A la tensión propia de la PSU misma se sumó la incertidumbre ante las acciones que buscan impedir su desarrollo mediante el boicot o actos de fuerza como los producidos en Valparaíso, Quilpué, Viña y otros lugares del país.
En ese ambiente de crispación se inició ayer el proceso de rendición de la Prueba de Selección Universitaria, para la cual están inscritos unos 297 mil estudiantes egresados de enseñanza media, los que en la Región llegaban a poco más de 31 mil, y que terminó con serios incidentes y tomas en liceos de Valparaíso, Viña del Mar y Quilpué, con unos 3.000 afectados.
Mientras se conocía de los intentos producidos a lo largo del país por impedir la PSU, el vicepresidente del Consejo de Rectores y rector de la UV, Aldo Valle, aseguraba que todos los postulantes podrían rendir la prueba pese a las dificultades. Afirmó, también, que la asimetría existente entre los postulantes no depende sólo de los sistemas de admisión a la universidad, lo que es cierto, pues la preparación con que llegan los jóvenes no es la misma por los más variados factores, aun cuando la prueba es similar para todos.
Larga es la historia del sistema de selección para el ingreso a la educación superior, partiendo del viejo bachillerato, pasando por la Prueba de Aptitud Académica (PAA), para llegar a la actual Prueba de Selección Universitaria (PSU). Pese a falencias de los variados sistemas se debe reconocer intentos por mejorarlos y hacerlos justos y objetivos.
En cuanto a la prueba iniciada ayer lunes con el test de lenguaje, destaca el interés por rendirla, interés de los estudiantes y sus familias, reflejo de tiempos de esfuerzo y muchas veces de gastos por lograr una mejor preparación, compensando así carencias de la básica y media.
Este interés expresado por la llegada de miles de postulantes hasta los más de 650 locales a lo largo del país donde se rinde la prueba, se ha intentado ahogar con acciones violentas protagonizadas por grupos minoritarios que buscan justificar su posición en la situación de agitación social de los últimos meses, sumando a otras demandas la consigna "No + PSU".
Con estos intentos de paralizar un proceso en marcha se está violando un derecho a un gran número de jóvenes para los que la educación superior se ha convertido en una meta y en un proyecto de vida, alentados ahora por la gratuidad, la misma que una década atrás era imposible.
El proceso, que debe continuar hoy martes, mostrará sus resultados el día 28 de este mes con la entrega de los puntajes que marcan las posibilidades de ingreso a las diversas carreras.
Pero más allá de los puntos, rendir esta prueba es una expresión de voluntad, de ilusiones y esfuerzos que deben ser apoyados y estimulados más allá de consignas fáciles y actos que vulneran el tan proclamado derecho a la educación.
Que la violencia y el fascismo no la empañen.