Las principales áreas tradicionales de estudio y análisis en las finanzas corporativas, o de empresas, son: la estructura de capital, el presupuesto de capital, el financiamiento a largo plazo, la administración del capital de trabajo y la gestión de los riegos financieros.
Estructura de capital
Este tema se refiere a la determinación de las proporciones óptimas de patrimonio y deudas, para financiar las inversiones en activos de una empresa, acá los administradores financieros deben decidir sobre las principales fuentes de financiamiento.
Para estos efectos debe tenerse presente que, tanto el patrimonio, como las deudas, tienen costos asociados a las exigencias que hacen: los dueños de la empresa, por el patrimonio que aportan, conocido como rentabilidad sobre el capital; y lo que exigen los acreedores por los recursos que prestan, es decir, los intereses que se les debe pagar.
Los dueños del patrimonio esperan y exigen más, que lo exigido por los acreedores, entre otras razones, porque los dueños corren más riesgos que los acreedores, en caso de quiebra.
Presupuesto de capital
Este es el tema de la evaluación de los proyectos de inversión, principalmente en infraestructura, que tenga una empresa, por lo tanto se deben tomar decisiones respecto a: en qué invertir, cuál es el momento óptimo, los volúmenes a considerar, entre otros aspectos.
Acá se debe contar con múltiples estudios de simulación de lo que se espera a futuro, porque se deben proyectar los flujos de fondos, tanto de inversión, como de ingresos y todo tipo de gastos, capital de trabajo, depreciación de los activos, impuestos, valor residual de los proyectos, horizonte de evaluación, tasas de costo de oportunidad exigibles a cada inversión y su financiamiento, entre otras múltiples variables.
Especial relevancia toman los criterios para evaluar proyectos, como el Valor Actual Neto (VAN), la Tasa Interna de Retorno (TIR), el Período de Recuperación de la Inversión (Payback) entre los principales.
Financiamiento a largo plazo
Este es el tema de la selección de las fuentes de deudas de largo plazo, ya sea directamente con bancos, o con el público en general, emitiendo bonos o instrumentos similares.
Acá las decisiones tiene que ver con distintos plazos, distintas tasas de interés, fijas o variables, monedas alternativas, garantías, avales, covenants, que influyen en los riesgos que se deben asumir por este tipo de financiamiento.
Administración del capital de trabajo
Esto se refiere a la liquidez de una empresa, a la capacidad de contar con recursos suficientes, en el corto plazo, para financiar los compromisos de corto plazo. Muchas empresas rentables podrían fracasar por problemas de liquidez.
A los administradores financieros se les sanciona cuando les falta liquidez, pero también cuando tienen demasiada; Porque al faltarles tendrían que recurrir a vender rápidamente, bienes o servicios, a precios más bajos, o materiales, equipos o infraestructura más necesaria, perdiendo rentabilidad; Cuando tienen demasiados recursos líquidos, en caja chica, la cuenta corriente del banco o depósitos a corto plazo, estarían dejando de ganar en las actividades de su giro, que es de esperar que les reporte mayores rentas que el mercado de capitales; es decir, deben moverse en un delicado equilibrio, de riesgos y rentabilidad de corto y largo plazo.
Gestión de los riegos financieros
Este es el tema de la incertidumbre a futuro que tienen las empresas cuando enfrentan sus principales riesgos financieros, asociados a las fluctuaciones inesperadas en los precios de sus insumos y de los bienes o servicios que generan; altibajos en el valor del tipo de cambio, cuando importan o exportan, directa o indirectamente, vaivenes en las tasas de interés que afectas sus deudas y sus ventas a crédito.
En este contexto, los administradores financieros deben diseñar estrategias de cobertura de riesgos, de lo contrario estarían especulando en que los precios, los tipos de cambios o las tasas de interés llegarían a los valores esperados por ellos, lo que no tiene porqué ocurrir.
Para evitar esto, el mercado de capitales dispone de múltiples instrumentos para efectuar cobertura de riesgos, entre los más especializados están los productos derivados, que operan en los mercados futuros, los más conocidos son: los forwards, o contratos a plazo, a la medida de los interesados; Los contratos de futuros, más estandarizados; Los contratos de opciones, que otorgan derechos a comprar o vender, pero no la obligación de hacerlo, y los contratos de swaps o permutas financieras de flujos futuros.