"En una crisis grave de legalidad, legitimidad y legitimación, la única salida en el país es la AC"
Aunque la redacción de una nueva Constitución Política partirá desde cero y probablemente no recoja la información obtenida en el proceso constituyente de 2016, el profesor del Departamento de Derecho Público de la Universidad de Valparaíso y uno de los facilitadores de dicha instancia, Carlos Dorn, se mostró satisfecho por el histórico acuerdo alcanzado durante la madrugada de ayer.
"Probablemente, el nuevo proceso constituyente va a incentivar el diálogo en el país y va a ser tremendamente sanador y formador en cuanto a cultura cívica", comentó el abogado constitucionalista.
- ¿Cree que es el mejor acuerdo que se pudo obtener considerando la disparidad de opiniones que estaban sobre la mesa?
- Creo que se llegó al máximo espacio político posible dentro de la tensión social, institucional y económica que estaba generando el movimiento. No deja de ser llamativo que el acuerdo es transversal, entendiendo que si bien el Partido Comunista no lo suscribió, no significa que no esté llano a apoyarlo. En definitiva, me parece valorable, porque recoge una serie de demandas como el plebiscito de entrada -que es muy importante para que desde un inicio el proceso tenga legitimidad- y que se pregunte sobre el tipo de mecanismo.
- Entre una Convención Mixta o una Convención Constitucional, ¿cuál cree que es, en lo personal, la fórmula más acorde?
- Más que personal, mi opinión es sobre lo que ha pasado en las últimas semanas. Aquí hay una crisis grave de legalidad, legitimidad y legitimación. La primera porque el ciudadano siente que no hay leyes ni derechos iguales para todo. Eso generó una crisis de percepción de justicia en el sistema, y luego provocó que estallara cualquier base de adhesión social que existía. Y en un contexto como ese, la única salida es la Asamblea Constituyente (AC).
- De todas maneras, aún existen diferentes dudas, por ejemplo, sobre cómo se escogerá a los constituyentes bajo el mismo sistema electoral que los diputados.
- Efectivamente, hay incertidumbres importantes. Y una de esas es la que menciona y que creo que va a ser un tema muy discutido, porque es complejo utilizar en este caso un método que fue objeto de críticas al generar distorsiones. No nos olvidemos que si bien se eliminó el binominal, con este sistema hubo parlamentarios que salieron electos con cifras muy bajas dejando fuera a otros con mayor votación.
- ¿Cuál es el sistema que se ha definido en otros países?
- En el proceso de Colombia en 1991, el de Ecuador en 2008 y el de Bolivia en 2009 se cuidó que el sistema fuera celosamente proporcional. A diferencia de un Parlamento, la AC tiene que acercarse lo más posible a un espejo de la sociedad. En esos tres casos, por ejemplo, no se establecieron circunscripciones territoriales para evitar una distorsión, porque la población no está distribuida de manera uniforme y hay regiones más cargadas ideológicamente, así que se definieron elecciones nacionales. ¿Si acá se va a utilizar el sistema parlamentario significa que los candidatos tendrán que pasar por la anuencia de los partidos políticos? Eso es lo complejo.
- Bajo esa lógica, los independientes que representen organizaciones sociales tendrían que recolectar firmas para poder competir...
- Exactamente, y eso provoca que para las organizaciones civiles sea sumamente complejo, porque tendrían que constituirse como un partido.
- ¿Qué otro mecanismo que no sea el actual puede garantizar una mayor representatividad y así evitar que la instancia se transforme en una tercera cámara?
- Es un tema que va a tener que ser discutido porque probablemente se juega en gran medida la legitimidad del proceso. Lo que se ha hecho en otros países es abrir el mecanismo a las organizaciones civiles, a las juntas de vecinos, para que los "descolgados" puedan participar y que los resultados sean proporcionales. Por ejemplo, si hay 500 cupos y una fuerza obtuvo un 40% de los votos, le corresponderán 200 escaños. Es la única manera de que la AC sea un espejo real y no existan grupos ni sobrerrepresentados ni subrepresentados, o lo peor: grupos excluidos.
Hoja en blanco y quórum
- ¿El proceso no hubiese tenido sentido si se dejaba como base la actual Constitución y no se partía desde cero?
- Un verdadero proceso constituyente supone, como dice el nombre, partir desde cero. La gracia es que el pueblo, en su conjunto, piense y decida qué organización quiere desde una hoja en blanco. Si se mantenía la Constitución del 80 y en alguna materia no hubiese habido acuerdo, no sería una nueva carta, sino que un proceso de reforma constitucional.
- Hay parlamentarios que incluso advirtieron que algunas instituciones consagradas en la Constitución podían desaparecer en caso de que no existiera ninguna base que las protegiera.
- Eso es un temor infundado. Si nuevamente examinas la experiencia local, verás que si la AC no logra un acuerdo se crea una suerte de comisión mixta. Y si tampoco consiguen ponerse de acuerdo, el que determina en última instancia es el pueblo en un plebiscito.
- ¿Le parece razonable un quórum de 2/3 para garantizar que no se imponga una mayoría simple?
- Sinceramente, sí. Me parece que es razonable. El proceso constituyente no es lo mismo que un proceso legislativo. La Carta Fundamental tiene que reunir un consenso muy amplio y que sea un instrumento que cruce fortalezas. Los altos quórums son la única manera de garantizar la estabilidad del pacto social y que no estemos en una década más en un proceso de crisis similar.
- Sin embargo, llama la atención que al día siguiente del acuerdo muchas personas, legítimamente, critiquen que la discusión se haya trasladado a la Constitución y se olvidaran las demandas.
- Sí, y hay que entender que la Constitución no va a solucionar todos los problemas y que la crisis social no sólo tiene como petición principal una nueva Carta Magna, sino que también hay un desafío de impulsar una agenda social que se pueda realizar ahora y vaya a satisfacer las justas demandas en materias tan gravitantes como son salud y pensiones. La Constitución es un buen punto de partida para que se diseñe posteriormente una estructura que dé una mejor solución a todas estas demandas sociales, pero no hay que olvidar que sí hay soluciones que se pueden adoptar de forma paralela.
"Hay que entender que la Constitución no va a solucionar todos los problemas y que la crisis social no sólo tiene como petición principal una nueva Carta" "¿Se va a utilizar un sistema en el que los candidatos tendrán que pasar por la anuencia de los partidos políticos? Eso es lo complejo"