Se dieron todos los factores para que la marcha convocada en Reñaca culminara en un nuevo estallido de violencia. El encuentro, precedido por otros intentos por marchar hacia ese sector residencial desde Viña del Mar, se concretó el domingo mediante convocatoria por redes sociales que llamaba a "hacer valer el derecho al libre acceso a las playas". Así, los convocados llegaron en automóviles o buses y se concentraron en el sector Dos de la playa.
El llamado era a una marcha "pacífica y familiar", pero aparecían conductas desafiantes y provocativas. Se intentó de cortar el tránsito presionando a los conductores a bailar como expresión de apoyo a la manifestación. Este bloqueo no fue acatado por John Macarewich Cobin, un norteamericano de larga residencia en Chile. Al no poder continuar su camino y ante supuestas amenazas, descendió de su camioneta y con un arma de fuego disparó en cuatro ocasiones contra los manifestantes, hiriendo a una persona. Huyó en su vehículo, siendo posteriormente detenido y ayer, ya como imputado, el Tribunal de Garantía dispuso su reclusión por 90 días mientras dure la investigación del caso.
Pese a que afirma haber sido atacado temiendo que su vehículo fuera atacado, la reacción fue desproporcionada. El porte y uso de un arma de fuego en la vía pública es un hecho irregular, pues la posesión e inscripción, de acuerdo a la ley, no da autorización para eso.
En un ambiente crispado, la reacción de Cobin originada posiblemente en sus conocidas convicciones extremas, fue la chispa que gatilló un vandalismo que no pudo ser controlado por Carabineros pese al uso de lacrimógenas y disparos con balines de goma. Participantes en la convocatoria saquearon locales comerciales, intentaron incendiar un restaurante, dañaron señalética de tránsito, atacaron departamentos y destruyeron el santuario de San Expedito y Santa Teresa de Los Andes en la parroquia de Reñaca.
El hecho puntual significa un nuevo daño al espacio público, a la actividad de uno de los centros turísticos más importantes de la zona y a la población misma del sector. Es posible que esta situación para algunos justifique la reacción desmedida de Cobin y estimule la organización de grupos de autodefensa, rechazados por la autoridad.
Ello significaría aumentar la brecha social que es urgente cerrar, no sólo con medidas económicas en campos notoriamente deficitarios, sino que además en el ánimo de líderes sociales y políticos y también en conductas personales de todos los sectores. Y en la urgente búsqueda de aquello que nos une, responsabilidad tenemos todos los medios de comunicación, en especial la televisión, evitando estimular con imágenes acciones y opiniones irresponsables que frenan el tan necesario entendimiento.