Tras la desatada violencia que marcó al paro del martes pasado el llamado del Presidente de la República Sebastián Piñera a un acuerdo por la paz aparece para algunos como signo de ingenuidad y debilidad, una misión imposible.
Muchos esperaban la vuelta al estado de excepción, medida que se pudo tomar considerando la gravedad de los hechos expresados en barricadas para cortar el tránsito en calles y carreteras, ataques a edificios públicos y privados, cuarteles policiales y militares además de templos de gran valor espiritual y patrimonial.
En La Moneda se consideró esa medida, pero tras un análisis se optó, pasadas las 22 horas del martes, por el llamado presidencial mientras en las calles la violencia y sus resultados estaban latentes. El Presidente de la República llamó a un acuerdo por la paz, la justicia y la Constitución. ¿Son posibles los acuerdos en medio de un ambiente crispado del cual muchos esperan sacar dividendos?
En lo conceptual hay que suponer que todos apoyan un acuerdo por la paz, incorporando "peros", particularmente en el tema constitucional en que ya existen posiciones divergentes.
Donde debe existir amplio consenso, sin dobleces, es en la condena a la violencia y en acciones concretas para identificar y aislar a los terroristas. No es posible seguir contemplando los hechos de violencia como quien mira un partido de fútbol, afirmó el intendente de Santiago Felipe Guevara. Tiene razón. Es urgente el rechazo en terreno y también la entrega de información para que policías y tribunales hagan su trabajo.
Tras el llamado presidencial en la oposición aparecieron rechazos a la violencia, matizadas con condenas a la acción represiva de Carabineros. El presidente del Senado, Jaime Quintana, además de otros dirigentes destacaron el hecho que La Moneda no haya recurrido al estado de excepción. También hubo reconocimiento a que, "por primera vez", el Presidente se haya referido al tema constitucional.
Estas reacciones, tibias pero ineludibles en este momento, pueden significar un avance y es necesario sean compartidas por aquellos dirigentes sociales que con entusiasmo convocan a movimientos que fatalmente escapan a su control.
Pero lo central del momento es comprometerse en un acuerdo por la paz, pues en un clima de violencia en los hechos y en las palabras, es imposible avanzar en la solución de las demandas que han llevado a la actual situación.
Ante el llamado del Presidente Piñera, en momentos dominados por la violencia, es oportuno recordar las palabras del Presidente Frei Montalva cuando, también en días de crisis, afirmaba que "no se humilla quien ruega en nombre de la patria". El acuerdo por la paz que hace el actual mandatario, en medio de la crisis, tiene también ese sentido de ruego en nombre de la Patria.