Famoso es el grito de los pasajeros que acompañan al chofer de micro en su recorrido: "Al puertooo, vamos al puerto", vociferan en cada detención camino a Valparaíso. Este aullido al aire evoca algo que es criollo y que incluso podría resultar simpático, pero que también muestra un problema del transporte local. ¿Por qué un muchacho debe gritar hacia dónde se dirige la micro en pleno siglo XXI? Es raro, ¿cierto?
Es por eso que llama la atención que en el último tiempo se converse de un servicio moderno, pero sólo se nombren cuestiones accesorias que, si bien son útiles, debiesen estar en un segundo plano. El wifi, las cargas de puerto USB y el aire acondicionado son bienvenidos (si así ocurre) en las nuevos micros del transporte público local. Sin embargo, es bueno alertar que, si el servicio no es validado por sus usuarios (y diseñado junto a ellos), aumentar la demanda del transporte público se volverá una tarea cada vez más complicada. Lo anterior se funda en que para quienes usan el transporte público, dentro de las características más valoradas, no están las implementaciones accesorias, sino aquellas que tienen que ver con el servicio de transporte en sí: claridad en el recorrido, puntualidad en la llegada, seguridad al moverse, facilidad al subir o al bajar, etc.
Por lo tanto, la consigna que debe liderar cualquier cambio en el transporte público es: bájate del auto, súbete a la micro. Para que esta difícil tarea ocurra los operadores de los medios de transporte son clave y deben ser capaces de asegurar servicios de calidad, que como dije anteriormente se traduce en: seguridad, estar a tiempo, viajar cómodos y combinar transportes.
En otras palabras, parece ser que estamos tan empecinados en decorar con artilugios las nuevas micros, que a veces olvidamos que estamos diseñando el transporte público para hoy con las urgencias del mañana y no el último batimóvil. Por ello urge atacar el problema de fondo. De lo contrario, los tacos serán pan de cada día, sin importar cuánto wifi o puertos USB tengan las micros. El año pasado, en la región se rompieron los récords de venta de automóviles, lo que sugiere que los tacos sólo empeorarán con el tiempo.
Por otra parte, es necesario migrar a otra forma de pago, como las Bip de Santiago o las Merval de nuestro metro, ya que esto asegura a los usuarios la interoperabilidad entre los distintos medios de transporte. Micros, metro, trolebuses y tranvía (entre otros), hoy en día pueden operar de esta manera. Sin que ello signifique una mayor carga administrativa para los operadores del sistema de transporte. Es más, sería una gran ventaja para el usuario, ya que le permitiría pagar con un mismo sistema todo el transporte público y acceder, eventualmente, a tarifas más bajas.
Es necesario que los anuncios en transporte se materialicen y no se conviertan en eternas promesas, ya que, en buena parte, el transporte público es un indicador del desarrollo de los países o ciudades. Ahora bien, mientras esperamos por avances concretos no queda más que adaptarnos a lo que hay. Por lo mismo, si usted anda en micro, le recuerdo esta otra frase que puede serle bastante útil: "Tío, tío, ¿me lleva por 200? Voy ahí no más".