Colegio en Juan Fernández
Todos sabemos lo mucho que cuesta reconstruir al país cuando es aquejado por un desastre natural. Nosotros, en Juan Fernández, sabemos de eso, al igual que muchos compatriotas. Sabemos del dolor de ver desaparecer nuestras instituciones más queridas. El tsunami del 27/F de 2010 arrasó desde sus cimientos con el único establecimiento educacional de la comuna: el Colegio Insular Robinson Crusoe. Eso no nos derrumbó. El espíritu de los docentes chilenos y en especial de los de zonas extremas, es de una fuerza inusitada. No bajamos los brazos porque creemos en el Estado y en las instituciones. ¿Cómo no hacerlo? Somos profesores.
En el 2010, gracias a las gestiones de Desafío Levantemos Chile y la Minera doña Inés de Collahuasi, inauguramos un colegio de emergencia del que estamos agradecidos hasta hoy. Gracias a él se pudo restituir la sensación de normalidad luego de una tragedia como la que vivimos. El colegio ayudó a reparar heridas y sanar el dolor. Nos pusimos de pie.
Hoy somos una comunidad escolar que ha crecido en cantidad y calidad. De 110 estudiantes en el 2010, hoy alcanzamos los 197. Atendemos desde prekínder a IV° medio; somos 35 docentes, más directivos y asistentes de la educación. Nuestros estudiantes son excepcionales: amantes de su tierra, de su familia, con altísimo potencial artístico, críticos, exigentes y, como todo niño y joven, soñadores. Pero nuestros estudiantes no sueñan con imposibles, sueñan con un colegio digno y definitivo, amplio e iluminado, sin goteras, que no se inunde, donde haya espacio para jugar, para reír y pensar.
Desde 2010 a la fecha hemos recibido un sinnúmero de explicaciones y promesas respecto a la construcción de un nuevo colegio. Las hemos escuchado todas. Hoy, cuando nos preguntan qué colegio queremos, ya no soñamos. Sólo queremos, de una vez por todas, un colegio digno y definitivo, que acoja a las generaciones actuales y a las que están por venir.
Equipo docente y directivo Colegio Insular Robinson Crusoe Juan Fernández
Auge y FF.AA.El ministro de Salud, que ha demostrado tanto sentido social, debiera preocuparse del hecho que las FF.AA. no tienen acceso al plan AUGE. Se anotaría una nota de mérito sí puede hacer algo en este sentido.
Jorge Baeza Concha
Enemigo y adversario
La agresión cometida contra la estudiante Polette Vega, de la Universidad de Chile, refleja el abandono de una lección tan antigua como relevante en un orden social civilizado: la política sólo puede emerger cuando se reconoce la existencia del adversario.
La violencia, como manifestó Hannah Arendt, es un fenómeno marginal a la esfera de la política. El individuo, en la medida que es un ser político, está dotado del don de la palabra, lo cual también indica que el silencio por el miedo a la expresión libre únicamente pueda ser norma en las dictaduras.
El hecho de ser "de derecha" fue suficiente para que a Polette le propinaran golpes y empujones. Es tiempo de retomar la lección de tolerar la existencia del adversario y no seguir desencadenando la lógica perjudicial y antipolítica del amigo/enemigo.
Eugenio Guerrero
Quién es mi prójimo
El domingo recién pasado, en las iglesias católicas se leyó el Evangelio del "Buen Samaritano" (Lc 10,25-37), en que Cristo nos enseña qué debemos entender por "prójimo". Usualmente concluimos que el prójimo al que se refiere el evangelio es aquel al que los bandidos dejaron medio muerto botado a la vera del camino, al que nadie le prestó auxilio, hasta que pasó un samaritano que lo cuidó con afecto.
Sin embargo, la enseñanza de Cristo es más profunda y exigente, puesto que el foco está puesto en el prójimo del moribundo que cayó en manos de los bandidos, y no en el del samaritano. El evangelio nos muestra que, respecto del herido, el prójimo es el samaritano que practicó la misericordia. Lo que Cristo nos pide es salir de nuestro espacio de confort y practicar la misericordia haciéndonos prójimos de los demás, acogiendo a tantos lacerados que claman en nuestro camino no sólo por carencias materiales, sino también espirituales.
Miguel Á. Vergara Villalobos Alumno de Teología PUCV
Asilo
Chile debe abrir sus puertas fronterizas sin tanto requilorio a los cientos de ciudadanos que, con sus hijos y ancianos, claman por este pedido. En cambio, debe cerrar, con doble candado, la entrada de los cientos de malhechores que, día a día, cometen asesinatos, robos y cualquier delito. Sólo así nuestra patria mostrará ante los otros países que el lema del himno patrio es verdadero: "El asilo contra la opresión".
Renato Norero Valenzuela