¿Hasta cuándo habrá que seguir esperando la reapertura del Teatro Municipal de Viña del Mar? Interrogante pertinente cuando se anuncia la caducidad del contrato a la empresa Ingeniería Puerto Principal, que ha estado ejecutando las obras de restauración del tradicional recinto gravemente dañado por el terremoto de 2010, debido a que la firma tiene deudas con trabajadores y subcontratistas de la obra.
Miguel Abumohor, jefe de Inversiones de la Secretaría Comunal de Planificación de Viña del Mar, junto con justificar la caducidad por esos incumplimientos, reiteró que la reapertura de la sala tendrá lugar en los primeros meses del próximo año, como se había prometido. Aclaró que las obras civiles tienen un avance superior al 90% y que los trabajos pendientes serán licitados y son de baja complejidad y monto. Además, el equipamiento técnico se encuentra en proceso de adquisición. Agregó que la Municipalidad hará efectivas las boletas de garantía para cumplir con pagos pendientes a los trabajadores.
Pero el problema no es nuevo. Gabriela Montoya, jefa de Restauración del teatro viñamarino, revela que "estábamos sin materiales desde julio y agosto… muchos restauradores no tenían materiales y hacían aseo… en agosto no nos pagaron los sueldos y llegábamos al teatro y no trabajábamos, marcábamos el reloj solamente y eso lo sabía la Municipalidad".
Reitera la crítica situación Pedro Villanueva, dueño de Maderas Haas, a cargo de la restauración de las puertas. Indica que "esto tiene un arrastre de varios meses". Sólo han podido recuperar 40 de las 80 puertas que se les entregó.
Claramente, la reacción municipal ha sido tardía, más allá del cobro de las boletas de garantía, documentos que permiten recuperar dinero, pero no el tiempo perdido.
La misma empresa Puerto Principal tiene dificultades con la restauración del ascensor Villaseca, recursos del MOP, y la escuela Ramón Barros Luco, situaciones que se deben a insolvencia financiera, sostiene el consejero regional Manuel Millones.
En el caso del Teatro Municipal la inversión es cercana a los $ 7.000 millones, financiada por la Municipalidad, el Ministerio de las Culturas y la Subsecretaría de Desarrollo Regional. Pero fuera de la insolvencia aparecen dudas razonables, pese a la afirmación oficial, del cumplimiento de los plazos de entrega y, además, sobre la calidad misma de los trabajos en un recinto destinado a acoger gran cantidad de público.
Finalmente, una vez más, obras públicas importantes quedan en suspenso debido a la insolvencia de una empresa, lo que demostraría desprolijidad de la autoridad en la elección de la entidad ejecutora a la que se asigna el trabajo y el correspondiente gasto de recursos públicos.