Alerta que nos llega desde el siglo XVIII
Hay advertencias del lejano terremoto de 1730 que cobran actualidad cuando se trabaja en planes relativos al futuro de Valparaíso y Viña. Las enseñanzas derivadas de la catástrofe de los tiempos coloniales no se pueden perder con el paso del tiempo y quedar únicamente en los libros de historia. Deben asumirse seriamente.
La conmemoración del terremoto y tsunami que devastó Valparaíso el 8 de julio de 1730, más que un recuerdo histórico, es un llamado de alerta ante la posible ocurrencia de una catástrofe similar. En esa línea, se están desarrollando una serie de actividades informativas destacando los alcances que tendría un fenómeno como ese en la actualidad.
El investigador Marco Cisternas, que integra un grupo académico que estudia el tema, recomienda que "siempre es importante mantener la memoria viva, y Valparaíso ha dejado de lado ese evento que le afectó".
Vicuña Mackenna, en su historia de Valparaíso, reseña que "esa terrible catástrofe trajo también como inmediata consecuencia la salida de mar -el tsunami-, que más que el terremoto mismo, fue el que destruyó casi totalmente la ciudad".
Las víctimas del fenómeno fueron pocas y el olvido fue cubriéndolo. Sin embargo, la reconstrucción histórica refiere no solamente a destrucción de templos y bodegas, sino que también al tsunami que con sus aguas alcanzó hasta lo que es hoy la subida Santos Ossa.
En base a información histórica se ha determinado que el fenómeno tuvo una magnitud entre 9 y 9,3. Y esa magnitud, afirman los científicos, es superior a los terremotos de 1822, 1906 y 1985.
Advierte Cisternas sobre la energía acumulada desde 1730, "suficiente para generar un gran terremoto… es una cuestión de tiempo nomás". Ese es el mensaje que se busca entregar a la comunidad al cumplirse 239 años del fenómeno.
Ante esa realidad, Cisternas destaca la modificación de la carta de inundación confeccionada por el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) que alerta sobre la inundación de todo el plano de Viña del Mar, hasta el Sporting Club, y en Valparaíso todo El Almendral.
Victor Orellana, director de la Fundación Proyecta Memoria, focaliza el sector Casino como uno de los puntos críticos en caso de un tsunami: "uno de los lugares más desfavorables de Chile en cuanto a la evacuación". Pero la solución, agrega, está en la "evacuación vertical como una política pública". Esto supone una normativa para utilizar como refugios para salvar vidas los edificios de San Martín, avenida Perú y de otros sectores.
Sin ser alarmistas, las advertencias derivadas de la lejana catástrofe del siglo XVIII no se pueden perder con el paso del tiempo y quedar únicamente en los libros de historia. Deben asumirse seriamente para tener vigentes sistemas preventivos de información y evacuación. La educación es fundamental, pero también un estudio a fondo, más allá de intereses puntuales, de las cartas de inundación.
Y esta observación, desde una mirada urbanística responsable, es insoslayable cuando se trabaja en Viña del Mar en un nuevo plan regulador y en Valparaíso en el Plan de Desarrollo Comunal.