Homenaje en el Congreso y visita a Everton marcan estadía de Tom Araya en Viña del Mar
GENTE. El músico, reconocido fanático oro y cielo, conoció las instalaciones del club tras recibir una medalla de la Cámara.
El martes fue una jornada emocionante para los seguidores locales de Slayer, ya que tuvieron la oportunidad de ver por última vez al grupo en Viña del Mar, previo a su retiro definitivo de los escenarios. Fue una noche en la que el vocalista y bajista de la banda, Tom Araya, se mostró emocionado al conectar con los habitantes de la ciudad que lo vio nacer el 6 de junio de 1961 y de la que se despidió cuando tenía 5 años, cuando su familia se trasladó a EE.UU.
Sin embargo, sólo bromeó con la idea de que iba a llorar y se despidió gritando un gran "¡Viva Chile, mierda!", algo muy diferente a lo que se vivió en la jornada de ayer, donde el músico que lidera desde 1981 la banda de thrash metal no pudo contener sus emociones.
Polémico homenaje
La jornada para el músico, cuyo nombre completo es Tomás Enrique Araya Díaz, comenzó cerca del mediodía cuando llegó al Congreso Nacional para recibir un reconocimiento de la Cámara de Diputados, en una ceremonia impulsada por la diputada por el Distrito 6 Camila Flores (RN).
El homenaje, en el que se le entregó una medalla y una escultura de Isla de Pascua con el tema "South of Heaven" de fondo, se le realizó "en virtud de su enorme contribución a la música mundial y a su fuerte vínculo con su país, Chile", comentó la parlamentaria, quien se ha reconocido como una fanática del género junto a su marido, Percy Marín, y que ayer apareció en el Congreso con su polera de Slayer.
En la oportunidad participaron otros parlamentarios -como Marisela Santibáñez-, funcionarios del Congreso y periodistas, que se amontonaron en torno al músico para pedir fotografías y autógrafos.
Araya llegó acompañado de su esposa e hijo, así como un guardaespaldas que lo cuidó en todo momento. Junto con agradecer el homenaje, mostrándose hasta un poco lloroso, no entregó declaraciones a la prensa y salió rápidamente.
Claro que la acción propulsada por la diputada no estuvo exenta de polémica. En redes sociales se vivió una verdadera trifulca por el hecho que fuera ella quien hiciera entrega del reconocimiento debido a su postura pinochetista, a lo que muchos contestaron que el músico "también es facho" y que incluso habría apoyado al actual Presidente de EE.UU. Donald Trump. En todo caso, hubo quienes valoraron que se le homenajeara por la importancia de su música, sin pensar en sus ideologías.
A su vez, se debió suspender la sesión de la Cámara que discutía una reforma constitucional para garantizar derechos de niños, niñas y adolescentes, debido a la falta de parlamentarios que estaban participaron en el homenaje.
A la diputada Camila Flores poco le importó, pues como dijo, "cumplimos con una deuda con Tom Araya". Y algo de razón tiene, pues en 2011 -año en que Tom Araya debutó en Viña del Mar- se le pensó hacer entrega de las llaves de la ciudad, que finalmente terminó siendo un reconocimiento que le fue entregado por un asesor de la alcaldesa Virginia Reginato.
Visita soñada
Otro momento de ensueño que vivió el bajista fue la oportunidad que tuvo para recorrer las instalaciones de Everton, equipo de sus amores, tal como demostró hace ocho años al aparecer con la camiseta del club ante 50 mil personas en el Yankee Stadium, cuando Slayer compartió con Anthrax, Megadeth y Metallica.
"Me siento increíble, mi papá hablaba mucho sobre Everton, entonces esto es un sueño, este es mi equipo, soy de Viña y esto ha sido increíble", afirmó en inglés el músico, que también llegó al lugar acompañado de su esposa e hijo. En la ocasión el bajista compartió con el director deportivo del equipo, Gustavo Dalsasso; el capitán Maximiliano Cerato, personal del club y el presidente de Everton, Pedro Cedillo, quien expresó sentirse muy "contento" de "recibir una estrella internacional del metal y que además es hincha viñamarino, por lo que sin duda es un embajador del Everton por todo el mundo".
Durante su visita, el líder de Slayer recibió una camiseta con su nombre y un galardón que lo reconoce como Embajador Oro y Cielo. "Ahora tengo que ver algunos partidos, pero ahora uso la camiseta y se siente excelente", afirmó Araya, quien se mostró riendo en la cancha.
A pesar de liderar una de las bandas icónicas del thrash metal, el músico nunca ha olvidado su tierra natal y siempre que ha podido ha visitado la Ciudad Jardín para estar con su familia. Es más, fue el mismo el que pidió tocar acá tanto en 2011 como ahora.
La gira de despedida de Slayer continúa en Manchester, EE.UU., donde se presentarán mañana en el marco del Great Stage Park - Exit 111 Festival.