"Hay ineficiencia en la oposición en presionar al Gobierno para que entregue respuestas a las demandas"
"La acusación constitucional contra Piñera hay que evaluarla con el máximo sentido de responsabilidad; no es un tema para tomar a la ligera", reconoce el diputado Raúl Soto (Ind. pro PPD) horas después de que la Cámara aprobara el libelo contra el exministro del Interior, Andrés Chadwick, que comenzará ahora su camino en el Senado. En medio de un escenario complejo y enrarecido, salpicado por una seguidilla de intenciones de acuerdos, el legislador le toma el pulso al "momentum" político del país.
- ¿Qué le parece el último acuerdo por la paz del Senado?
- Todos tenemos que condenar la violencia y el vandalismo. En una democracia, la única vía legítima de manifestarse es la pacífica. En eso hay bastante consenso. El punto es cómo se soluciona esta crisis y la respuesta no es pura y simplemente orden o seguridad pública, mucho menos represión. Acá todos tenemos que declararle la guerra a la desigualdad, que es la causante de que una parte importante de nuestra sociedad haya estado excluida del desarrollo y bienestar por décadas. Ahí deberían estar los esfuerzos, pero no hay señales contundentes que respondan a las demandas sociales por parte del mundo político.
- ¿Por qué cree que el Presidente Piñera decidió poner una cláusula donde exime de responsabilidad penal a las FF.AA. que resguarden esos lugares?
- Ese proyecto de ley es inconstitucional, lo dijimos desde que se anunció. Significa una carta blanca a las FF.AA. para extender sus funciones a la seguridad interior del Estado, rol que la Constitución asigna exclusivamente a las fuerzas de orden y seguridad. La cláusula que los exime de responsabilidad es simplemente descabellada, es impensado que algo así pueda aprobarse acá o en cualquier país democrático. Debe haber sido una petición expresa de las FF.AA para aceptar estas "nuevas funciones"; no se entiende de otra forma. Creo que todo esto fue un error muy torpe del Gobierno, seguramente motivado por la desesperación de sentirse superados por la situación.
- El escenario político social se ve complejo. ¿Qué se necesita para salir de esto?
- La salida a esta crisis es única y exclusivamente política. Un gran pacto social contra la desigualdad que implique cambios estructurales a nuestro modelo de desarrollo económico, político y social. Terminar con la sensación de abusos e impunidad que se ha instalado en la comunidad. A partir de ahí debemos construir un nuevo país, más justo y equitativo, donde cuidemos las libertades de las personas, pero al mismo tiempo seamos capaces de garantizar igualdad de oportunidades y un mínimo de calidad de vida digna para todos, a través de un Estado proactivo y eficiente. Esa es la única salida que veo, el descontento de la ciudadanía se debe a la acumulación de rabia por todas las injusticias de este sistema, y los más extremos, los más violentos, son hijos del sistema, son los excluidos de la sociedad. Tenemos que hacernos cargo también de estos temas, que son el fondo del problema.
- ¿Cómo se llegará a abril?
- El escenario sigue incierto. Yo tengo la impresión de que las respuestas políticas van a seguir siendo insuficientes, no veo voluntad real del Gobierno de avanzar en cambios estructurales y respuestas contundentes a las demandas sociales. Y por lo tanto, lo más probable es que esta crisis continúe y el descontento social también. Hay que entender que no se soluciona con represión, porque si pones sólo el foco ahí, el problema de fondo se tira bajo la alfombra, pero sigue allí. Entonces, estamos lejos de volver a la normalidad. Chile está cambiando, la sociedad ya cambió, y lo que hoy el pueblo pide es que la institucionalidad se adecúe a estos cambios; sin embargo, se niega a hacerlo. En abril llegará la esperanza de un Chile distinto, de una democracia más participativa, con lo que será el plebiscito que espero dé paso a una nueva Constitución nacida en democracia. Espero que tengamos la sabiduría de llegar a ese momento con un pacto que garantice equidad de género, participación indígena y de independientes, para que el proceso tenga la suficiente legitimidad social. Tenemos una oportunidad histórica que no podemos echar por la borda, la responsabilidad es de todos para, a partir de este proceso constituyente, construir ese nuevo Chile que queremos.
- Tras el acuerdo han surgido interpretaciones. ¿Fue un acuerdo con letra chica?
- No fue un acuerdo con letra chica, fue más bien un marco de entendimiento general que permitió algo histórico: tener una oportunidad real de terminar con la Constitución de Pinochet. Pero obviamente que dejó algunos cabos sueltos, cosas por resolver y definir. Ahí están entrampados ahora, pero creo que hay suficiente conciencia de que tenemos que sacar este proceso constituyente adelante.
- En la UDI señalan que han sido los que más han cedido y llaman a la oposición a tener voluntad y buena fe. ¿Qué opina?
- El Gobierno y particularmente la UDI han cedido no porque han querido, sino porque no tenían alternativa; estaba en juego la sostenibilidad de este Gobierno y la estabilidad de la democracia. Obviamente que cuando hay un pacto tan amplio y diverso para una nueva Constitución, todos tienen que ceder. Lo importante ahora es entender que el acuerdo constitucional es frágil y depende de dos factores: por un lado, la estabilidad política, es decir, que todos los partidos y sectores que lo suscribieron se mantengan en él hasta el final; y por otro lado, la legitimidad social, es decir, que todo el proceso sea lo suficientemente participativo y transparente para que sea validado por la gente. Es un equilibrio difícil de sostener, pero confío en que se logrará.
- ¿Cómo evalúa el rol que ha jugado la oposición en la crisis?
- La oposición no ha logrado capitalizar políticamente este momento histórico. Hoy la gente pide a gritos un nuevo Chile más justo y con dignidad que podría ser muy bien encausado por un proyecto político progresista amplio, pero hoy eso no existe; hay un vacío de liderazgos capaces de llenar ese espacio, de liderar este proceso. Espero que esos líderes puedan ir surgiendo; de lo contrario, el riesgo de populismos de uno u otro lado son evidentes. Creo que el único acierto de la oposición ha sido impulsar el cambio constitucional. Eso es algo que no se logró en 40 años y puede además contribuir a mayor unidad de gran parte de la oposición para un proyecto político común. Sin embargo, hay mucha ineficiencia en la oposición en presionar políticamente al Gobierno lo suficiente para que se entreguen las respuestas a las demandas sociales más urgentes: pensiones y salarios. Creo que ahí estamos en deuda y tenemos que hacer un esfuerzo mucho mayor y coordinado.
- ¿Y el Gobierno? ¿Qué le parece que La Moneda rechace los informes por violaciones a los DD.HH. de organismos ad hoc?
- El tema de los DD.HH. es clave. El Gobierno ha sido tibio y ambiguo en condenarlos, tanto que han terminado permitiéndolos o siendo pasivos o meros espectadores. Van más de 40 días donde hemos visto violaciones de DD.HH. brutales. Hay diversos organismos internacionales que así lo ratifican y la señal de rechazo debe ser contundente. En un Estado de derecho democrático cuando hay vulneraciones de DD.HH. no puede haber impunidad. Tiene que existir justicia, responsabilidad política e institucional, y por cierto, reparación. Sólo así se restauran las confianzas. Eso es clave también para salir de la crisis y yo espero señales en ese sentido de parte del gobierno.
- ¿Qué hay que hacer con Carabineros?
- Una reforma y modernización profunda. Hay que partir de cero. Tiene que haber una reconciliación de la institución con el pueblo de Chile, porque hay muchas heridas abiertas. Y para eso tiene que haber un cambio también en sus altos mandos. No entiendo cómo el general Rozas sigue a la cabeza, con él ahí es imposible.
"El acuerdo constitucional es frágil y depende de dos factores: por un lado, la estabilidad política; y por otro lado, la legitimidad social, es decir, que todo el proceso sea lo suficientemente participativo"
"La cláusula de quedar eximidos de responsabilidad penal debe haber sido una petición expresa de las FF.AA. para aceptar estas 'nuevas funciones'; no se entiende de otra forma"