El Banco Mundial recortó sus pronósticos para la economía del planeta en el 2019, detallando que el crecimiento global va a desacelerarse a 2,6% este año, es decir 0,3 puntos por debajo que lo proyectado en enero, para alcanzar un 2,7% en 2020, un nivel también 0,1 puntos por debajo de lo calculado por la institución en su informe emitido a principios de este año.

Entre las razones que motivan este ajuste, la entidad apunta a las tensiones comerciales, la inquietud en los mercados financieros y una desaceleración más marcada de lo previsto en varias economías avanzadas. La institución espera una recuperación leve en los próximos dos años, según los datos de sus pronósticos semestrales, que cuentan con que haya una mejora en el panorama global para entonces.

También espera que el crecimiento de América Latina y el Caribe, exceptuando Venezuela, sea de 1,7% en 2019, un recorte frente al pronóstico de una expansión de 2,1% hecha en enero. Esto, para el BM es reflejo de las condiciones complicadas que enfrentan varias de las grandes economías de la región.

Para chile

En el caso de Chile, mantiene en 3,5% la proyección de crecimiento para el presente año, superior al promedio mundial, aunque continuará en los próximos años en baja: de 3,1% para 2020 y 3,0 para 2021. Esto, según el organismo, por la desaceleración de la demanda de exportaciones y el endurecimiento fiscal planificado, entre otros motivos.

El azafrán es el producto o especia cultivable más caro del planeta y es por ello que cada kilo cuesta alrededor de $2,6 millones. Pero además de los réditos económicos tiene la ventaja de que su cultivo es capaz de resistir duras sequías, fuertes heladas y veranos muy calurosos, por lo que se transforma en una excelente alternativa para mitigar los efectos del cambio climático en la agricultura y potenciar la diversificación económica en varias localidades del país.

Así lo entendieron en Casablanca, particularmente la empresa Kelumilla que se propuso implementar el desarrollo de este producto en el valle y con resultados altamente positivos. "Nosotros empezamos a trabajar con el azafrán como el 2015 con la idea de buscar un cultivo que se adaptase a las nuevas condiciones de la agricultura en la zona con más heladas y escasez de agua, que fuese rentable en una pequeña densidad y fácilmente movible", comenta el fundador de la iniciativa, Cristián Holzmann.

"Debido a las características que el azafrán posee, la introducción de este cultivo a Chile ha sido un anhelo de larga data en el que hasta ahora se habían invertido recursos, sin lograr resultados sostenidos en el tiempo", explica Holzmann, agregando que gracias al apoyo de FIA (Fundación para la Innovación Agraria), en conjunto con la empresa de biotecnología Greenbiofactor y mediante una estrategia basada en investigación y desarrollo que incluye una probada experiencia en biotecnología y cultivo in vitro, se logró la introducción exitosa del cultivo en la zona central, algo inédito.

La idea es comenzar a abrir mercados, principalmente en Estados Unidos y también en Europa.

El cultivo fue visitado por el ministro de Agricultura, Antonio Walker, quien destacó la opción que esto representa para las pymes. "El azafrán es una alternativa muy interesante ya que Chile cuenta con un clima en la zona central muy favorable para el desarrollo de este cultivo. Queremos seguir impulsando la incorporación de nuevas tecnologías que permitan dar un salto en el desarrollo de la producción local y que en este caso el azafrán se convierta en un producto más dentro de nuestra oferta exportable", dijo el secretario de Estado.

El mercado mundial del azafrán es de aproximadamente 60 toneladas, que representan US$ 220 millones y el mayor productor es Irán con un 95% del total.

El Institute for Management Development recientemente ha publicado su Ranking de Competitividad de los países, estudio que monitorea un total de 63 economías, una de las cuales es la de nuestro país.

Esta edición nos entregó malas noticias, constatando un bajo desempeño de nuestra economía, la que descendió 7 posiciones, ubicándose en el lugar número 42 de dicho ranking, comparado con el resultado publicado el 2018. Este reporte ha dejado en evidencia significativas brechas que nuestra economía debe superar, para así acercarse a mejores condiciones competitivas y avanzar a niveles de desarrollo superiores. Si bien, nuestra economía lidera la zona de Latinoamérica, el pobre resultado nos debe llamar a la reflexión, pero sobre todo a la acción, pues nos estamos quedando atrás y esto nos afectará en el corto, mediano y largo plazo.

Que una economía sea menos competitiva que otras, nos indica que a la hora de realizar la transformación requerida para brindar productos o servicios esta economía consume más recursos que las otras, y por ende a la hora de llegar con estos al mercado tiene menores posibilidades que sean preferidos por los consumidores. Esta condición repercute en las opciones de crecimiento de nuestras empresas, afecta la generación de más y mejores trabajos, por citar algunos efectos.

Cuando analizamos en detalle el resultado publicado, vemos que el retroceso se explica por nuestras bajas en Desempeño Económico, Eficiencia del Gobierno, pero el principal retroceso se dio en la Eficiencia de los Negocios, ámbito en el cual retrocedimos de la posición 26 a la 41. Es en esta dimensión donde se controla la vocación innovadora de las empresas, entre otros aspectos.

Acá me detengo y destaco la urgencia empresarial de asumir el rol de gestionar la innovación. Podemos esperar que reformas estructurales nos añadan competitividad, pero el esfuerzo que podemos hacer en cada una de nuestras empresas es clave a la hora de hacernos más competitivos, y para eso no debemos esperar a nadie. Innovar no debe ser un proceso casual, impulsado por una moda, sino que debe ser una función empresarial que se administra de manera profesional, con visión de futuro y con el fin de añadir capacidades competitivas a las empresas. Cada proyecto de innovación que se incorpore a nuestro portafolio en la empresa debe tener en sus efectos deseados impactos en la competitividad de la misma. La innovación será una herramienta que cualquier empresa podrá utilizar y así no quedarse atrás en esta carrera.

A no restarse de este proceso transformador, y a empujar nuestra economía desde el rol que nos toca jugar. Hagamos que las empresas de la región de Valparaíso, activen sus esfuerzos de innovación y se hagan cargo de mejorar la competitividad de nuestra economía.

Encontrémonos a hablar de innovación en el próximo Encuentro Empresarial, que este 12 y 13 de Junio la CRCP Valparaíso organiza, y preparémonos para este nuevo tramo de la carrera, saquemos el desafío adelante pues somos una región pionera que colabora.