Un nuevo sentido y propósito común
Alejandro Corvalán Quiroz , Doctor en Economía, Universidad de Cantabria, España
Desde hace cuatro semanas el país está inmerso en una crisis social y política que desbordó no sólo al Gobierno, sino también al sistema político, como asimismo a una parte sustantiva de su élite. Hemos sido testigos de grandes movilizaciones de la sociedad chilena, la mayoría de ellas han visibilizado con fuerza, amplitud y una pacífica legitimidad social una serie de problemas acumulados en las pensiones, en la salud, en la educación, en el sistema de transportes, en el medioambiente, en el mundo del trabajo y de la economía, entre muchas otras, como también en la política y en nuestras instituciones del Estado. Pero también hemos vivido hechos de violencia que han dañado de manera importante no sólo la infraestructura pública y la privada, como asimismo el normal funcionamiento de nuestras ciudades, pero de manera central ha afectado la convivencia cotidiana de las personas y las familias.
Si bien Chile tenía una mirada internacional con un buen desempeño en las últimas décadas con una serie de indicadores de crecimiento, reducción de la pobreza, entre otros; estas semanas nos han obligado a mirarnos con mayor rigurosidad y apreciar que somos aún una sociedad muy desigual, con un mercado de trabajo precario para nuestros niveles de bienestar y una inseguridad económica no menor para segmentos importantes de la población. En esta visión internacional quisiera compartir algunas opiniones que dos destacados economistas a nivel global han planteado en los últimos días en un importante diario de circulación nacional. Me refiero a Paul Romer, premio Nobel de Economía 2018, y Dani Rodrik, profesor e investigador en el Harvard Kennedy School.
Romer plantea que "uno de los mayores riesgos es la incertidumbre... Para terminar con la incertidumbre tiene que existir un plan que restablezca el sentido y propósito común, un consenso de hacia dónde va el país y qué cosas comparten sus habitantes". Agrega que "se necesitan nuevos líderes que comprendan la realidad básica y que es que en una nación están todos juntos en el mismo barco, y en algún punto hay que proteger el barco". Por otro lado Rodrik, conocido por liderar un movimiento denominado "Prosperidad con inclusión", ha planteado que "las protestas son un indicador de que resulta necesario expandir el espectro político. Se necesitan alternativas institucionales más amplias para determinar el nuevo marco normativo y este proceso debe ser inclusivo, sin dejar a nadie afuera. La gente en Chile debe sentirse parte de su país. Es urgente que se supere la percepción de una sociedad desconectada y dividida, con profundas brechas entre sus sectores".
Lo magnitud de la crisis aún no la hemos cuantificado en detalle, pero sin duda será significativa en todo orden; pero una salida real a ella requerirá no sólo una mirada y actitud generosa que vaya más allá de las trincheras de todos los actores, sino también esfuerzos sustantivos en mejorar el funcionamiento real de los mercados y también claramente un mejor Estado. No obstante, hay un sentido de urgencia para este nuevo escenario y por Chile no podemos llegar atrasados.