsabilidad corresponde que brote desde las autoridades y las organizaciones locales una voz fuerte, unida y clara hacia la Capital del Reyno.