Cuando las empresas planifican financieramente a largo plazo, deben estimar las inversiones que realizarán a futuro, basada en su planificación estratégica, y al mismo tiempo deben determinar las necesidades totales de financiamiento estructural de la empresa.
El paso siguiente es decidir cómo financiar estas necesidades estructurales de fondos: recurrir a deuda, a capital o a una mezcla de ambos. Esta decisión es sumamente difícil, pero en resumen se debe basar en una serie de consideraciones conceptuales y prácticas, que se analizarán a continuación.
Características de la deuda y el capital
Deuda y capital son dos maneras de financiamiento que cuentan con características bastante diferentes, a saber:
• La deuda genera para la empresa un pago fijo; devolución de la deuda original más pago de intereses. En cambio, el capital genera un pago variable a los dueños, dado por los repartos de utilidades o dividendos, los cuales dependerán de los resultados que genere la empresa a futuro.
• La administración de la empresa es ejercida por los dueños, mientras que los titulares de la deuda no tienen ningún derecho de administración. Por lo mismo, los acreedores tienen legalmente prioridad por sobre el capital ante una liquidación.
• En todo caso, cuando los contratos de deuda estipulan restricciones a la empresa, en cierta manera los acreedores pasan a ejercer parcialmente esa administración. Las restricciones pueden ser financieras, como limitar el pago de dividendos o el nivel de endeudamiento, o contractuales: que limitan el accionar de la administración en diferentes aspectos.
• Los intereses pagados son un gasto deducible de impuestos, mientras que los dividendos no son deducibles de impuestos.
Análisis conceptual de la decisión de financiamiento
Existe un vasto desarrollo conceptual para analizar las decisiones de financiamiento estructural, convirtiendo la elección entre deuda o capital como uno de los aspectos más tratados por los teóricos de las finanzas. La discusión consiste en determinar cuál es la estructura de capitalización que maximiza el valor económico de la empresa para sus propietarios.
Por un lado, hay elementos que favorecen aumentar el endeudamiento, principalmente el hecho de que los intereses de la deuda están sujetos a deducción de impuestos, mientras la remuneración del capital no. A este hecho se le llama "subsidio tributario a la deuda", por lo que endeudarse agregaría valor a la empresa, vía el ahorro de impuestos generado.
Sin embargo, hay otros elementos que aconsejan disminuir el endeudamiento. Aquí se mencionan los llamados "costos de quiebra", generados cuando la empresa se encuentra en una situación de mucho endeudamiento y, por lo tanto, de alto riesgo de insolvencia. Estos costos incluyen trámites legales asociados a la problemática, dificultades en la operación normal del negocio, cambio del foco de la administración hacia los problemas derivados del endeudamiento, y generación de un desprestigio de la empresa en el mercado. Así, se provoca una disminución de valor para la empresa.
En resumen, conceptualmente conviene contar con deuda dentro de la estructura de financiamiento, pero sólo hasta cierto nivel, cuando empiezan a aparecer los "costos de quiebra". El problema es que el desarrollo teórico del tema no aporta con una forma concreta de determinar cuál es el punto de equilibrio que se debe buscar, que es donde se maximiza el valor de la empresa.
Análisis práctico de la decisión de financiamiento
En la práctica, como la teoría no aclara cómo dar con el punto óptimo entre deuda y capital, se debe recurrir a ciertos aspectos prácticos como los siguientes para tomar las decisiones:
• Dependiendo del rubro del negocio, hay ciertos niveles aceptados de endeudamiento. Para un negocio con mucho riesgo operativo, no se le aceptará grandes niveles de endeudamiento.
• Los contratos de crédito de largo plazo de la empresa, generalmente ponen límites al nivel de endeudamiento máximo.
• Algunos dueños de empresas prefieren aumentar el endeudamiento, pues ello permite aumenta su rentabilidad, al permitir acceder a similares niveles de utilidad, pero con un menor aporte. Además, esto evita tener que integrar a nuevos accionistas, lo que implicaría ceder parte del control de la empresa.
• Algunos dueños de empresas prefieren no aumentar el endeudamiento pues tienen aversión al mayor riesgo financiero que se provoca, incluso cuando la empresa está dentro de límites razonables.
• Si la empresa posee más activos, susceptibles de dar como garantía, será más fácil endeudarse.
• Si las tasas de interés vigentes en el mercado están bajas, esto será un incentivo a aumentar la proporción de endeudamiento.