"La oposición busca evitar la retroexcavadora del Gobierno en reformas tributaria y electoral"
El escenario político está movedizo: la crisis del PS a raíz de denuncias de narco política, que se profundiza con la reelección de Álvaro Elizalde; una mesa DC que deberá enfrentar la rebelión de sus senadores, un PC que está quedando aislado por su apoyo irrestricto a Venezuela y un oficialismo tensionado por la polémica figura de José Antonio Kast forman parte de una puesta en escena que animará el segundo semestre, según advierte el analista y director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales.
- ¿Qué le parece que en el Senado la oposición se haya unido para defender las reformas de Bachelet?
- Lo que ha hecho la oposición es evitar la retroexcavadora que ha impulsado el Gobierno especialmente en lo que a reforma tributaria y sistema electoral se refiere. El Gobierno ha insistido en modificar los pilares de la administración Bachelet aprovechando la evidente descoordinación opositora, pero justamente por instalar estos temas es que el Gobierno ha conseguido lo imposible: unir a la oposición bajo un relato común. La peor estrategia que puede adoptar un gobierno es dar razones a la oposición para cobijarse en un paraguas único. El Gobierno lo hizo bien en su primer año al llamar a la unidad y a los consensos. Eso inmediatamente fracturó aún más a la oposición, pero tocar temas sensibles asociados a las reformas tributaria, de salud, de educación y de pensiones hizo que la oposición comenzara a escucharse entre sí, identificando mínimos comunes para enfrentar a La Moneda. Esto es más claro en el Senado que en la Cámara. La razón es muy sencilla. En el Senado hay menos partidos con representación y la renovación es más lenta. De hecho, hoy hay 43 senadores, 5 más que en la legislatura anterior, una cifra mínima al lado de la renovación que ha tenido la Cámara.
- Con esta medida la DC en la Cámara Alta se rebela contra los acuerdos establecidos por la mesa falangista. ¿Lo ve así?
- Roces van a existir siempre, más aún cuando el presidente del partido no es congresista. Lo que ha hecho Chahín es proponer una oposición distinta, cuyo afán es colaborar y mejorar los proyectos que vienen desde el Ejecutivo. Si los senadores DC comienzan a cuestionar esta estrategia por el sólo hecho de dialogar con el Gobierno, entonces la DC se meterá en un tremendo problema. A un partido disminuido electoralmente no le vendría sumarse una división producto de dos estilos casi incompatibles. Por un lado, los que quieren explotar una nueva identidad DC. Por otro lado, los que insisten en hacer una oposición más radical. Dado que la gente premia a las oposiciones que construyen puentes y castiga a las oposiciones que colocan barricadas, el rol de la DC en este gobierno es clave. Si el objetivo es construir una nueva coalición de centro, entonces lo peor es intentar parecerse al PC o al Frente Amplio, pues la gente siempre prefiere el original a la copia.
- ¿Qué tan complicado puede ser para Fuad Chahín que el falangismo adopte una posición independiente a los compromisos que él y la directiva de la DC asumen con el Gobierno?
- Sería una señal más para anticipar la extinción del PDC. Si los pocos que quedan no son capaces de conseguir un acuerdo que beneficie al partido y que enaltezca su rol articulador, entonces la DC tendrá sus días contados. En un escenario de enfrascamiento entre los senadores y la mesa directiva, será imposible construir liderazgos. La DC puede ir olvidándose de la presidencial 2021 si insiste en un conflicto interno que no tiene destino. Se equivocan quienes creen que la única forma de construir liderazgos es obstruyendo al gobierno de turno. Eso aplica para partidos grandes e institucionalizados, pero no para partidos pequeños que se juegan la vida en las próximas elecciones.
- ¿Le sorprendió el lapidario informe que entregó la expresidenta Bachelet sobre la situación en Venezuela?
- En absoluto. La expresidenta sólo siguió el sentido común. Hubiese sido impresentable otra clase de informe. Si bien su corazón es de izquierda, el cargo que ostenta le impide colocar juicios políticos por sobre una realidad evidente a todas luces. Maduro no es Fidel Castro, por lo que para Bachelet no debe haber sido tan difícil escribir ese informe y condenar públicamente al gobierno de Maduro.
- ¿Fue un golazo hacia Piñera?
- El efecto del informe de Bachelet ha sido mucho más fuerte que el viaje de Piñera a Cúcuta, que fue un absoluto fracaso. Por eso mismo, el Gobierno quedó descolocado frente al informe de Bachelet, mientras que la oposición -exceptuando el PC- hizo lo propio. O sea, y aunque parezca un contrasentido, Bachelet- que dirigió un gobierno con escasos niveles de aprobación- es la figura nacional que está generando mayores grados de consensos.
- La oposición, salvo el PC, no ha opinado mucho del informe. ¿A qué lo atribuye?
- El PC se está posicionando más a la izquierda que el mismo Frente Amplio, lo que ya es mucho. Beatriz Sánchez salió a refrendar el informe de Bachelet. Sabe que esta acción es elemental para que nadie dude de sus convicciones democráticas. El PC, en cambio, aparece como un partido que no sabe distinguir entre una dictadura y una democracia. Cuba, China y Venezuela son claros ejemplos de aquello. Hay una especie de negacionismo ahí. Junto con culpar a agentes internacionales por la crisis de Venezuela, el PC le da un incomprensible respaldo a Maduro. A nivel interno, esto marcará el futuro de las nuevas coaliciones. Ningún partido que crea en la democracia como la única forma de gobierno querrá aliarse al PC. Por tanto, no es descartable que el PC vuelva a una situación de aislacionismo, debiendo competir por fuera de la coalición más tradicional de centroizquierda, lo que verá disminuida su representación comunal y en el Congreso.
- ¿Era esperable el crecimiento de Lavín?
- Absolutamente. Lavín es el único que está leyendo de manera correcta el escenario político. Al igual que en 1999, Lavín está distante de los partidos, pero tampoco ha exagerado en su "bacheletismo-aliancista". En las elecciones de 1999, Lavín entró en los sectores populares apoyado por el trabajo territorial de la UDI, pero no conquistó masivamente a electores de centro. Hoy está corrigiendo ese déficit, apuntando a votantes moderados que perfectamente lo pueden votar en las próximas presidenciales. Dado que el eje izquierda-derecha se ha debilitado como mecanismo para ordenar las preferencias electorales de la gente, Lavín no tendrá problemas en conquistar a votantes que- por ejemplo- votaron por Bachelet en 2013 o por Guillier en 2017.
- ¿Con quién competirá de Chile Vamos? ¿Con Felipe Kast, Ossandón o Allamand?
-Si en RN todo sigue igual, habrá una primaria interna entre Ossandón y otro u otros candidatos. Pueden ser Allamand y/o Chahuán. De ahí saldrá el nominado de RN. Por Evópoli Kast debiese competir en esa primaria con el fin de ir posicionando la marca de su partido en la coalición de gobierno. Lo que resta por saber es si Chile Vamos abrirá espacio para José Antonio Kast. A mi juicio, la mejor estrategia de Chile Vamos es incluir a Kast, pues es mucho mejor neutralizar a Kast desde dentro del pacto a neutralizarlo fuera del pacto. Es muy probable que Kast sea derrotado en la primaria. De esa forma, desaparece como actor formal, pues los perdedores de una primaria no pueden competir en la elección presidencial. Pero si Chile Vamos no lo incluye, entonces tendrá a Kast durante todo 2021 en la agenda noticiosa, pudiendo dañar al candidato formal del pacto.
- ¿La crisis del PS se profundiza con la reelección de Elizalde?
- Sí. El PS está en un gran problema. Es sindicado como un "narco-partido". Por tanto, le costará generar alianzas o acuerdos con los otros partidos de centroizquierda. Si el PC está quedando aislado por su postura frente a Venezuela y al informe de Bachelet, el PS está quedando aislado por su política interna. En la vida todo se devuelve. El PS cerró la puerta a la DC para un acuerdo en la lista legislativa para los comicios de 2017. La DC debió competir prácticamente en solitario debido al veto del PS, lo que dañó seriamente su representación en el Congreso. Hoy las cosas son distintas. Si la DC es inteligente, entonces no debiese tardar en oficializar una nueva alianza de centro sin el PS. La DC debe unir fuerzas con el PRSD, PPD y Ciudadanos. De esa forma, obligaría al PS a buscar acuerdos con el PC, reeditando una especie de Unidad Popular, esta vez constituida por dos partidos marginados y despreciados por el resto.
"El efecto del informe de Bachelet ha sido mucho más fuerte que el viaje de Piñera a Cúcuta, que fue un absoluto fracaso. Por eso mismo, el Gobierno quedó descolocado frente al informe de Bachelet"
"Cualquier liderazgo del PS deberá responder por las acciones u omisiones de su directiva. Nadie quiere juntarse con un "narco-partido". La gente puede perdonar la ineficiencia, pero no vincular la política con el narco"