"Los que quieren Venezuela, que lo digan; los que quieren un sistema democrático, sentémonos a la mesa"
Jorge Martínez
Intendente regional
"Al disminuir la cantidad de parlamentarios, obviamente que nos podría afectar en la región"
Juan Eduardo Soza
Secretario Asoc. N° 1 de Funcionarios de Parlamentarios de la Cámara
"Pido perdón por esta falta de visión". Palabras del Presidente Sebastián Piñera hablando al país por cadena de radio y televisión en un mea culpa por pecados compartidos. "Los problemas se acumulaban desde hace muchas décadas y los distintos gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud", afirmó.
Expresiones de humildad necesarias ante la grave explosión social vigente y que el Gobierno ha intentado abordar por distintos caminos. Uno de ellos es el estado de excepción constitucional y otro la búsqueda de diálogo con todos los sectores políticos. Al llamado llegaron lógicamente representantes de Chile Vamos y, por el lado opositor, lo hicieron la DC, el PPD y el Partido Radical. No acudieron a la cita el PC, el PS como tampoco el Frente Amplio, quizás calculando costo-beneficio de la cita presidencial.
Por la noche, sin duda acogiendo algunos planteamientos del encuentro, llegaron algunos anuncios presidenciales que, por cierto, merecerán críticas y serán considerandos insuficientes. Para algunos sectores la consigna parece ser "seamos realistas… pidamos lo imposible", aquella voz del movimiento estudiantil francés de 1968 reciclada en marchas que saturan calles y plazas de nuestro país, en ocasiones acompañadas con actos delictuales.
Pero no se podría desconocer realismo en las promesas presidenciales, pues formuló anuncios en materias sensibles como salud, pensiones y tarifas de servicios. Buscando la tan exigida equidad, postula impuestos a mayores ingresos, fortalecimiento del fondo común municipal y reducción de la dieta parlamentaria y de los altos sueldos de la administración pública, sumando a todo ello una defensoría para víctimas de ilícitos, tal como ocurre con la Defensoría Penal Pública.
El costo de la agenda social del Presidente llega a US$ 1.200 millones. A esa cantidad se suman los daños públicos y privados, el impacto negativo a la economía nacional y a la imagen internacional del país.
Pero hay que ir más allá del gasto mensurable en dinero. Hay que comprometerse a construir puentes y escuchar oportunamente las voces de toda la sociedad, que son muchas, cercanas a la cotidianidad, como las de alcaldes o dirigentes sociales de mirada amplia.
La chispa que detonó la crisis fue un alza en la tarifa del Metro de Santiago determinada por un "panel de expertos", diestros en números, pero ignorantes de la realidad y de la historia que da cuenta de graves eclosiones sociales justamente por alzas de la locomoción.
En las decisiones públicas, a las cuatro operaciones matemáticas se debe añadir siempre la variable social si queremos buenos resultados, tarea irrenunciable de la autoridad, como lo advertía un viejo sociólogo.
Los indios que habían venido de la Araucanía a hacer reclamos al gobierno por ciertos terrenos que se les han usurpado, han regresado de Santiago a este puerto sin más consuelo que la esperanza para cuando se hayan evacuado informes que deben pedirse a las autoridades respectivas. Ni siquiera les costearon el viaje.
Un profundo sentimiento de pesar ha causado ayer el fallecimiento repentino del cónsul general de Gran Bretaña en Valparaíso, señor Allan Mac Clean. La muerte del diplomático inglés ocurrió en momentos en que trabajaba en la oficina del consulado. Sus funerales se efectuarán esta tarde, en el Cementerio de Disidentes.
BOSTON, 23 (AP).- El cardenal Richard Cushing dijo haber rechazado peticiones de personas identificadas con el gobierno del fallecido Presidente de los EE.UU., John F. Kennedy, y otros "relacionados íntimamente" con la familia Kennedy, para que impidiese el matrimonio de Jacqueline Kennedy con Aristóteles Onassis.
¡Qué dramático! Pero también bastante real. Desde hace tiempo nuestra sociedad no es capaz de escuchar las demandas de la sociedad y reacciona sólo con barricadas incendiarias. Son las barricadas incendiarias las que han resuelto problemas de pescadores, del sector portuario, de la educación, entre tantos otros. Son los incendios en la Araucanía los que ha llevado al Estado a estudiar un trato especial y un reconocimiento como nación al pueblo mapuche. Hoy los incendios y saqueos, como también las manifestaciones, han permitido que la clase política y empresarial se den cuenta que vivíamos en una olla a presión hace tiempo.
Si hubiese sido sólo manifestación normal, ¿se habría dado la misma reacción? Qué lamentable es que no sepamos escucharnos de manera normal y tengamos que llegar a actos de violencia extrema que todos cuestionamos, pero nada hacemos por generar canales normales y eficientes de diálogos y acuerdos.
Los políticos y empresarios hoy señalan que se vieron sorprendidos, que no lo esperaban. Eso es falso, hay muchos estudios sociológicos conversados en foros que lo venían indicando. Muchos periodistas que lo visualizaban.
Es cierto, es sólo el lumpen, narcos y grupos anarquistas, el resto protesta civilizadamente. Pero también es cierto que el Estado y los sectores económicos se mueven sólo con esa música. No hacen caso a las protestas normales por muy hermosas que sean, como fue el caso de la de los pingüinos. Sus barricadas, el jarro de agua y otras acciones duras al final movieron al gobierno de turno.
El empresariado no puede hoy sentirse sorprendido. Muchos sectores y hasta la Iglesia Católica se lo habían anticipado. La justicia garantista y sesgada socialmente tampoco puede darse por desentendida.
Una sociedad que reacciona sólo con la violencia, es en sí violenta en sí misma. No tiene que extrañarse.
Quiero ser muy claro. Todos queremos vivir en paz y cuestionamos profundamente la violencia, porque no es el camino para construir una sociedad feliz para todos, porque la violencia genera una espiral que se sabe cómo comienza, pero no como termina. Pero también cuestionamos la inequidad en que hemos vivido, porque sin justicia social no existe paz duradera.
¡Las crisis son oportunidades! El país ha crecido y se ha desarrollado, sin duda alguna, y por lo mismo hay que cuidar lo avanzado, pero esta es la hora de dar un gran paso adelante. Es hora de los ajustes, no sólo puntuales, sino también estructurales, que nos aseguren una navegación segura hacia el futuro y que así los beneficios del desarrollo y con ello la felicidad, sean realmente para todos.