El vandalismo del que estamos siendo testigos y que está destruyendo nuestras ciudades, nos ha conmovido profundamente, ha dañado el alma nacional y está afectando gravemente la convivencia social. La delincuencia desatada, que actúa impunemente escondida tras movilizaciones por demandas sociales legítimas, está atentando contra bienes públicos que ofrecen calidad de vida a las personas y bienes privados de los que depende el sustento de millones de familias.
En nuestra región, el ataque a la infraestructura y al comercio es una agresión al corazón de la economía -que arrastra más de un año de números rojos- y a su principal fuente de empleos. Sus consecuencias se expresarán en miles de cesantes. Y a ello se suman las interrupciones al libre desplazamiento de las personas y la inseguridad, dañando seriamente el aparato productivo, la moral y toda la actividad regional. Es por ello que, como gremio empresarial, y especialmente como chilenos de trabajo y esfuerzo, en nombre de las miles de personas que representamos -trabajadores; empresarios grandes, pequeños y medianos; proveedores y profesionales-, condenamos enfáticamente la violencia y la impunidad con que actúan estos grupos de delincuentes y todo tipo de acciones de fuerza que atenten contra el Estado de derecho, la convivencia democrática y el normal desenvolvimiento de las actividades privadas.
También lamentamos la falta de voluntad política de algunos sectores para condenar esta violencia, la que debió expresarse desde el primer día en un rechazo transversal, rotundo y sin dobleces.
Por todo esto, exigimos que el Estado asuma su deber de garantizar la seguridad, el orden público y los derechos de los ciudadanos. El Gobierno debe enfrentar con decisión esta violencia, empoderando y respaldando a las fuerzas de orden y seguridad, y especialmente a Carabineros -sin cuya labor encomiable estaríamos lamentando una situación mucho peor-, para que, actuando dentro de la ley, puedan reprimir el vandalismo y los saqueos. Por cierto, cualquier vulneración a los derechos fundamentales debe ser investigada por los tribunales y sancionada en atención a su mérito.
También reclamamos una acción más comprometida y enérgica de parte del Poder Judicial y el Ministerio Público para que, junto con garantizar los derechos de los imputados, tengamos mayor empatía hacia las víctimas y celeridad en los procesos para castigar a los culpables. No podemos dejar que se extienda la sensación de impunidad.
Por todo esto eso, en el contexto de la situación excepcional que vivimos, hacemos un llamado ferviente a los actores sociales a no hacer más llamados a paros o huelgas, porque siempre terminan en violencia y saqueos. Las demandas sociales ya están notificadas al país. Y las autoridades y todos los chilenos ya oímos la voz de la comunidad, así que ahora colaboremos y trabajemos en las soluciones.
Todos juntos, los poderes del Estado y las organizaciones sociales, deben hoy asumir su responsabilidad histórica y rechazar la violencia, restablecer el orden público y devolver la seguridad a los chilenos. Sin orden y seguridad, no hay ninguna posibilidad de dar solución a sus demandas legítimas. Nosotros, como gremio, ya estamos dialogando con nuestros trabajadores y a disposición del país para construir un Chile más justo y fraterno.