Katherine Escalona M.
Dos semanas duró el proceso de toma de muestras y análisis que hicieron en conjunto los laboratorios Barnafi Krause (BK Lab) y Laboval, entidades que intervinieron a un total de 73 estudiantes de Quintero y Puchuncaví para ver si tenían presencia de metales pesados, principalmente arsénico y plomo, en la sangre.
Los resultados, según el grupo de expertos que utilizó la tecnología del equipo ICP-MASA, que es capaz de detectar 23 metales pesados, fueron concluyentes. Los estudiantes analizados no presentaron niveles altos de estos contaminantes, pero sí de otros metales pesados, como el talio y derivados de azufre. Además, sólo hubo un caso en el cual se detectó altos índices de plomo.
Las conclusiones fueron dadas a conocer por representantes de ambos laboratorios, quienes explicaron cómo se generó el proceso y qué se debe hacer para mejorar la salud de los habitantes de la zona. El gerente comercial y uno de los propietarios del laboratorio Barnafi Krause, Livio Barnafi, afirmó que las muestras fueron analizadas varias veces.
"En la primera serie de análisis, cuando no apareció ninguno claramente, creímos que las cosas estaban mal, y los analistas, incluido el gerente técnico, que es Esteban Barnafi, decidimos procesar los exámenes de nuevo. No contentos con esto, lo hicimos otra vez y a la luz de los resultados, eran claros los hallazgos a los cuales nos estábamos enfrentando, es decir, no encontramos nada en relación a plomo o arsénico", aseveró Barnafi.
El médico internista y gerente general del laboratorio Laboval, Juan Patricio Castro, reconoció la presencia de otros contaminantes y dijo que "nosotros medimos arsénico y plomo, pero igual tenemos el resto de la batería y sí encontramos algunos hallazgos que van a ser compartidos con la autoridad sanitaria (...). Vamos a hacer la segunda etapa de esto porque un resultado de laboratorio no concluye un diagnóstico".
En relación a esto, explicó que "tenemos que ver ese plomo que salió elevado con un valor de 8, siendo el máximo 3. Entonces, desde el punto de vista práctico tenemos que ver cuáles son los otros elementos" y estudiar la situación.
Además, afirmó que "también tenemos sospecha de talio y el talio es un elemento que está presente en algunos compuestos químicos de uso en algunas actividades tanto industriales como hogareñas y hay que ver el cruce".
Derivados de azufre
Pese a ser descartados el arsénico y el plomo, que provocan enfermedades crónicas en la población, en el estudio también se determinó la presencia de derivados del azufre, llamados también sulfuros, que estarían asociados a enfermedades agudas.
Según explicó Barnafi, en la muestra había niños que presentaron síntomas de intoxicación el año pasado, en los episodios de contaminación ocurridos en agosto y septiembre, y luego de hacer una observación del medioambiente en que viven se apreciaron elementos que alertaban de la presencia de estos contaminantes, que no son medibles.
"No existen métodos químicos de análisis para poder determinar derivados azufrados en muestra biológica. Los niños están sanos desde el punto toxicológico en relación a la presencia de los metales pesados. Los derivados azufrados y el resto de los compuestos químicos volátiles enferman al momento en que la persona entra en contacto con ellos en forma aguda, no crónica", aclaró Barnafi.
Explicó que "los metales pesados enferman a las personas crónicamente", en cambio "estos productos, los derivados azufrados y los compuestos volátiles, entran en el tracto respiratorio, provocan la enfermedad en forma aguda y los síntomas los han visto varias veces (con las intoxicaciones del año pasado), la persona elimina estos elementos y sana".
Ante esta situación, la única posibilidad que quedaría es "establecer algún sistema de análisis químico ambiental y creo que con las estaciones de monitoreo pueden llegar a determinar la presencia durante las épocas de crisis de estos derivados azufrados", puntualizó Barnafi.
En definitiva, afirmaron los especialistas, lo que tendría que hacer el Gobierno es mejorar y endurecer las normas medioambientales existentes en la zona.
En este sentido, Castro destacó que "en ningún minuto estamos diciendo que la contaminación de Quintero y Puchuncaví se solucionó, lo que estamos diciendo es que miremos realmente dónde está la liberación de estos productos sulfurados y es precisamente en los productos de concentrados de cobre" y reconoció que "encontramos que estábamos libres de estos metales pesados en contaminación crónica. Otro elemento son las intoxicaciones agudas por los elementos volátiles".
Concentración de cobre
De acuerdo a los datos entregados por Barnafi, podría existir una relación entre hechos contaminantes y el proceso del cobre. "Los principales contaminantes que salen de la concentración de cobre son sulfuros en el estado de ácido sulfhídrico, que su característica más común es el olor a huevo podrido", recalcó.
Esto, dijo, podría obedecer a lo que "la población de Quintero está relatando durante o previo a las crisis y es justamente por la presencia de este ácido sulfhídrico en el aire".
Además, precisó que "el segundo compuesto volátil que se genera es anhídrido sulfuroso, que las autoridades ya tienen en la red de monitoreo, y éste al combinarse con el agua, con la unidad ambiental, se transforma en ácido sulfúrico, que es el que cae en la mayoría de los metales que están la zona y están todos corroídos justamente por la acción corrosiva de este ácido formado de la combinación".
"Los derivados azufrados entran en el tracto respiratorio, provocan la enfermedad en forma aguda"
Livio Barnafi, Gerente comercial BK Lab
"Medimos arsénico y plomo, pero igual tenemos el resto de la batería y sí encontramos algunos hallazgos"
Juan Patricio Castro, Gerente general Laboval