PSU: ideas para cambiarla
"Se hace necesario reemplazar la PSU por un sistema más inclusivo, que mida más las potencialidades de aprendizaje de cada uno de los estudiantes en relación a los intereses de estudios universitarios". Felipe Aravena, Académico PUCV y Master en Liderazgo Educativo, The University of Western Australia
Diecisiete años van desde que la Prueba de Selección Universitaria (PSU) fue elegida como el mecanismo de ingreso a la educación superior. Esta prueba confirma la dramática desigualdad del sistema escolar, donde los más ricos obtienen los mejores puntajes y los más pobres los peores.
Por lo mismo se hace necesario, además de modificar estructuralmente el sistema educacional chileno, reemplazar la PSU por un sistema más inclusivo que mida más las potencialidades de aprendizaje de cada uno de los estudiantes en relación a los intereses de estudios universitarios.
Para hacer esto, algunas ideas. El proceso de ingreso podría considerar dos mecanismos: 1) El ranking de notas dentro del mismo establecimiento. 2) Pruebas de ingreso por cada carrera. Estudios confirman que un buen predictor de desempeño de los estudiantes en el mundo universitario corresponde a la trayectoria escolar en enseñanza media. Tal como se hace hoy, la idea sería aumentar el peso del ranking en relación al grupo curso al que pertenecen los estudiantes. Es decir, no compararíamos el rendimiento de Joshua de la escuela básica rural de Purranque con los resultados de Trinidad del colegio más caro de Vitacura. Mucho más justo, Joshua se compararía con sus pares al igual que Trinidad.
Como segunda idea, las universidades deberían diseñar sus propios mecanismos de selección. Esto ya se desarrolla en distintos países y también en algunas carreras en Chile, como teatro. Entonces, es válido preguntarse si tendría más sentido que un estudiante que desee ser abogado realice un alegato o redacte un ensayo argumentativo sobre un caso judicial o bien un estudiante que sueñe con ser periodista, sea medido por sus habilidades de indagación y comunicación efectiva.
Esto, adicionalmente, traería beneficios tales como: desafiar a las universidades y a sus académicos a pensar qué habilidades de entrada requieren sus estudiantes y cómo detectarlas, ayudando a "bajar del olimpo" a la academia para conectarse con lo que pasa terrenalmente en las escuelas. A su vez, las universidades se sentirían más comprometidas y responsables del aprendizaje de sus estudiantes mechones, puesto que ellos los seleccionarían, no el Demre. Así se podría disminuir el que las universidades se desentiendan de lo que no saben los estudiantes en el primer año, responsabilizando a las escuelas o a una prueba diseñada por otros de la baja calidad de los ingresados.
Pareciera ser que la PSU está ad portas de cumplir su mayoría de edad, tiempo suficiente para dejarla volar.