El "terremoto" desplaza a los brebajes tradicionales del "18"
BREBAJE. Algunos consideran que este trago dulce hecho con pipeño (blanco), helado de piña y granadina ya es el favorito de las celebraciones patrias.
Chile, una de las dos naciones más sísmicas del planeta, refresca sus gargantas estos días de Fiestas Patrias a golpe de "terremoto", un cóctel típico del país llamado así por los efectos "desequilibrantes" de su consumo.
Esta bebida es una de las protagonistas de las celebraciones de la independencia, entre bailes de cueca y asados en las innumerables fiestas o fondas que hay a lo largo del país.
Vino pipeño (blanco), helado de piña y granadina, esa es la base de un terremoto, un trago refrescante y de dulzura traicionera, que invita a beber más, lo que puede poner en peligro el equilibrio, una sensación similar a la que ocurre durante un temblor fuerte, que complica la estabilidad a la hora de permanecer de pie o tratar de caminar.
Jonathan Miranda, camarero del popular restaurante La Piojera, en el centro de Santiago, donde se adjudican la creación de la bebida, cuenta que hay relatos diferentes sobre su origen: "Este trago está basado en lo que pasó en el terremoto de 1985. Se inventó un trago que asimilara lo que te puede pasar tomándolo. Lo tomas y te mueves constantemente".
Hay otra versión, puntualiza, que apunta a una serie de casualidades en su creación: "También cuenta la historia que vinieron un grupo de clientes aquí a tomar vino un día de verano y el vino estaba a temperatura normal. Como no teníamos hielo en ese tiempo, había una cajita de helado de cassata y pusieron una pequeña porción de cassata al vino".
La versión tradicional del trago cuenta con granadina, que le da un color entre anaranjado y rojizo; pero también hay mezclas con menta, quedando de color verde; o pisco o fernet, que le dan un toque amarillento. "Cuando se tomaron este trago, se empezaron a marear y a decir '¿por qué no le echamos un poquito de fernet?' Le echamos un poquito, más granadina, hasta que fue quedando con una imagen amarilla", añade.
Un vaso suele ser suficiente para sentir el terremoto, pero la frescura y la dulzura de la mezcla invita a muchos a tomar un segundo: la "réplica", en alusión a los temblores de menor magnitud que se sienten tras un sismo considerable. Y para los que se atrevan con un tercer vaso, a este se le conoce como el "tsunami", pues deja a todos por los suelos.
La ingesta de esta bebida alcohólica es un clásico de las Fiestas Patrias, incluso algunos estiman que ha desplazado al vino pipeño como tradicional trago durante estos días.
La comida para acompañar
Un reportaje de la agencia informativa española EFE destaca también cómo acompañar el terremoto: "En lo que todo chileno coincide, es en que para que la magnitud del terremoto no sea demasiado fuerte, conviene acompañar la bebida con alguna comida, y en esto el líder indiscutible es la empanada de pino, cocinada con carne, cebolla, un huevo cocido y algunas aceitunas en su interior. Un clásico, el del terremoto y la empanada de pino, que ocupa las manos de muchos chilenos en las celebraciones de esta semana".