Los casos de intoxicación que el pasado martes afectaron a 45 personas en Puchuncaví demuestran claramente que, pese a buenas intenciones de todos los sectores, los planes de descontaminación no han funcionado.
Los afectados sufrían mareos, dolores de cabeza y vómitos. Residentes del lugar denunciaban la presencia en el aire de un olor extraño, mezcla de gas y cloro.
Esta atmósfera nociva se mantuvo por una media hora y es comparada por los afectados como repetición del episodio del 21 de agosto de 2018, cuando 40 personas resultaron intoxicadas debido a la presencias de Compuestos Orgánicos Volátiles (COVs).
Una incógnita se despeja sobre el caso del martes: el origen no está en ocho faenas de carga y descarga que se realizaban en la bahía de Quintero, por tanto, "cualquier cosa que pueda estar ocurriendo debería estar en tierra", sostiene el gobernador marítimo de Valparaíso, capitán de navío Juan Gajardo, bajo cuya dependencia está esa bahía. El oficial, además, recomendó a la autoridad de Medio Ambiente "chequear una planta, debido a que el viento ha sido reinante del SW (día martes) y está en línea directa al lugar de la escuela afectada". Por su parte, la seremi del ramo, Victoria Gazmuri, reconoció la presencia de valores sobre lo habitual en mediciones de hidrocarburos detectadas en dos estaciones de monitoreo.
Ante la gravedad de la situación, la Intendencia Regional decretó la aplicación durante 10 horas del día de ayer del protocolo de Gestión de Episodios Críticos (GEC), que dispone diversas medidas de contingencia en la castigada aérea de la bahía de Quintero, pero que en los hechos no dan solución al problema de fondo, que es la amenaza constante de repetición de nuevos episodios que pueden ser de gravedad.
Principal preocupación ante estas reiteradas situaciones son los niños, pues la contaminación, cualquiera sea su origen, afecta su desarrollo. Tras el caso del martes pasado, se han mantenido las clases, pero a la vez se mantiene el suspenso y la lógica preocupación de los padres.
Y en la misma línea del suspenso, en Valparaíso, antes de que se produjera el nuevo episodio de Puchuncaví, el subsecretario del Medio Ambiente, Felipe Riesco, reconocía que "no hemos podido determinar la procedencia de esos Compuestos Orgánicos Volátiles", causantes de la crisis del año pasado y acusados, nuevamente, de la actual, aunque prometió que con la nueva red de monitoreo, ahora operada por el Estado, "se espera de aquí a diciembre tener la implementación y posteriormente una auditoría en el mes de febrero".
¿Significa esto que, por fin, se conocerá el origen de esos misteriosos compuestos? Y, conocido el origen, ¿se procederá en consecuencia mirando sólo la calidad de vida de las personas?