En emergencia permanente
"Ante la reconstrucción, es clave la evaluación de las zonas de peligro y no construir en lugares que expongan a las familias a riesgos y emergencias permanentes". María José Gamboa Garrido, Directora regional TECHO-Chile
Hace unos días y en víspera de Navidad, nuevamente la comuna de Valparaíso se vio afectada por diferentes focos de incendios en algunos sectores de los cerros Rocuant y San Roque. Pero estos siniestros en la comuna, como también en la región, no son emergencias desconocidas. Experiencia tenemos, y tanto autoridades como ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil se centran en la respuesta a la emergencia, en la búsqueda de soluciones al siniestro ya ocurrido, pero no en la prevención.
Seguimos hablando de "Emergencia Permanente" de la ciudad, sin trabajar y preparar la prevención a estas emergencias, porque no hay una cultura preventiva, no hay un trabajo territorial de capacitación y concientización de las amenazas a las cuales la población está expuesta según el territorio y el contexto en el que se habita. Esfuerzos se han realizado por parte de diversas organizaciones y en diferentes territorios, pero este trabajo debería ser institucionalizado y con recursos asignados para su ejecución.
Desde el megaincendio de Valparaíso del 2014, el más grande que recordamos en los últimos años, se definieron acciones para prevenir y estar preparados de mejor manera para futuros siniestros, como puntos de emergencia en la zonas altas de la ciudad, construcción de transversales entre el camino La Pólvora y el Plan de Valparaíso, además del Camino del Agua (vía paralela a La Pólvora y Av. Alemania), para tener vías de evacuación efectivas para nuevas emergencias.
¿Qué tenemos hoy? Sólo una de esas transversales activa. Desde ahora es urgente realizar un trabajo preventivo, coordinado y colaborativo con base en los territorios, así como también asegurar los mínimos económicos necesarios para el funcionamiento de Bomberos, cuyos voluntarios son la primera respuesta ante emergencias.
Además de dar respuesta a la emergencia y planificar un trabajo de prevención en los territorios, es indispensable que las autoridades estén en sintonía con el territorio y las familias afectadas, que entiendan por qué las familias habitan en zonas de riesgo, no porque así lo quieran o sea una "mala costumbre", sino más bien por verse obligadas por el entorno, por una ciudad no planificada, por la no disponibilidad de vivienda y de proyectos habitacionales en la comuna y región, además de los altos costos de arriendo o vivir de allegados. Si como Estado no se garantiza el derecho a la vivienda y el acceso a la ciudad, no nos sorprendamos de los resultados de una emergencia de esta envergadura.
Ante la reconstrucción, es clave la evaluación de las zonas de peligro y no construir en lugares que expongan a las familias a riesgos y emergencias permanentes, pero eso no puede significar "no invertir recursos en zonas no habitables", sino ocuparse de que la solución a las familias afectadas sea acorde a los mínimos humanitarios de resguardo a la vida, servicios básicos, vivienda y acceso a las oportunidades de la ciudad.
Como región no sólo contamos con el triste récord de ser la que tiene más campamentos a nivel nacional (territorios donde las emergencias son del día a día e invisibilizadas por gran parte de la ciudadanía), sino también somos una de las zonas más expuesta a los desastres socioambientales por el cambio climático. Tenemos que ocuparnos de esto último y trabajar urgentemente en la prevención de riesgos en las próximas emergencias.