"El abuso, no sólo de grandes a chicos, se normalizó y eso es muy grave, porque mina las confianzas"
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"Estamos con un dolor porque los chilenos estamos viviendo una crisis que lleva casi dos meses y, claramente, la tendencia es a reducir y a buscar culpables", comenta la filósofa, académica y especialista en materia de estrategia y personas Carolina Dell' Oro.
"Creo que estamos en los albores de una nueva sociedad que es más compleja y desde ese punto de vista pienso que no hay que buscar culpables, sino que hay que tratar de ver la complejidad del tema. Pienso que acá se conjuga un país que ha crecido exorbitantemente, pero que lo ha hecho en números y no en cultura o educación", sostiene la profesional.
- ¿Cómo ha visto esta crisis y, en definitiva, a qué o a quiénes se puede atribuir la responsabilidad de su inicio?
- Pienso que esta crisis parte de una situación económica a la baja, un tema país, pero básicamente de una autoridad desligada de la gente. Creo que ese ha sido un factor bien determinante, además que tampoco es legitimada. Y me refiero a todo tipo de autoridades, ni Carabineros, ni la Iglesia ni el Ejército lo están. Además, esta es una crisis que ha tenido mucha relación con el no ser visto, con el abuso. Ahora todo esto es un sentimiento de la gente y si usted pregunta por qué pasó ese día o si es natural, no sé. Pero si había algo. Estaba el pasto seco para que encendiera.
- ¿Cuál es la responsabilidad del sector empresarial en esta crisis?
- Los empresarios tienen una gran función social y en eso creo que la mirada que debe tener la empresa no sólo se relaciona con la rentabilidad, sino con ser un aporte a la sociedad. Pienso que todavía falta que eso se dé, pero básicamente diría que lo que acá ha ocurrido es que por la mala acción de algunos empresarios se ha absolutizado esta crítica a la corrupción. Entonces, se habla de los empresarios corruptos, es decir, no se distingue y se generaliza.
- En otras crisis vimos que había al menos una institución -muchas veces la Iglesia- que salía a mediar, pero ahora al parecer todo está en tela de juicio.
- Es así. Están todas las organizaciones en tela de juicio. Además, el tema de la autoridad es complejo porque también estamos en un cambio de época y las autoridades ya no responden a los criterios antiguos. En esa línea, pienso que esta va a ser una crisis que tendrá que solucionar cada uno en su espacio. Es decir, dentro de la familia, al interior de la empresa y en todas partes, porque esta es una crisis que está en todos lados.
- Da la impresión que por mucho tiempo hubo inacción o falta de comunicación, de no empatizar con el otro. Todo, finalmente, terminó aportando al actual estado de las cosas.
- Estábamos conduciéndonos mucho por estadísticas, por promedios y no por el pulso, no por el contacto (…) Pienso que se hizo patente la falta de encuentro.
- Eso también toca al aspecto político, con representantes que son apuntados por no empatizar con sus propios electores.
- Claro, es que se toman las decisiones en base a los promedios y los promedios no corresponden a la realidad.
- Parece que uno de los grandes damnificados de esta crisis son los economistas.
- Bueno, desde una perspectiva, sí. Lo que pasa es que a la economía no se le puede pedir más. Hoy lo que necesitamos es la integración de diversas ciencias.
no sólo dinero
- Mucho se habla del aporte que puede hacer el 1% más rico de este país. ¿Usted piensa que el empresariado puede hacer más para allanar el camino de la crisis que vive el país?
- Yo creo que sí, pero no sólo estamos hablando de dinero, sino que me refiero al encuentro, al trato, a las relaciones en general. Pienso que se puede, porque la crisis en que estamos hoy no la va a solucionar el Gobierno solo, sino que la vamos a solucionar todos. La crisis que vivimos hoy es de confianza y eso es algo donde tenemos que ir avanzando todos.
- De hecho, la confianza es la base de los llamados estados de bienestar.
- Absolutamente, y esa es la gran herida que tiene Chile. Y no sólo la confianza en las instituciones, sino que también la confianza en las personas. El país actualmente tiene dos confianzas muy bajas: la de las instituciones, que es de lo que siempre se habla, pero también hay que considerar que el 85% de los chilenos no confía en que el del lado lo va a ayudar. Y eso es muy grave.
- ¿Y qué pasó que llegamos a esta crisis de confianza?
- Hay muchas explicaciones. Yo he tratado de investigar el tema y ver explicaciones culturales, pero creo que tiene relación también con un país donde rápidamente se ha relativizado todo y se han perdido los valores fundamentales. Entonces, el problema es que cuando en un país tu rompes con todo ¿por qué voy a confiar?, ¿en base a qué voy a confiar? Yo confío en una persona porque conozco su línea editorial, pero cuando uno no tiene línea editorial no puedo confiar. Pienso que aquí hay una licuación de valores.
- ¡Somos muy individualistas también?
- Creo que hemos construido una sociedad basada en el individuo y no en la persona. La persona dice relación con el otro.
- ¿Cómo ve la solución a esta crisis? ¿Será suficiente con estas agendas que se han planteado?
- Pienso que las agendas que se han anunciado son parte, pero creo que esto depende más de la actitud de cada uno, de que tenemos que volver a definir cuáles van a ser los intransables de este país, qué cosas van a ser fundamentales.
- Mucho se habla de los abusos, sobre todo en términos económicos, pero al parecer eso va más allá.
- El abuso no sólo es de los grandes a los chicos, sino que hay de todo. El tema es que el abuso se normalizó y eso es muy grave, porque mina las confianzas. Y cuando en una sociedad se minan las confianzas, realmente es muy difícil salir adelante.
LAS DEUDAS
- ¿Cuál es la deuda que tiene el país?
- Chile tiene una deuda profunda y que abarca dos miradas: una es la educación, que es de muy mala calidad, muy poco humanista, centrada sólo en indicadores de éxito académico que tampoco los tiene. Ya la discusión que hay es si debe ser gratuita o no, o si el Estado se debe hacer cargo o no, en vez de abordar el fondo de la situación.
- ¿Y cuál es entonces la otra mirada de esa deuda?
- Chile es uno de los países donde el tema de la familia ha derivado en una fuerte crisis radical. Es uno de los países donde más rápidamente ha envejecido la población, más rápidamente han disminuido los hijos. Las mujeres y los hombres se han insertado en el mundo laboral con largos tiempos de viaje y con el problema gravísimo respecto a quién se hace cargo de los hijos. Lo que estamos viendo hoy en Chile son esos hijos.
"Pienso que acá se conjuga un país que ha crecido exorbitantemente, pero que lo ha hecho en números y no en cultura o educación".
"La confianza es la gran herida que tiene Chile y no sólo en las instituciones, sino que también en las personas". "Tiene relación también con un país donde rápidamente se ha relativizado todo y se han perdido los valores fundamentales".
"Chile es uno de los países donde el tema de la familia ha derivado en una fuerte crisis radical".