Agencias / Redacción
y poderoso general iraní
Para los iraníes, cuyos símbolos desde la Revolución Islámica eran clérigos inexpresivos, el general Qassem Soleimani representaba ampliamente la figura de la resistencia nacional ante cuatro décadas de presión estadounidense. Hace tres años, cuando revista Time lo ubicó entre las 100 personas más influyentes del mundo, el exanalista de la CIA Kenneth Pollack lo describió así: "Para los chiítas del Medio Oriente, él es James Bond, Erwin Rommel y Lady Gaga, todo en uno".
Para Estados Unidos e Israel, en cambio, era la sombría figura a cargo de las fuerzas de poder de Irán, responsable de combatientes en Siria que apoyaban al presidente Bashar al Assad y de las muertes de soldados estadounidenses en la vecina Irak.
Soleimani había sobrevivido los horrores de la larga guerra de Irán contra Irak en la década de 1980. "Para Soleimani, la guerra Irán-Irak nunca terminó realmente", dijo en una entrevista Ryan C. Crocker, exembajador estadounidense en Irak, recordó The New York Times. "Su objetivo estratégico era una victoria absoluta sobre Irak, y si eso no era posible, crear e influir en un Irak débil", añadió Crocker.
En 1998, Soleimani tomó control de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, responsable de las campañas en el extranjero de la República Islámica. Los primeros años de su mandato se dedicaron a dirigir el esfuerzo del grupo militante Hezbolá contra la ocupación militar israelí del sur del Líbano. Soleimani, junto con el comandante militar de Hezbolá, Imad Mugniyah, condujo una sofisticada campaña de guerra de guerrillas, combinando emboscadas, bombas en el camino, terroristas suicidas, asesinatos selectivos de altos oficiales israelíes y ataques a puestos de defensa israelíes. Al final, el precio para Israel era demasiado alto, y en mayo de 2000 se retiró del Líbano, marcando una gran victoria para Soleimani, su Fuerza Quds y Hezbolá.
Poderoso
Relativamente desconocido en Irán hasta 2003, cuando Estados Unidos invadió Irak, la popularidad y el misticismo de Soleimani aumentaron después de que funcionarios estadounidenses pidieron que fuera asesinado. Quince años después, se había convertido en el comandante de campo de batalla más reconocido de Irán, ignorando las peticiones de que se uniera a la política, pero volviéndose tan poderoso, o incluso más, que el liderazgo civil iraní. Era considerado, de hecho, el arquitecto de la estrategia que ha permitido en los últimos años a Irán proyectar su poderío en todo Oriente Próximo, desde Líbano a Siria.
"Un tipo de paraíso que se representa para la humanidad incluye riachuelos, ninfas hermosas y vegetación, pero hay otro tipo de paraíso... Ciertamente, el frente de guerra es el paraíso perdido de la humanidad", dijo Soleimani en una entrevista en 2009.
Él y otros funcionarios iraníes fueron designados como terroristas por EE.UU. e Israel en 2011, acusados de un complot para matar al embajador de Arabia Saudita. En 2015 se rumoreó que Soleimani había sido asesinado o herido de gravedad cuando dirigía a fuerzas leales a Assad mientras luchaban cerca de Alepo, Siria. En abril de 2019, toda la Fuerza Quds fue catalogada como un grupo de terrorismo extranjero por la administración de Donald Trump.
"Su muerte fue una provocación directa"
"Soleimani no era cualquier comandante. Estaba a cargo del grupo de élite de la Guardia Revolucionaria iraní y era el responsable de operaciones en Irak y Siria contra el Estado Islámico. Muchos lo consideraban la tercera persona más importante de Irán. Por tanto, su muerte fue una provocación directa a Irán", dijo Alberto Rojas, experto internacional de la Universidad Finis Terrae, quien sostuvo que Irán podría atacar buques petroleros en el Golfo Pérsico.
2011 EE.UU. e Israel lo declararon terrorista, acusado de un complot para matar a un embajador saudí.